Este sábado 11 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, efeméride que estableció la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) para fomentar el acceso y la participación equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas.
En este contexto, María Teresa Ruiz, astrónoma y Premio Nacional de Ciencias Exactas en 1997, comenta la perspectiva actual y cómo ha evolucionado el camino de las mujeres en carreras STEM (acrónimo en inglés de Science, Technology, Engineering and Mathematics), donde si bien aún quedan aspectos que mejorar, el futuro es prometedor.
“Ha sido un cambio muy sustancial, aunque tal vez todavía no lo suficiente, porque aún somos minoría. Pero yo creo que va avanzando en forma muy notable, incluso me sorprende la cantidad de niñas pequeñas que manifiestan su interés en ser científicas”, señala.
Con especialidad en estrellas enanas de baja masa, como el Sol, durante su carrera ha descubierto supernovas, nebulosas planetarias en la Vía Láctea y la estrella Kelu, en la Constelación Hidra, que se encuentra en las profundidades de la galaxia.
Además, también fue la primera mujer en llegar al puesto de presidenta en la Academia Chilena de Ciencias; la primera en graduarse de Astronomía en la Universidad de Chile; y también la primera en hacer un doctorado en Astrofísica, en la Universidad de Princeton, Nueva Jersey.
Siendo una de las pioneras de Chile en su área, recibe constantemente mensajes de niñas que la admiran como referente, algo que considera un buen augurio. “Me llegan muchas cartas y mensajes de niñitas pequeñas que, bueno, probablemente después se dediquen a alguna otra área, pero dicen querer ser astrónomas. Así que creo que vamos por buen camino”, comenta.
Las niñas necesitan referentes
“Creo que en la medida que hay más mujeres incorporándose en la ciencia y que muestren ese modelo habrá más interés”, reflexiona Ruiz. De hecho, reconoce que, en su época, los referentes de científicos que había para admirar no eran precisamente llamativos para las mujeres.
“Los modelos normalmente de científicos eran varones y con un tipo de vida probablemente no muy atractivo para niñas y jóvenes, que querían tener una vida familiar, amigos. Hacer ciencia, pero que la vida no sea solo eso, que pudieran tener vida social, hijos, disfrutar fuera del trabajo”, señala.
Asimismo, relata que antiguamente “el sistema era bastante insensible respecto a las necesidades que podían ser un poco distintas a las de los hombres para desenvolverse en cualquier trabajo científico. Por ejemplo, cuando estás en la etapa de la maternidad, etc. Apoyar a las mujeres científicas abre camino para la generación de niñas con intereses científicos“, puntualizó.
Aquello fue lo que llevó a la evolución de estas carreras, que asegura son más accesibles en la actualidad. “En estos momentos es cada vez más fácil ser científica y ser mujer. Ya no te miran como bicho raro o esperan que te comportes como hombre. Una mujer con todas sus características puede hacer un verdadero aporte a la investigación científica”, asevera.
María Teresa Ruiz y los nuevos rostros de la ciencia
Y así como evolucionó la presencia de las mujeres en su campo, aparecieron nuevos rostros, divulgadoras que, con sus conocimientos adicionales en las redes sociales, han sabido entregar conocimientos e ideas a través de estas plataformas.
Un ejemplo claro serían las influencers Tere Paneque y Fran Astrónoma, que se dedican a esta tarea e incluso han publicado libros de ciencia con enfoque infantil. “Me parece fantástico que haya astrónomas jóvenes que puedan hablarle a las nuevas generaciones de niñas y niños que vienen interesados en la ciencia, y les hablen con un vocabulario cercano”, precisa Ruiz.
“Yo lo que he visto es de muy buena calidad, así que estoy feliz de que ya con sus conocimientos astronómicos puedan traducirlos a un lenguaje simple, que puedan entender los niños, los jóvenes y el público en general”, agrega.
Esto, dice la astrónoma, sería de gran ayuda para la existencia futura de nuevas y más referentes, y para atraer a las nuevas generaciones de científicas.
“Creo que es estupendo y creo que muestra cómo toda una nueva generación de científicas y en particular astrónomas se están incorporando al quehacer científico, pero con una generosidad bastante grande en tratar de entregar sus conocimientos a las generaciones que vienen. Así que estoy feliz con ese fenómeno que se ha dado”, dice.
Lo importante es atreverse
El factor principal para que una niña o adolescente comience su camino en la ciencia es atreverse, aconseja la ganadora del Premio Nacional de Ciencias Exactas 1997.
“Que se atrevan, se puede, las mujeres podemos hacer lo que queramos. Es cuestión de tener un mínimo de talento, pero lo demás es puro esfuerzo, interés y sobre todo entusiasmo“, enfatiza.
Sin embargo, no descarta la importancia del talento, aunque no sería primordial. “Uno a veces no puede porque no tiene el talento, siempre pongo como un ejemplo el que, si yo hubiera querido ser cantante de ópera probablemente, me hubiera frustrado bastante”, bromea.
“Mi consejo es que vean para qué tienen talento y después que se informen, que se pongan a leer, a escuchar y a prepararse, para después ir a aportar a lo que es la ciencia mundial”, agrega.
Además, dice, Chile sería un lugar ideal: “En el caso de la astronomía tenemos aquí los mejores laboratorios del mundo, así que sin lugar a dudas todas sus ideas van a poder ponerlas a prueba y hacer grandes descubrimientos“.