El pasado 21 de noviembre, el satélite cubeSat LunaH-Map de la NASA que sería insertado en la órbita lunar polar mediante la misión Artemis I, falló en su maniobra de sobrevuelo.
Este instrumento sería el encargado de estudiar y mapear el agua en la superficie lunar, sin embargo, no logró su cometido el día que estaba previsto. La NASA por el momento señala que es posible salvar su misión y se encuentra realizando las gestiones para un próximo intento.
El LunaH-Map en cuestión, fue lanzado junto al cohete Orión de Artemis I y se desplegó de este el mismo día del despegue, como planificó la agencia espacial.
Posteriormente, se encendió y se comunicó con el centro de control 5 horas y 33 minutos después del lanzamiento. “Poco después del despliegue, el equipo de operaciones hizo el primer contacto por radio con la nave espacial y lo sacó del modo de baliza”, dice la NASA.
Durante las siguientes 24 horas el equipo que monitorea al satélite desde la Tierra logró activar con éxito el resto de sus instrumentos y sistemas. Según detallan, todo se encontraba funcionando con normalidad en ese momento.
Fue el 17 de noviembre cuando ocurrió la falla. Los científicos intentaron activar el sistema de propulsión y este no logró alcanzar el empuje suficiente para realizar el sobrevuelo lunar planificado para el 21 de noviembre.
Este era un paso clave para que el LunaH-Map se insertara en la “órbita lunar polar”, que corresponde a la trayectoria que recorre la Luna alrededor de la Tierra, donde se acomodaría el satélite para realizar sus objetivos.
¿Qué pasará entonces con el satélite lanzado con Artemis I?
“Según los datos recopilados, el equipo ha evaluado que la válvula del sistema de propulsión puede estar parcialmente atascada“, explica la NASA.
Esto se solucionaría calentando la válvula durante muchas horas, para así alcanzar el punto de ignición (inflamación) y lograr el empuje necesario. Si este método funciona, el satélite podría recuperar su misión en parte o totalmente.
“En la ruta actual del satélite, hay trayectorias alternativas disponibles para alcanzar la órbita lunar. Incluidas órbitas que podrían permitir mediciones de la superficie lunar a baja altitud”, señalan.
“Si se necesita aún más tiempo para calentar la válvula y encender el sistema de propulsión, pueden existir soluciones de trayectoria fuera del sistema Tierra-Luna para volar cerca de ciertos asteroides y caracterizar su contenido de hidrógeno”, proponen.