Un estudio que reunió a varios pares de personas idénticas -que no eran gemelos- determinó que sin tener un vínculo familiar sí presentaban similitudes genéticas entre ellos. “Lo que más les une es su secuencia de ADN”, aseguró Manel Esteller, científico que lideró la investigación.
Los hallazgos fueron publicados en la revista Cell Reports y para llegar a estos resultados se identificaron a humanos similares entre sí con un sistema de algoritmo de reconocimiento facial. Según consigna el estudio, estas personas no se parecen solo en rasgos, también en hábitos y comportamiento.
En concreto, los investigadores contactaron a 32 parejas de personas con similitudes faciales. El primer paso fue comprobar que eran realmente idénticas. Así, probaron sus rostros en 3 sistemas de reconocimiento facial.
Estas herramientas constataron el parecido auténtico y permitieron filtrar a quienes sí eran aptos para la investigación. “16 de los 32 pares originales (50%) se parecían en los tres sistemas de reconocimiento facial“, dice el paper.
Así definieron el foco del estudio centrándose en las parejas que mostraron el mayor parecido. “Es importante destacar que las puntuaciones de las 16 parejas parecidas fueron similares a las obtenidas de gemelos monocigóticos”, señalaron.
El ADN de las personas idénticas también es similar
Además del reconocimiento facial, los científicos también analizaron aspectos biológicos de cada individuo: el genoma, el epigenoma y el microbioma. De estas muestras concluyeron que es la genética lo que los hace idénticos, y los otros dos elementos son lo que los diferencia.
“Similitudes en su genoma explican el parecido de estas parejas; la diferente composición de su epigenoma (la metilación del ADN) y el microbioma (el contenido y el tipo de bacterias y virus en sus organismos) ayuda a diferenciarlos”, dice el estudio.
A partir de estos resultados, se identificaron 9 de las 16 parejas como “ultradobles”, ya que fueron las que representaron mayor número de similitudes. Pero, ¿Cómo es posible que sean tan parecidos si no tienen parentesco familiar? La respuesta es simple.
“Encontramos que lo que más une -a cada pareja de dobles- es su secuencia de ADN, su genoma. Por azar, se acaban produciendo genomas similares. Eso es porque hay tanta gente en el mundo que se va repitiendo el ADN”, explica Esteller.