Por primera vez en sus 20 años de historia, el Premio Nacional de Medicina recae en una mujer. Así, en su entrega bianual correspondiente al año 2022, el máximo galardón de la medicina chilena recae en la Dra. Marta Colombo Campbell, médico cirujano de la Pontificia Universidad Católica de Chile y especialista en neurología infantil de la Universidad de Chile.
Con 54 años de trayectoria en la salud pública, su fructífera carrera la ha desarrollado en los ámbitos académico, de investigación y clínico. Además, ha publicado más de 100 trabajos científicos en revistas nacionales e internacionales. En 1999 coeditó el libro “Errores Innatos de Metabolismo del Niño”, publicación que hoy va en la cuarta edición, con casi mil páginas, 24 capítulos y la colaboración de 68 especialistas.
La diversidad de sus aportes en la salud neurológica y metabólica de la población infantil de Chile, así como su calidad humana con la que ha transmitido los valores fundamentales de la medicina a pacientes y alumnos, fueron algunos de los argumentos de los siete integrantes del jurado del Premio Nacional de Medicina 2022 para elegir a la Dra. Marta Colombo como la merecedora del principal premio que se entrega a los médicos en Chile.
Nutrición y metabolismo
La Dra. Colombo se desempeñó -a partir de 1966- en el Hospital Arriarán junto al Dr. Fernando Monckeberg, creador del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, En esa época sus investigaciones se centraron en la desnutrición y desarrollo cognitivo infantil, así como en el impacto de un programa de alimentación complementaria en el rendimiento escolar.
Hasta 1993 fue jefa de la Unidad de Genética y Enfermedades Metabólicas del INTA y desde 1994 fue jefa del Laboratorio de Enfermedades Metabólicas del Hospital Carlos van Buren de Valparaíso.
Su aporte más visible y de mayor impacto fue el haber trabajado por más de 20 años para que el Ministerio de Salud implemente -en 1992- el Programa de Pesquisa Neonatal para la Fenilcetonuria y el Hipotiroidismo Congénito.
Esta iniciativa ha sido una valiosa contribución para prevenir las secuelas de discapacidad intelectual que producen estas condiciones, si no son tratadas de manera precoz. En 30 años, este programa de salud pública ha evitado que miles de niños y niñas sufran limitaciones intelectuales irreversibles.