En una hazaña pocas veces vista, dos oceanógrafos locales se convirtieron en pioneros que dieron la vuelta al mundo tras descender 8.000 metros, y ser los primeros en conocer la Fosa de Atacama.
Se trata de Osvaldo Ulloa y Rubén Escribano, director y subdirector respectivamente del Instituto Milenio de Oceanografía de la Universidad de Concepción (Chile), quienes durante años soñaron con el paisaje que escondía esta asombrosa hendidura que se ubica frente a las costas de Chile y Perú.
¿Lo más impresionante?… Ningún humano había visto directamente este lugar, una de las grietas más extensas de las profundidades oceánicas que se emplaza donde la placa de Nazca se hunde bajo la sudamericana, causando los terremotos y tsunamis que caracterizan a la región.
Esta es la historia del dúo de oceanógrafos y su viaje a las profundidades marinas.
Expedición Atacamex: Los inicios
Para el Instituto Milenio, el viaje liderado por Ulloa y Escribano viene a culminar un proceso que se inició en 2018 con la Expedición Atacamex, mediante la cual tomaron fotos, videos, muestras de agua y ADN de las extrañas criaturas marinas que habitaban el lugar.
En ese entonces, motivados por la idea de explorar la Fosa de Atacama, los especialistas realizaron sus estudios con ayuda del lander “Audacia”, un vehículo autónomo no tripulado de caída libre, sin amarres a la embarcación, que les permitió registrar una profundidad récord para el lugar, a más de 8.000 metros.
“Para nosotros era clave saber cosas como qué temperatura había allá abajo, qué salinidad, la presión, obviamente la profundidad y también tener los primeros registros. Llevamos una cámara que nos permitió, por primera vez, tener registro de los organismos que están viviendo abajo, a más de 8.000 metros”, declaró Ulloa sobre el hito.
Pero, considerando que llegar hasta las más impensadas profundidades del océano es técnicamente similar a ir a la Luna, soñar con presenciar en carne propia esas zonas inexploradas parecía algo imposible.
Hasta que se hizo realidad.
Los preparativos para el descenso
Para conocer las profundidades de la Fosa de Atacama, los oceanógrafos se unieron a la Expedición Atacama Hadal junto con el explorador estadounidense Víctor Vescovo, quien en 2019 se transformó en la primera persona en conocer los puntos más profundos de los cinco océanos piloteando un sumergible especialmente construido para ese fin.
Esta vez, tanto Ulloa como Escribano abordarían junto a Vescovo el llamado “Limiting Factor” -en honor a las novelas de ficción de Ian Banks-, una pequeñísima esfera de titanio cubierta por un grueso revestimiento protector hecho de espuma sintética, construido por la empresa Triton Submarines en Florida.
“El interior de la esfera es gris oscuro, tiene dos cómodas sillas, y está recubierto con tanques de oxígeno e interruptores para toda la electrónica. En la parte inferior hay tres ventanas ojo de buey que permiten la vista del fondo marino. Me impresionó la suavidad de la travesía, y el silencio, solo interrumpido por las comunicaciones con la superficie”, comentó Ulloa.
El sumergible es todo un pionero tecnológico que está ampliando los límites para la exploración de la enigmática zona hadal de los océanos, aquella que incluye todo lo que existe por debajo de los 6.000 metros.
Cada viaje en particular duraría un total de 10 horas y requeriría una preparación especial de los acuanautas: deshidratarse la noche anterior, ponerse ropa abrigada y llevar un sándwich para mantenerse en pie.
El primer descenso: Osvaldo Ulloa
El pasado 20 de enero el científico Osvaldo Ulloa hizo su descenso a la fosa. Pensó que el extenso tiempo se iba a hacer eterno, pero junto a Vescovo supieron bien qué hacer.
Conversaron, rieron e incluso escucharon música y vieron series: algo del cantautor chileno Manuel García con Mon Laferte, y también del grupo The Eagles, acompañado por un capítulo de la serie española El Cid.
Una vez en el fondo, Vescovo sobrevoló la nave en medio de un terreno inexplicablemente asombroso repleto de de valles, crestas y otras formaciones rocosas. Todas ellas arrojarán información valiosísima sobre la geología característica de esta zona.
“Esta fue la aventura de mi vida y una cúspide en mi carrera como investigador en ciencias del mar”, dijo a BBC Mundo Ulloa, de 60 años, a los pocos minutos después de su viaje.
En conversación con la Universidad de Concepción, agregó que “ha sido una inmersión muy interesante. Hemos podido observar bastante fauna, y muchas de las especies no las había visto antes en ninguna otra fosa. Además, me ha sorprendido la topografía. Al principio transitamos por una zona plana y luego ascendimos lentamente por una pared muy empinada. Realmente ha sido muy sorprendente”.
El segundo descenso: Rubén Escribano
Tres días después, el domingo 23 de enero, el científico Rubén Escribano dejaría su nombre en la historia tras replicar el recorrido de su colega.
Considerando que el chileno tiene un interés por la fauna oceánica, Vescovo descendió sólo hasta los 7.330 metros para permitirle explorar el talud oriental de la fosa, en busca de nuevos y abundantes organismos.
“A mí me dijeron que teníamos que estudiar la fosa, pero no me dijeron que teníamos que ir a ella“, bromeó Escribano al salir del sumergible y poner los pies en cubierta.
Añadió que “fue algo mágico; como descender sobre otro planeta y ver las estructuras construidas por estos seres. Imaginé que eran ciudades pequeñitas hechas por los gusanos y crustáceos que hacen caminos en el sedimento”.
Los hallazgos
Los expertos descubrieron criaturas inesperadas para este nivel de profundidad, como corales de agua fría y una solitaria estrella de mar. Además, observaron animales presentes en mayores cantidades que en cualquier otra fosa estudiada hasta ahora, como gusanos poliquetos, crustáceos anfípodos y otros seres hadales que son muy poco conocidos.
“Nos llamó la atención también la gran cantidad de holoturias, una especie de pepino marino que se ha hallado en otras fosas, pero que aquí estaban presentes con gran abundancia”, señaló Ulloa.
Agregó que “si hay algo que yo, como microbiólogo, quería en esta expedición era encontrar tapices de colonias de microbios. Y por eso, verlos con mis propios ojos fue algo extraordinario, la confirmación por primera vez de su existencia en la Fosa de Atacama y a más de 8.000 metros”.
Al ser consultado por CNN Chile, Ulloa comentó que “llegamos a un fondo con sedimento blanco en el que encontramos microorganismos, en particular una gran cantidad de pepinos de mar y mucha cantidad de vida. Flora no porque es totalmente oscuro, fauna sí”,
Cabe señalar que la Expedición Atacama Hadal también hizo mapas de alta resolución de varios trechos de la Fosa de Atacama. Estos serán clave para determinar el lugar idóneo para instalar sensores de un futuro proyecto, el cual establecerá el primer sistema de observación anclado en el océano profundo.
Reflexiones de los acuanautas
Tras el asombroso viaje, los oceanógrafos han podido reflexionar sobre su hazaña y los efectos que una mayor comprensión del océano podrían tener sobre el cambio climático y otros fenómenos, como los terremotos y tsunamis.
“Hemos tenido un acceso único hacia dar un salto a la ciencia oceanográfica chilena, y confío en que este logro va a inspirar a las nuevas generaciones“, dijo Ulloa.
Agregó que “Lo más probable es que descubramos especies nuevas, estructuras geológicas que no sabíamos que existían en el fondo, que dará origen a nuevos descubrimientos científicos”.
Mientras, Víctor Vescovo afirmó que está comprometido con el esfuerzo de seguir cartografiando decenas de miles de kilómetros cuadrados por mes, como un anhelo de para apoyar la iniciativa GEBCO 2030, la cual busca completar el mapa de todo el lecho marino para el año 2030.