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Día de la Investigación Clínica: ¿qué nota se saca Chile? ¿ayudará en algo la pandemia a futuro?

20 mayo 2020 | 22:16

Este miércoles 20 de mayo se celebró el Día Mundial de la Investigación Clínica, disciplina de salud que se encarga de asegurar la efectividad de cualquier producto o elemento que se utilice a la hora de mejorar la salud de un paciente, desde medicamentos, vacunas y diagnósticos hasta dispositivos y tratamientos.

No hay que estar en los zapatos de los investigadores para saber que serlo, en Chile, es difícil, particularmente por la baja inversión a nivel de Estado en la materia.

En 2018, nuestro país ocupaba el 0,4% de su PIB en ciencia y tecnología, lo que en la OCDE promediaba un 2,4% y en países como Israel y Corea superaba el 4%, de acuerdo a Francisco Martínez, decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.

¿Pero qué tan mal estamos? ¿Estamos haciendo algo bien? ¿Cómo nos comparamos al resto? ¿Cómo se viene el futuro? ¿Ayudará en algo la pandemia de coronavirus?

En conversación con BioBioChile, tres especialistas del campo analizaron el estado de esta área del conocimiento en nuestro país, detallaron sus puntos fuertes y deficiencias y también nos contaron cuáles son los desafíos y problemas que enfrentan, además de lo que le depara el futuro.

¿Cómo estamos?

Christian Caglevic es el director científico del Departamento de Investigación del Cáncer de la Fundación Arturo López Pérez (FALP) y confirmó que el mundo desarrollado del hemisferio norte es el mayor productor de este tipo de estudios, y concentra al mismo tiempo los mejores especialistas.

“En Chile, si bien estamos dentro de los países con más desarrollo de investigación clínica en la región, estamos aún muy por debajo de Estados Unidos y de Europa”, aseveró.

“Afortunadamente, en los últimos años, ha aumentado el interés científico de muchas de las grandes instituciones y centros universitarios de nuestro país, con gente joven que está destinando parte de su vida al desarrollo científico y muchas veces con altos estándares de calidad”, complementó.

En tanto, Mauricio Burotto, director médico del Centro de Estudios Clínicos Bradford Hill y jefe del Departamento de Cáncer de la Clínica de la Universidad de Los Andes, destacó lo hecho hasta el momento por los investigadores nacionales y celebró el trabajo realizado al menos en el área oncológica.

“Tenemos representación bajo estudios clínicos de cáncer en varias de las investigaciones importantes de las drogas nuevas que se están desarrollando, por ejemplo, en inmunoterapia, pero en términos cuantitativos y absolutos obviamente que la investigación clínica en cáncer y en otras áreas debería ser mucho más comparativamente a la que se hace por ejemplo en Europa o en Estados Unidos”, señaló.

“En ese sentido, Chile no está mal en cáncer, está bien representado para la población y el número de hospitales y clínicas, pero podría ser mucho más si queremos acercarnos a un estándar de desarrollo del primer mundo”, dijo.

La tercera especialista que conversó con nuestro medio fue Amarilis Surroca, jefa del área terapéutica de MSD Chile.

La experta concordó con sus pares y afirmó que la investigación clínica se entiende como una parte importante del conocimiento en los países ya desarrollados, la que además juega un rol importante en los sistemas de salud de los mismos.

“Se ha aprendido a usar los beneficios de la investigación para el crecimiento y este aprendizaje ha venido de la mano con estrictas relaciones que protegen el bienestar de los pacientes pero que, a la misma vez, permiten desarrollar una investigación clínica de calidad”, aseguró.

De acuerdo a estimaciones del campo en cuestión, el 75% de todos los estudios clínicos provienen de países en Europa y América del Norte, por lo cual Surroca catalogó a Chile como una nación “con desarrollo incipiente” al respecto.

“En Latinoamérica se ha ido cada vez posicionando más. No lideramos en volumen por el tamaño poblacional que tenemos, sin embargo sí estamos liderando en el número de estudios por habitante”, señaló.

Es decir, 0,34 estudios por cada 10 mil habitantes, con 6 mil a 6.500 pacientes participando en tales instancias cada año, bajo la tutela de 1.400 investigadores, según cifras de la Cámara de la Innovación Farmacéutica.

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Problemas

Consultados acerca de los problemas que se enfrentan en esta área, Caglevic y Surroca mencionaron la “falta de una cultura de investigación”.

“Ha sido quizás el escollo más importante para dar auge a esta actividad. Muchas veces pioneros aislados han sido los que han motivado a otros a seguir por la senda del desarrollo científico”, dijo él.

“Por otro lado, en general, la falta de rentabilidad y los recursos limitados de los centros universitarios, el desconocimiento de cómo poder participar en fondos concursables y los sueldos bajos comparados con los estándares de países desarrollados son limitantes reales para el ‘despegar investigacional"”, añadió.

Para la especialista, Chile tiene una deuda con la investigación científica, lo que finalmente trae consigo “un bajo porcentaje de centros de investigación profesionalizados y una pérdida de oportunidades en la participación de los hospitales y los centros públicos muchas veces porque se producen incompatiblidades entre las actividades clínicas y de investigación, porque ambas no se ven integradas en el contexto de la atención del paciente”, lamentó.

Por su parte, Burotto puso el foco en los dramas de financiamiento: “la mayoría de la investigación clínica se desarrolla en base a esponsorías o funding internacional por la industria donde, básicamente, uno participa y colabora a una investigación clínica multicéntrica y, en algunos casos, más individual”, explicó.

A su juicio, aquello finalmente va en desmedro de la investigación local y original desarrollada en Chile para chilenos y si es que las existen… los fondos son difíciles de obtener, por lo cual es “mucho más fácil adherirse a una investigación ya en curso que partir una”.

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Mejoras

Consultados por nuestro medio sobre qué es lo que debería mejorar en el campo y quién debería hacerse responsable de aquello, los tres especialistas apuntaron sus dardos al rol del Estado, aunque también mencionaron al mundo privado.

“En mi opinión existen actores que son fundamentales para el buen desarrollo de la investigación clínica. El primero es el Estado y no me refiero al gobierno de turno ni al político de moda, me refiero a lo que ciudadanos de un Estado queremos construir en todas las áreas incluyendo a la investigación”, dijo Caglevic.

“Yo creo que aquí la cooperación público-privada tanto independiente una de la otra como en colaboración es clave para desarrollar investigación clínica”, lanzó Burotto.

“Otro desafío relacionado con nuestra legislación (es) consolidar el marco regulatorio. Se ha ido mejorando, sin embargo todavía existen muchas preguntas que no tienen respuesta dentro de nuestras normas y se hace complejo investigar enfermedades en las que está comprometida la salud mental o voluntariedad de los pacientes, como es el caso del Alzheimer, que igual son de mucha importancia para el modelo de atención de nuestro país y para mejorar los índices de salud pública”, comentó Surroca.

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Futuro

En el contacto, también aprovechamos de consultarles respecto al futuro de la disciplina, qué se puede esperar de ella a nivel país y cómo evolucionará con el avance de la tecnología.

Para Surroca, el futuro del área le habla acerca de mejores métodos para recolectar información y nuevos diseños de estudios, los que dijo esperar que sean más flexibles para poder adaptarse a las necesidades dinámicas de la sociedad y la salud.

Es por ello que, bajo su criterio, “la tecnología juega un rol esencial y la idea es cada vez lograr conectar más a los pacientes con los estudios en forma remota, acercarse a sus necesidades y también ser capaces de colectar mayor número de datos de salud más complejos a través de formas mucho más accesibles y fáciles para los pacientes”.

“Aquí uno puede verlo desde el ángulo que quiera. A futuro y sin pandemia tiene un perfil bueno en cuanto a lo que es el área oncológica porque hemos ido creciendo en número de pacientes que participan en investigación como en número de estudios o tumores diferentes, para los cuales hay una indagación original en la cual nosotros participamos y vamos una etapa más allá que, en el fondo, es participar como centros de desarrollo de moléculas en estadios más tempranos, es decir fase 1 y 2″, adelantó Burotto.

Al respecto, Caglevic compartió el entusiasmo de sus colegas y se mostró esperanzado en el que el campo seguirá expandiéndose.

“La investigación no tiene techo. Pueden haber momentos de mayor o de menor productividad, pero siempre hay algo nuevo por descubrir. En Chile, por ejemplo, el desarrollo de la investigación en cáncer se ha ganado un espacio y un respeto no solamente acá sino que a nivel mundial. Existen una decena de centros distribuidos en Chile que están realizando estudios clínicos en oncología”, destacó.

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Coronavirus

A modo de finalizar las entrevistas, los tres expertos fueron consultados acerca de su opinión sobre el efecto que la pandemia de coronavirus tendrá sobre la investigación clínica en nuestro país.

Caglevic aseguró que ante cualquier problema de salud pública se deben encontrar oportunidades de colaboración, motivo por el cual destacó que FALP se haya unido a equipos de la Universidad Católica (Red Christus y Facultad de Medicina), el Hospital Dipreca, la Clínica Dávila, la AChS, Red Salud, el Hospital de Punta Arenas, el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile y otros agentes para trabajar “en un proyecto de uso de plasma convaleciente de pacientes recuperados por Covid-19”.

Lo anterior, para ser usado en enfermos con infección grave o bajo criterios de severidad de esta infección. Para ello crearon una página web en busca de donantes de plasma. “Pretendemos disminuir el riesgo de mortalidad y de necesidad de ventilación mecánica en estos duros momentos”, finalizó.

Por su parte, Burotto fue más pesimista en su análisis. A su parecer, el avance descontrolado de la pandemia en nuestro país solo retrasará los proyectos de investigación clínica en marcha y los que estaban por partir.

“¿El coronavirus va a ayudar a fomentar la investigación? Creo que no, porque lo único que está haciendo es retrasar y cerrar algunos centros de investigación y dificultar la posibilidad de atender con seguridad a los pacientes. Ahora, va a generar más ideas en lo que es indagación virológica, pero en mi opinión eso ya es redundante por la cantidad de esfuerzos a nivel mundial por países con muchos más recursos”, concluyó.

En tanto, Surroca comentó los cambios actuales que generó el virus en el quehacer médico nacional, ya que este obligó a flexibilizar los procedimientos y reglas de instituciones tanto públicas como privadas en un contexto en el cual la rapidez prima a la hora de salvar vidas.

“La pandemia ha dado muestras que la flexibilidad es posible en estos tiempos. Las principales agencias reguladoras del mundo, incluido el Instituto de Salud Pública de Chile, se han pronunciado y aprobado desviaciones en procedimientos ya establecidos en pos de la seguridad de los pacientes y del personal de salud. Por tanto esta pandemia tiene un mensaje implícito y ojalá se convierta en un aprendizaje valioso: que es posible hacer investigación de otra forma, sin descuidar con ello el bienestar de los pacientes, del personal de salud y la calidad de los datos”, cerró la experta.

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