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Astrónomos logran fotografiar un gran número de estrellas individuales en una galaxia a casi 6,500 millones de años luz de la Tierra. Este hito en la astronomía mundial, reveló 44 estrellas lejanas vistas a través de un efecto de lente gravitacional.

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Imagina intentar observar granos de polvo en los cráteres de la Luna usando solo binoculares. Resulta que un equipo de astrónomos consiguió lo que hasta ahora parecía imposible: fotografiaron un gran número de estrellas individuales en una galaxia ubicada a casi 6,500 millones de años luz de la Tierra.

La investigación se publicó en la revista Nature Astronomy, y fue liderada por astrónomos del Steward Observatory, de la Universidad de Arizona, y en la cual participó desde Chile el astrónomo Franz Bauer, investigador asociado al Instituto Milenio de Astrofísica (MAS), el Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) y académico del Instituto de Atrofísica de la Universidad Católica.

Este nuevo logro para la astronomía mundial fue alcanzado utilizando el Telescopio Espacial James Webb (JWST) de la NASA, con la ayuda adicional del efecto conocido como “lente gravitacional”, el cual fue predicho por Albert Einstein en su Teoría de la Relatividad General.

Un lente galáctico

Aunque las galaxias poseen miles de millones de estrellas, hasta ahora los astrónomos han podido fotografiar grupos de estrellas individuales en galaxias más cercanas, como nuestra vecina Andrómeda, pero en el universo distante solo se había logrado fotografiar unas pocas estrellas.

Franz Bauer comenta que su participación en este proyecto surgió de una colaboración internacional de JWST llamada MAGNIF, diseñada para observar galaxias muy distantes.

La dificultad principal -explica- se debe a que, en galaxias ubicadas a miles de millones de años luz, las estrellas parecen fusionarse en un resplandor difuso, debido a que su luz debe viajar enormes distancias antes de llegar a nosotros. Esto ha representado hasta ahora un gran desafío para el estudio de la formación y evolución de galaxias.

El hallazgo, que fue descrito como un “tesoro de estrellas invisibles”, se realizó mientras astrónomos analizaban imágenes del JWST provenientes de una galaxia conocida como el Arco del Dragón, que desde la perspectiva de la Tierra, se ubica detrás un cúmulo de galaxias llamado Abell 370.

Fue este cúmulo de galaxias el que generó el efecto de lente gravitacional, que corresponde a una especie de zoom galáctico, un efecto de amplificación natural causado por los campos gravitacionales de objetos masivos. Esto permitió que la forma espiral de la galaxia Arco del Dragón se transformara en una figura alargada, como si fuese un “espejo de feria” cósmico.

Ejemplo de elnte gravitacional
MAS

Sin embargo, una amplificación gravitacional como esta todavía no era suficiente para magnificar estrellas individuales en galaxias tan distantes, pero una suma de coincidencias hizo posible el hallazgo.

Según detalla la investigación, dentro del cúmulo de galaxias muchas estrellas flotan libremente, sin estar ligadas a una galaxia en particular, pero al pasar frente a las estrellas todavía más lejanas en el Arco del Dragón, actuaron con un “microlente adicional” que ayudó a fotografiarlas.

“La combinación de efectos de macrolente y microlente aumenta drásticamente el factor de magnificación, permitiendo al JWST detectar estrellas individuales que de otro modo serían demasiado débiles y distantes para ser observadas”, explica la investigación.

Arco del Dragón
Arco del Dragón | MAS

Estrellas individuales a 6.500 millones de años luz

Un total de 44 estrellas fueron analizadas, siendo muchas de ellas supergigantes rojas, similares a Betelgeuse en la constelación de Orión, que se encuentra en las etapas finales de su vida. Esto contrasta con descubrimientos previos, que identificaron predominantemente supergigantes azules en esta zona, como Rigel y Deneb, estrellas que se cuentan entre las más brillantes en el cielo nocturno.

De acuerdo con los investigadores, esta diferencia en los tipos estelares demuestra el poder del JWST para observar en longitudes de onda infrarrojas y detectar estrellas de menor temperatura. Se espera que las futuras observaciones con el JWST permitan estudios detallados de cientos de estrellas en galaxias distantes, proporcionando información sobre la estructura de las lentes gravitacionales y ayudando a entender mejor la naturaleza elusiva de la materia oscura.

“El gran número de estrellas detectadas individualmente, nos permite identificar variaciones respecto de cómo se crean las poblaciones estelares a lo largo de la extensión de esta galaxia, ayudando a entender mejor cómo opera el ensamblaje de masa y el proceso de formación estelar”, señala Bauer.

Pero ¿cómo eran estas lejanas estrellas comparadas con las actuales? El astrónomo señala que no eran muy diferentes de las que encontramos hoy en la Vía Láctea. Sin embargo, añade, las galaxias formaron gran parte de sus estrellas durante un período de entre el 20% y el 60% de la edad del universo.

“Pero el entorno alrededor de una galaxia en épocas anteriores tenía un suministro de gas mucho mayor, por lo que estudiar la distribución de estas estrellas nos da una idea de cómo las galaxias se ensamblaron en las estructuras que vemos hoy en el universo cercano”, añade.

El experto concluye que las propiedades de la galaxia espiral del Arco del Dragón son bastante similares a las que podríamos esperar que tuviera la Vía Láctea hace 6,5 mil millones de años, y por lo tanto, su estudio puede proporcionar información valiosa sobre la historia y formación de nuestra galaxia.