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La búsqueda de vida extraterrestre sigue siendo un enigma sin resolver a pesar de décadas de exploración y avances tecnológicos. Cristian Quinzacara y Sebastián Rojas explican que la Tierra es única en su capacidad para albergar vida, gracias a factores como la ubicación en la zona habitable, la protección de la atmósfera y el campo magnético, y la estabilidad climática. A pesar de estas condiciones favorables, la distancia y la posibilidad de formas de vida diferentes a las conocidas dificultan la detección de vida en otros planetas. La "Paradoja de Fermi" plantea interrogantes sobre la escasez de señales extraterrestres, sugiriendo que la vida es un fenómeno raro o efímero. A pesar de todo, la búsqueda de vida extraterrestre continúa siendo un desafío científico crucial que nos acerca a responder la pregunta fundamental: ¿estamos solos en el universo?

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Pocos misterios son tan fascinantes como la búsqueda de vida extraterrestre, alimentada tanto por la curiosidad científica como por el deseo de encontrar nuestra lugar en el cosmos.

A pesar de décadas de exploración y avances tecnológicos, la pregunta de por qué aún no hemos encontrado vida fuera de nuestro planeta sigue sin respuesta definitiva.

Al mismo tiempo, la existencia de vida en la Tierra plantea una serie de preguntas sobre cómo y por qué surgió en nuestro planeta. Cristian Quinzacara, astrofísico de la Universidad San Sebastián, y el divulgador científico y de astrobiología Sebastián Rojas dieron a BioBioChile algunos vistazos a cómo está la humanidad buscando responder a estas interrogantes.

La vida en la tierra: ¿Cómo y por qué?

La Tierra es un oasis en el vasto universo, y su capacidad para albergar vida se debe a una serie de factores únicos. Sebastián Rojas explica que el planeta Tierra está en algo que se llama zona de habitabilidad o zona habitable, también conocida como ‘ricitos de oro’, que “es básicamente una distancia entre un planeta y una estrella donde el agua puede existir en estado líquido”.

Este factor es crucial porque el agua es el solvente universal en el que ocurren los procesos biológicos conocidos. “No hay ser vivo que conozcamos que tenga un solvente distinto al agua”, recalca Rojas, quien divulga por redes sociales bajo el alias de WikiSeba.

Además de la ubicación en la zona habitable, la atmósfera terrestre y el campo magnético juegan un papel fundamental en la protección y sostenibilidad de la vida. La atmósfera defiende al planeta de la radiación dañina del sol y mantiene una temperatura estable, mientras que el campo magnético protege contra los impactos de asteroides y los vientos solares.

Según explica Rojas, “la atmósfera y el campo magnético nos permiten por un lado defendernos de impactos de asteroides o de vientos solares, así como también generar una cantidad de gases que nos permiten vivir”.

En este sentido, Cristian Quinzacara detalla que “la señal bioquímica más fuerte en la Tierra es que está llena de oxígeno. El oxígeno es muy extraño porque no dura, es muy reactivo. Pero la tierra está llena de oxígeno, y bueno, la razón es que está llena de vida. Las algas verdes, azules y los árboles están renovando continuamente la cantidad de oxígeno en la atmósfera”.

La estabilidad climática de la Tierra también es vital. “Nuestro planeta no tiene climas extremos que nos puedan matar de la noche a la mañana”, señala Rojas. Esta estabilidad permite que los seres vivos se adapten y evolucionen, lo que contribuye a la diversidad de la vida que conocemos.

¿Por qué no hemos encontrado vida extraterrestre?

A pesar de estas condiciones favorables, encontrar vida en otros mundos es un desafío. Quinzacara señala que “la principal razón es la distancia. Como todo en el universo queda muy lejos, no tenemos la capacidad de observar directamente con nuestros telescopios si hay cosas que se mueven en otros mundos”.

Esta distancia significa que las señales de vida, como las ondas de radio, tardan años en llegar. Por ejemplo, “el planeta más cercano a la Tierra, fuera del Sistema Solar es Próxima Centauri B, que queda a solo cuatro años luz. Cualquier señal que esté allá sonando con cuatro años de tiempo de desfase a la Tierra”.

Y a nivel de exploración espacial, la cosa no pinta mejor: “Lo más lejos que el ser humano ha enviado algo es una de las sondas Voyager, que va a 20 horas luz de la Tierra”.

La exploración dentro del sistema solar también presenta obstáculos. Aunque Marte, Venus y algunas lunas como Titán podrían tener condiciones favorables, han demostrado ser inhóspitos.

Quinzacara explica que “Venus tiene un efecto invernadero extremo… está lleno de dióxido de carbono, es un infierno de 400 grados Celsius”, lo que hace poco probable que albergue vida.

“Recientemente, el rover Perseverance en Marte encontró rocas con material orgánico, posibles candidatos a lo que podría ser vida extraterrestre fósil”, comenta por su lado Rojas, recordando sin embargo que aunque el planeta vecino está en la zona habitable, es actualmente un desierto frío con escasas reservas de agua.

Vida… ¿exótica?

Yendo más allá, Rojas añade a ello que la vida extraterrestre podría también no basarse en la bioquímica que conocemos. “Podría haber vida no basada en carbono, sino en silicio, boro, yodo, y tal vez su solvente no sea el agua, sino amoniaco líquido, metano líquido, etc”. Esto complica la detección de vida, ya que nuestras técnicas están diseñadas para buscar signos de vida tal como la conocemos.

“Un candidato cercano sería la luna Titán de Saturno, que podría tener vida exótica, es decir, que no es como la conocemos”, acota.

“Ante tanta incertidumbre sobre cómo puede ser la vida fuera del planeta Tierra y cómo detectarla para estar seguros de que podemos llamarla vida, es una interrogante que actualmente está siendo estudiada por la astrobiología”, finaliza en este sentido. “Pero tal vez la vida es más abundante y está más cerca que lo que uno piensa, sólo que la ciencia misma no nos ha permitido reconocerla todavía a 100%”.

Al respecto, Quinzacara explica que “nosotros sabemos que el carbono tiene propiedades espectaculares, pero en las condiciones termodinámicas de la tierra, la temperatura característica, la presión característica, la radiación y un largo etcétera de rasgos de la Tierra. Y si vamos a condiciones más extremas, bueno, en ciencia las hemos buscado y en algunos casos las conocemos, pero es imposible que hayamos barrido todas las posibilidades”.

“Mucho se ha especulado con que a lo mejor el silicio, en ciertas condiciones extremas comparadas con las de la Tierra, podrían armarse cadenas largas igual que con el carbono y eventualmente eso podría darnos la riqueza necesaria para tener vida basada en silicio… repito, eventualmente”, explica respecto de estas especulaciones.

La Paradoja de Fermi: ¿Dónde Están Todos?

La “Paradoja de Fermi” plantea la cuestión de por qué, a pesar de la alta probabilidad de vida en el universo, aún no hemos detectado señales de civilizaciones extraterrestres.

Según Rojas, “la vida debería ser más abundante de lo que pensamos, pero ahí existe la famosa ‘Paradoja de Fermi’ donde se plantean distintas hipótesis de por qué no hemos encontrado todavía otras formas de vida”.

Las posibles respuestas incluyen la rareza de la vida, el hecho de que las civilizaciones avanzadas podrían evitar el contacto, o la posibilidad de que la vida es efímera y no dura lo suficiente para establecer comunicación.

“La vida puede ser afectada por eventos catastróficos como llamaradas solares y meteoritos. Un planeta puede haber albergado vida en el pasado, pero un desastre podría haber terminado con ella”, comenta al respecto Quinzacara.

Ello podría implicar que extinciones masivas hayan impedido que hagamos contacto con alguna especie alienígena. “A lo mejor algún planeta cercano albergó en algún momento un desastre, una llamarada solar y se acabó”, especula.

La vida en la Tierra es el resultado de una serie de condiciones ideales y fortuitas que no se encuentran fácilmente en otros lugares del cosmos. Pero no significa que los científicos se vayan a rendir: “La tecnología actual no ha permitido detectar vida extraterrestre de manera concluyente, pero eso no significa que no haya vida más cerca de lo que pensamos”, expresa Rojas.