La Estrella de Belén marcó el camino de los tres Reyes Magos hacia el lugar del nacimiento de Jesús. El hecho bíblico tendría un origen real.
¿Fue verdad que la “Estrella de Belén” marcó el camino de los tres Reyes Magos para que llegaran al nacimiento de Jesús? Ese es uno de los mitos bíblicos más antiguos que existe, algo de lo que es muy difícil tener una respuesta científica, o al menos hasta ahora.
La estrella se menciona en cuatro Evangelios, incluido el de Mateo, consigna Unilad, sin embargo, fuera del mito, sí podría ser algo real.
Algunos científicos creen que esto ocurrió hacia el año 85 después de Cristo y se trataría de un acontecimiento astronómico auténtico.
Según el Evangelio, originalmente se escribió como “astra”, que tiene su origen en la palabra griega “astron” que significa “una estrella”. También se puede referir a un objeto celeste, como un planeta o cometa.
El Dr. Greg Brown, astrónomo del Real Observatorio de Greenwich (Londres), dijo a The Lighter Side of Science (IFLScience) que “un acontecimiento inusual como una supernova sería sin duda un posible candidato, habiéndose producido una en el año 4 a.C”.
Unilad señala que efectivamente una supernova habría ocurrido en la misma época a la que se acerca al hecho bíblico, y esa sería RCW103. Lo que quiere decir, que dicha supernova podría ser la estrella que vieron Gaspar, Melchor y Baltasar, los tres Reyes Magos.
La Estrella de Belén
Lo que dice Brown se podría interpretar incluso como una conjunción, que es cuando dos o más cuerpos celestes parecen encontrarse en el cielo nocturno visto desde la Tierra.
Space.com indica que si los Reyes Magos vieron una conjunción, pudieron haber sido guiados en una dirección en específico, pero que llegaran justo al lugar del nacimiento de Jesús, pudo haber sido una coincidencia.
Con los años, una de las teorías que ha perdido fuerza es que se trató de un cometa el que marcó el camino de los magos, ya que “Sufre el mismo problema que cualquier otro objeto en el espacio: El giro constante de la Tierra significa que cualquier objeto que comience en una parte del cielo se desplazará inevitablemente a través de él en el transcurso de unas horas”, indicó Brown.
Si una persona camina hacia un objeto en el cielo nocturno, este cambiaría constantemente su dirección durante el día y no apuntaría a un lugar en específico, añadió el doctor.
El nacimiento de Jesús
Héctor Rodríguez, editor y periodista especializado en ciencia y naturaleza de la National Geographic, señala en su artículo “La Estrella de Belén: una explicación astronómica”, que el nacimiento de Jesús, según estudios, ocurrió entre el 8 a.C. y el 1 a.C. durante el verano.
Esto ya entrega una pista, y es que entre esos siete años ocurrió un evento perceptible en Oriente Medio. El cometa más cercano fue el Halley, pero fue visto desde la Tierra en el 12 a.C., por lo que estaría descartado.
Otro factor que indica Rodríguez, es que en esos años un cometa era señal de mal augurio, porque lo que difícilmente tendría alguna relación con la llegada de Jesús.
Fuera de la supernova mencionada por Brown, la más cercana tuvo lugar 185 años después del nacimiento del “hijo de Dios en la Tierra”.
Johannes Kepler, astrónomo y matemático alemán, entregó en el siglo XVI algo que podría apuntar a la respuesta, y es que en el año 6 a.C. se registró una conjunción entre Júpiter, Saturno y la Luna. Su brillo fue tan fuerte que perfectamente pudo haber marcado el camino de los Reyes Magos, según Kepler.
Lamentablemente, por la falta de datos en su tiempo, en realidad los astros no se aproximaron tanto para brillar con dicha potencia.
El artículo del periodista menciona otra hipótesis, y que tendría relación con la estrella Sirio, la que tiene el doble de masa que el Sol y su brillo lo supera hasta 20 veces.
Su luminosidad domina el cielo a finales de diciembre y se puede identificar a la izquierda del Cinturón de Orión.
Astrónomos de hecho no descartan que fuera Sirio, o “Sirius” en latín, la que guiara a los Reyes Magos a Belén, ya que en el mismo siglo ayudó a los navegantes a orientarse en el hemisferio norte durante la noche.
Por lo tanto, según lo que señalan astrónomos, la Biblia en realidad no mentiría respecto a una estrella, sin embargo, no necesariamente se trataría de algo literal como aparece en las escrituras, sino que más bien de un fenómeno astronómico. No hay que olvidar que en esa época muchas de las respuestas, se buscaban en el cielo.