En 1987, los astrónomos observaron por primera vez una supernova desde “cerca”, la SN 1987A, que más de 30 años después fue observada por el telescopio espacial James Webb con una vista mucho más nítida y completa.
Esta supernova en particular es una de las más famosas, puesto que fue la primera oportunidad que tuvieron los científicos para observar este fenómeno, cuando su luz fue visible desde la Tierra, alcanzando su peak en mayo de ese año y disminuyendo con los meses.
De acuerdo con el Observatorio Europeo Austral (ESO), esta supernova fue descubierta desde Chile y los responsables fueron los científicos Oscar Duhalde e Ian Shelton, que observaron el objeto por primera vez desde el observatorio Las Campanas.
A 168.000 años luz de la Tierra, también fue propulsora de nuevos hallazgos en la astronomía, y es que para esa época los científicos creían que las estrellas azules no podían desatar supernovas, pero con SN 1987A, descubrieron sí era posible.
Esto cambió algunos modelos que existían entonces sobre la evolución estelar y actualmente se teoriza que esta supernova fue en realidad una estrella binaria, que se habría fusionado 20.000 años antes de la explosión.
¿Qué observó el James Webb sobre SN 1987A?
Si bien, después de las primeras imágenes de SN 1987A, el telescopio Hubble entregó vistas más nítidas, el James Webb también hizo lo suyo este año e incluso descubrió una nueva característica.
“La sensibilidad y resolución espacial incomparables de Webb revelaron una nueva característica en este remanente de supernova: pequeñas estructuras en forma de media luna“, explicó la NASA en un comunicado.
“Se cree que estas medias lunas son parte de las capas exteriores de gas disparadas por la explosión de la supernova. Su brillo puede ser una indicación del brillo de las extremidades, un fenómeno óptico que resulta de ver el material en expansión en tres dimensiones”, agregan.
Esto último, dicen los expertos, podría significar que en realidad en la imagen se ve más material del que realmente hay en las medias lunas detectadas por el Webb.
De acuerdo con la NASA, aún con las observaciones del telescopio espacial más potente de todos, quedan misterios en torno a esta supernova, especialmente en cuando a “la estrella de neutrones que debería haberse formado después de la explosión”, plantean.