Los datos de una de las primeras imágenes del telescopio espacial James Webb revelaron la existencia de estrellas recién formándose en los Acantilados Cósmicos.
Científicos de la NASA analizaron a fondo una de las primeras imágenes del James Webb que reveló la agencia espacial el pasado 12 de julio. Se trata de los “Acantilados Cósmicos”, donde yacían ocultas varias estrellas en sus primeras etapas de formación.
“El descubrimiento marca el comienzo de una nueva era de investigación sobre cómo se forman estrellas como nuestro Sol y cómo la radiación de las estrellas masivas cercanas podría afectar el desarrollo de los planetas”, informó la NASA en un comunicado.
La imagen ahora separa las longitudes de onda de luz captadas por la Cámara de Infrarrojo Cercano (NIRCam) del James Webb en julio. Así los astrónomos pudieron captar estos impresionantes detalles que antes no notaron.
“Esta imagen separa varias longitudes de onda de luz de la Primera Imagen revelada el 12 de julio de 2022, que destaca el hidrógeno molecular, un ingrediente vital para la formación de estrellas“, explican.
These young stars interact with their environments by taking in material and then ejecting some of it. The ejections, in the form of jets and outflows of matter, heat the surrounding hydrogen gas (H2, or molecular hydrogen), causing it to emit light. pic.twitter.com/zHLgqjNYDM
— NASA Webb Telescope (@NASAWebb) December 15, 2022
Nuevas estrellas nunca antes vistas en los Acantilados Cósmicos
Cabe destacar que el hidrógeno molecular es el ingrediente principal para la formación de nuevas estrellas, que marcó la presencia de las primeras etapas de formación de estas.
Fue así como los expertos pudieron identificar alrededor de 24 flujos de salida de este elemento, que previamente no habían notado en la imagen.
“Las observaciones de Webb descubrieron una galería de objetos que van desde pequeñas fuentes hasta gigantes burbujeantes que se extienden a años luz de las estrellas en formación. Muchas de estas protoestrellas están preparadas para convertirse en estrellas de baja masa, como nuestro Sol“, dice el comunicado.
Este nuevo hallazgo respalda las potentes capacidades del telescopio, puesto anteriormente con instrumentos como el Hubble, por ejemplo, solo se habían logrado captar objetos más evolucionados.
Ahora, la sensibilidad del Webb permite estudiar regiones más distantes y objetos que se encontraban en ellas, pero que no pudieron ser identificados antes. “Ahora sabemos dónde mirar a continuación para explorar qué variables son importantes para la formación de estrellas similares al Sol”, señala la NASA.