Un nuevo hallazgo astronómico fue registrado en la ciencia planetaria luego de que el telescopio Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS), de la NASA, captara la “supertierra” más masiva a la fecha, a 200 años luz de distancia.
El planeta lejano y colosal, fue bautizado TOI-1075b y su radio es 1,8 veces más grande que el de la Tierra. De hecho, hasta ahora se encuentra entre los exoplanetas con superficie terrestre más grandes descubiertos. E incluso pertenece a un especial grupo que recién comienza a estudiarse.
Este cuerpo celeste estaba siendo observado desde 2013, cuando el telescopio Kepler lo captó por primera vez sin poder identificar inmediatamente de que se trataba.
Los astrónomos lo describieron como “una extraña dicotomía en los exoplanetas localizados por el telescopio”, afirma el portal Gizmodo.
Posteriormente en 2017, un estudio más detallado logró explicar en mejor medida el fenómeno. Aunque sin una caracterización clara en ese entonces.
Resulta que hasta ese momento solo se conocían exoplanetas rocosos pequeños (como la Tierra) y gaseosos gigantes (como Júpiter). Pero este era diferente, rocoso y gigante.
La supertierra más masiva abrió una nueva brecha en la búsqueda de exoplanetas
Fue ahí cuando los astrónomos comenzaron a explorar la idea de una caracterización intermedia, planteando que podían existir planetas rocosos con un radio entre 1,5 y 2 veces el de la Tierra.
Este fenómeno fue considerado una “brecha”, puesto que este tipo de planetas existen en menor medida.
Finalmente, este año a fines de octubre se publicó el estudio que pudo categorizar a TOI-1075b. Y que ahora recibió el visto bueno de científicos del área.
Allí, además de las observaciones del telescopio TESS se presentan las del Planet Finder Spectrograph (PFS) del telescopio Magallanes II. Sus mediciones en más detalle indican una masa de 9,95 veces la de la Tierra.
Así mismo, también se concluyó que no sería habitable, puesto que se encuentra muy cerca de su estrella, recibiendo temperaturas que podrían considerarse “infernales”.
Incluso su día es más corto debido a su periodo orbital. Este último alcanza a penas las 14 horas y media.