Científicos australianos están monitoreando un objeto que se encuentra a 4.000 años luz de nuestro planeta, fue bautizado como GLEAM-X J162759.5-523504.3 y descubierto por un estudiante Universitario.
Según han informado en la revista Nature se podría denominar como una fuente de energía, debido a que cada 20 minutos, aproximadamente, libera una colosal ráfaga de radiación electromagnética durante 60 segundos.
La astrofísica de la Universidad de Curtin y el Centro Internacional de Investigaciones de Radioastronomía (ICRAR), Natasha Hurley-Walker, detalló:
“Cuando está encendido, es más brillante que la siguiente cosa más brillante en el cielo en esa área, que es un agujero negro supermasivo (a millones de años luz de distancia)”.
Tyrone O’Doherty, es un estudiante con honores de la Universidad de Curtin y quién ha hecho el hallazgo mediante el telescopio Murchison Widefield Array (MWA) y una nueva técnica desarrollada por él.
El joven indicó “es emocionante que la fuente que identifiqué el año pasado haya resultado ser un objeto tan peculiar”.
Por otra parte Hurley-Walker aclaró que, “para un astrónomo fue algo espeluznante, porque no hay nada conocido en el cielo que haga eso. Además, está muy cerca de nosotros, a unos 4.000 años luz”.
¿Qué es este objeto misterioso?
La astrofísica explicó que “se trata de un tipo de estrella de neutrones que gira lentamente y cuya existencia se ha predicho en teoría, pero nadie esperaba detectar directamente una como esta, porque no esperábamos que fueran tan brillante“.
“De alguna manera, está convirtiendo la energía magnética en ondas de radio de forma mucho más eficaz que todo lo que hemos visto antes”, destacó.
Aunque a su vez creen que podría ser una enana blanca (el núcleo colapsado de una estrella) con un campo magnético ultrapotente, que también se conoce como magnetar.
Ahora los científicos están observando el objeto para ver si se vuelve a ‘encender’ o detectan más, ya que así, estos “les dirán a los astrónomos si se trata de un evento único y raro o de una gran población nueva que nunca antes habíamos visto“, concluyó la coautora de la investigación publicada en la revista, Gemma Anderson.