Los rusos celebran con emoción este lunes el 60 aniversario del primer vuelo tripulado al espacio, realizado el 12 de abril de 1961 por Yuri Gagarin, un héroe soviético todavía muy admirado en el país.
El presidente ruso, Vladimir Putin, viajó a Engels, a algo más de 700 km al sureste de Moscú, el lugar en el que el cosmonauta aterrizó y donde se ha construido un monumento en honor a este vuelo histórico.
El 12 de abril de 1961 a las 9:07, hora de Moscú, Gagarin comenzó el vuelo con una frase que ha pasado a la historia. “¡Allá vamos!”, dijo antes de despegar a bordo de una nave Vostok desde el cosmódromo entonces ultrasecreto de Baikonur, en la república soviética de Kazajistán.
El vuelo duró 108 minutos, el tiempo que tardó en completar una órbita alrededor de la Tierra y aterrizar en la estepa rusa.
La pequeña cápsula Vostok en la que el cosmonauta bajó en condiciones extremas se exhibirá en el Museo de la Conquista Espacial de Moscú, con motivo de una exposición llamada “Primero” que se inaugurará el martes.
Con motivo de este importante hito, a continuación repasamos las cinco cosas más llamativas sobre este legendario vuelo.
‘¡Allá vamos!’
Gagarin se formó como fundidor y obrero metalúrgico y después se convirtió en piloto militar. Fue seleccionado entre miles de candidatos para seguir el entrenamiento de vuelo en el espacio.
A los 27 años fue elegido por sus excelentes habilidades en estas pruebas. Pero la leyenda cuenta que este joven respetuoso también se granjeó la simpatía de los jefes del programa espacial al quitarse los zapatos antes de subir por primera vez a la nave espacial Vostok, una costumbre en Rusia cuando se entra en una vivienda.
El 12 de abril de 1961, cuando el cohete se soltó en el cosmódromo de Baikonur en Kazajistán, él exclamó “¡Allá vamos!”. La expresión ha pasado a la historia.
Demasiada altura
El vuelo duró 108 minutos. La nave espacial Vostok dio solo una órbita a la Tierra.
El éxito de la misión de Gagarin, que regresó sano y salvo a la Tierra, es indiscutible. Pero hubo fallos que pudieron haberle costado la vida.
El peor fue que la nave se puso en órbita a una altitud superior a lo previsto.
Por suerte el sistema de frenos funcionó. De lo contrario el cosmonauta y su nave habrían tenido que pasar más de 10 días en órbita y es probable que no le hubieran llegado las reservas de alimentos.
La abuelita y el cosmonauta
Yuri Gagarin fue expulsado de la cápsula descendente y aterrizó en un campo de la región de Saratov, en el sur de Rusia.
Una niña y su abuela estaban recogiendo patatas cuando vieron a un hombre con casco y traje espacial anaranjado. Como para llevarse un buen susto en plena Guerra Fría.
Él les dijo: “No tengan miedo, soy soviético como ustedes, vuelvo del espacio”.
Tradición de orinar
Según la leyenda, antes del despegue, Gagarin pidió al conductor del autobús que lo llevaba a la plataforma de lanzamiento que parara para orinar. Y lo hizo sobre una rueda trasera del vehículo.
Los cosmonautas que despegan de Baikonur han seguido esta tradición antes de volar al espacio. Pero esto podría cambiar ya que el futuro traje espacial ruso, presentado en 2019, no tiene bragueta.
El hombre que lo hizo posible
El nombre y el rostro de Gagarin se han convertido en un símbolo de la Unión Soviética. Pero no se sabía nada del hombre que lo hizo posible, el jefe del programa espacial Serguéi Korolev.
La Unión Soviética incluso se opuso a que se entregara un premio Nobel al responsable del programa para mantener en secreto la identidad del hombre que estaba detrás de Sputnik, Laika y Gagarin. El mundo se enteró tras su muerte en 1966.
Cabe decir que la Unión Soviética casi lo mata… Lo detuvieron durante las terribles purgas estalinistas y fue enviado a uno de los peores gulags del imperio, a las minas de oro de Kolyma.