Un estudio publicado en la revista Science, revela el descubrimiento de un nuevo exoplaneta que parece ser un candidato ideal para buscar una atmósfera similar a la de la Tierra. Si esto fuera así, sería posible encontrar rastros de vida en algún otro planeta que gire en torno a una estrella que no sea nuestro Sol.
“El objetivo final es encontrar biomarcadores o biofirmas en las atmósferas de los exoplanetas, que son signos de vida en planetas habitables como la Tierra”, explica a la AFP Jose A. Caballero, astrónomo del Centro de Astrobiología y uno de los coautores del estudio, al que han contribuido investigadores de los cinco continentes.
En los últimos 25 años se han descubierto unos 4.000 exoplanetas, y algunos ya han revelado tener atmósfera. Pero se trata de “grandes planetas gaseosos o helados”, dice Caballero. Estas investigaciones “aún no se han realizado en planetas del tamaño de la Tierra”.
Con su descubrimiento, los investigadores han abierto la posibilidad de estudiar un exoplaneta “rocoso como la Tierra”, que podría tener una atmósfera similar, asegura el experto.
El planeta conocido como Gliese 486 b, es un 30% más grande que la Tierra, pero es 2,8 veces más pesado. Está ubicado a 26 años luz de la Tierra, lo que lo convierte en el tercer exoplaneta conocido más cercano en tránsito, es decir, en una trayectoria en la que puede vérsele pasar por delante de su estrella.
La proximidad de este exoplaneta a su estrella también lo hace muy caliente (al menos 430°C). Está “minado de volcanes y ríos de lava”, describe Trifonov. Por lo tanto, “no es habitable”.
Una posible ‘piedra Rosetta’ de la planetología
Sin embargo, si este planeta “tiene una atmósfera, entonces cualquier planeta más alejado (de la estrella) con características similares tendrá una atmósfera”, y más probabilidades de ser habitable, explica Caballero. A la inversa, si no tiene atmósfera, los demás planetas en órbita tampoco la tendrán.
“Gliese 486 b es un descubrimiento notable, que probablemente se convertirá en la ‘piedra Rosetta’ para las investigaciones atmosféricas de los exoplanetas rocosos”, resume Trifon Trifonov, investigador del alemán Max Planck Institute for Astronomy, y autor principal del estudio.
El científico aguarda con interés el despliegue del tan esperado telescopio espacial James Webb, previsto para este año. Gracias a él, sería posible saber, en al menos tres años, si este exoplaneta tiene o no una atmósfera, y cuál es su composición.