En un esfuerzo por reducir la basura espacial, Japón estaría produciendo los primeros satélites de madera del mundo que se quemarían por completo cuando regresen a la Tierra sin liberar sustancias nocivas a la atmósfera.
Sumitomo Forestry, una empresa de procesamiento de madera con sede en el país nipón, dijo que han comenzado a investigar un material ideal para el espacio y llevarán a cabo investigaciones en asociación con la Universidad de Kioto. Para ello probarán el esta tecnología en ambientes extremos en la Tierra, consignó el medio The Independent.
El satélite, que podría estar listo en 2023 y se desintegraría sin llover escombros, busca combatir el problema de los desechos espaciales. “Estamos muy preocupados por el hecho de que todos los satélites que vuelven a entrar en la atmósfera de la Tierra se queman y crean pequeñas partículas de alúmina que flotarán en la atmósfera superior durante muchos años”, señaló Taka Doi, astronauta y profesor de la Universidad de Kioto.
Cabe destacar que la basura espacial, también llamada contaminación espacial, comprende objetos como piezas de naves espaciales, diminutas manchas de pintura, partes de cohetes, satélites que ya no funcionan o explosiones de objetos en órbita que vuelan a altas velocidades, según la NASA.
La red de vigilancia espacial de Estados Unidos señaló en octubre de 2019 que habían casi 20.000 objetos artificiales en órbita sobre la Tierra, incluidos 2.218 satélites operativos.
Asimismo, los expertos han advertido que se requiere controlar el problema de la basura espacial si se va a aumentar el número de satélites. De hecho, empresas como SpaceX y Amazon planean lanzar miles de estos para lograr una cobertura global de internet satelital.
La situación se volvió alarmante cuando en el pasado octubre dos pedazos grandes de basura espacial casi chocan entre sí, lo que podría haber generado un problema mayor. Los dos objetos eran un difunto satélite de navegación ruso lanzado en 1989 y una parte gastada de un cohete chino de 2009 y si hubieran colisionado, el aplastamiento habría creado una nube de escombros que pondría en peligro a otros satélites y naves espaciales por décadas.