¿Alguno de los planetas conocidos podría parecerse a las lunas acuosas de Júpiter y Saturno?
Esta es la pregunta que, desde hace un tiempo, expertos como la científica planetaria Lynnae Quick se han estado haciendo.
Tal como recoge la NASA, si bien algunas de estas lunas no tienen atmósfera y están cubiertas de hielo, aún se encuentran entre los principales objetivos en la búsqueda de la agencia espacial norteamericana de vida más allá de la Tierra.
En ese sentido, Encélado y Europa, las lunas de Saturno y Júpiter, respectivamente, que son clasificados como “mundos oceánicos”, son buenos ejemplos.
“Las columnas de agua brotan de Europa y Encélado, por lo que podemos decir que estos cuerpos tienen océanos subterráneos debajo de sus capas de hielo, y tienen energía que impulsa las columnas, que son dos requisitos para la vida tal como la conocemos”, señaló Lynnae Quick, un Científico planetario de la NASA que se especializa en vulcanismo y mundos oceánicos.
“Entonces, si estamos pensando en estos lugares como posiblemente habitables, quizás versiones más grandes de ellos en otros sistemas planetarios también sean habitables”, agregó.
Mediante un análisis matemático de varias docenas de exoplanetas, Quick y su equipo han descubierto que más de un cuarto de estos cuerpos podrían ser oceánicos, y que la mayoría podría albergar océanos bajo sus capas de hielo superficial, tal como Europa y Encélado.
Eso sí, es importante precisar que no se trata de una ciencia exacta, sino que corresponde a un modelo de aproximación, por lo que aunque los expertos creen que el número de exoplanetas con océanos puede ser alto, es algo que no se podrá confirmar hasta varios años más.
No obstante, estas suposiciones pueden ayudar a los científicos a reducir la lista de exoplanetas prometedores para buscar condiciones favorables.
“Las futuras misiones para buscar signos de vida más allá del sistema solar se centran en planetas como el nuestro que tienen una biosfera global tan abundante que está cambiando la química de toda la atmósfera”, dijo el astrofísico de la NASA Aki Roberge, quien colaboró con Quick en el estudio.
“Pero en el sistema solar, las lunas heladas con océanos, que están lejos del calor del Sol, aún han demostrado que tienen las características que creemos que se requieren para la vida”, enfatizó.