Una investigación publicada este miércoles en la revista científica “Astronomy & Astrophysics”, señala que el descubrimiento de un agujero negro a solo 1.000 años luz de la Tierra tuvo lugar en uno de los Observatorios del ESO, en La Silla, Chile, y abre la puerta a encontrar nuevos agujeros negros similares a él, es decir, que forman parte de un sistema estelar.
El científico emérito de la Academia de Ciencias de la República Checa Petr Hadrava, coautor de la investigación, afirma que quedaron “totalmente sorprendidos” cuando identificaron un agujero negro “en un sistema estelar que se observa a simple vista”.
Inicialmente, el equipo observaba sistemas estelares de dos estrellas y estudiaba el sistema HR 6819, donde identificaron un tercer cuerpo, hasta entonces desconocido. Determinaron que se trataba de un agujero negro ya que, de acuerdo con el científico que dirigió el estudio, Thomas Rivinius, “un objeto invisible con una masa de al menos 4 veces la del Sol sólo puede ser un agujero negro”.
Mejor preparados para continuar la búsqueda
Se trata de uno de los primeros cuerpos celestes de estas características descubiertos que se ve completamente negro al no tener contacto con las estrellas que lo rodean.
También es de los pocos detectados en nuestra galaxia, hasta ahora un par de docenas, todos ellos interactuando con las estrellas que los rodean, emitiendo rayos X y haciendo que sea más sencillo identificarlos.
Los agujeros negros como el del sistema HR 6819 son considerados por los astrónomos como “silenciosos” e “invisibles”, por lo que este nuevo descubrimiento ayuda en la recopilación de información para futuras búsquedas.
Para Rivinius, “saber qué estamos buscando nos pone en una mejor posición para encontrar” los cientos de millones de agujeros negros que calculan hay dentro y alrededor de nuestra galaxia.