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El Lockheed Martin F-35 Lightning II, avanzado avión de combate de quinta generación, ha generado preocupaciones por su costo y mantenimiento intensivo. Desarrollado para reemplazar modelos anteriores, su precio cercano a los 100 millones de dólares ha llevado a replantear la necesidad de un avión caza de gama media. La complejidad y retrasos en su producción han llevado a la reconsideración de su utilidad, con propuestas de un nuevo concepto de avión caza de sexta generación más ligero y asequible, pero igualmente eficaz. Esto refleja un cambio de enfoque hacia la adaptabilidad y la simplicidad en lugar de la durabilidad. La Fuerza Aérea de EE.UU busca garantizar la superioridad aérea en futuros conflictos con aeronaves más económicas y fáciles de mantener, marcando un posible cambio en la estrategia militar aérea del país.

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El Lockheed Martin F-35 Lightning II, o simplemente F-35, es un avión de combate polivalente de quinta generación y capacidad furtiva que fue desarrollado bajo el programa Joint Strike Fighter para reemplazar a modelos como el F-16, A-10 y F/A-18 en misiones de ataque a tierra, reconocimiento y defensa aérea.

Pensado como una opción para satisfacer las necesidades de las Fuerzas Armadas estadounidense, luego de 20 años de investigación y desarrollo el caza terminó volviéndose más pesado y costoso a medida que la Fuerza Aérea y la propia Lockheed Martin le agregaban más y más tecnología.

Con un precio unitario que se disminuyó lo más posible hasta bordear los 100 millones de dólares, el F-35 cuenta con avanzadas capacidades y modernos sensores para su utilidad en el combate. Sin embargo, también es cierto que requiere de un mantenimiento intensivo y costoso, además de contar con algunos errores.

“El F-35 no es un caza liviano y de bajo costo”, ha reconocido públicamente Dan Ward, ex gerente de programas de la Fuerza Aérea. Por su parte, el general Charles Q. Brown, Jr., jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de EE.UU, lo graficó en 2021 de la siguiente manera: “El F-35 es un Ferrari, pero no conduces tu Ferrari al trabajo todos los días, solo lo conduces los domingos”. De ahí que desde hace un tiempo Estados Unidos comprendió la necesidad de desarrollar un nuevo avión caza de gama media para las operaciones diarias.

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Es verdad que el F-16 cumple con esto, avión del que EE.UU cuenta con mil unidades. El problema es que ya son viejos, al menos para el general Brown, Jr., quien no quiere más F-16 ya que -entre otras cosas- es demasiado difícil de actualizar, según explicó a Forbes.

“Intentaron hacer que el F-35 hiciera demasiado”, mencionó Dan Grazier, analista del Proyecto de Supervisión Gubernamental en Washington, DC. Con tres modelos diferentes, incluyendo uno que puede hacer aterrizajes verticales, las complejidades fueron agregando costos, lo que a su vez se tradujo en retrasos. Forbes consignó que estas demoras llevaron a los desarrolladores a agregar más funcionalidades al diseño, lo que significó más costos… y así sucesivamente.

A 15 años del primer vuelo del F-35, la Fuerza Aérea podría terminar la producción de este avión de combate después de unos pocos cientos de unidades para así redirigir decenas de miles de millones de dólares a otro programa de combate.

Medios norteamericanos como Ars Technica han abordado el tema del F-35 y sus problemas asociados, recordando que por años el Congreso ha autorizado al Departamento de Defensa a comprar más aviones F-35 Lightning II de los que los servicios habían solicitado en el presupuesto.

Sin embargo, añade, esa “generosidad” parece estar llegando a su fin en un momento en que la Fuerza Aérea de EE.UU comienza a buscar otras formas para completar sus escuadrones de cazas. No hay que perder de vista que la producción del mismo F-22 Raptor se cerró en menos de 200 unidades por sus costos. Y el precio del F-35 es incluso aún mayor.

“El nuevo plan de combate, que exige un avión con algunas mejoras evolutivas con respecto a aviones como los actuales F-16 y F-18 Super Hornet, es esencialmente un reconocimiento por parte de Brown y la Fuerza Aérea de que el programa F-35 no ha cumplido con los requisitos”, publicó el citado medio en 2021.

En ese sentido, el portal remarcó que la Reserva de la Fuerza Aérea necesitará un avión de combate cuyo mantenimiento “sea fácil y económico” para reemplazar al F-16. “Ciertamente ese no será el F-35”, puntualizó.

La asequibilidad a largo plazo del F-35 ha generado preocupación entre los miembros de los comités de Servicios Armados. “Dadas las preocupaciones generales de asequibilidad que existen dentro del programa, no apoyaría ninguna solicitud de aviones adicionales más allá de lo contenido en la solicitud de presupuesto del presidente de este año”, dijo en 2021 el entonces presidente del Subcomité Táctico de Aire y Tierra, Donald Norcross.

El medio especializado en temas aeronáuticos The Aviationist detalla que Estados Unidos está replanteando un nuevo concepto para su avión caza de sexta generación, optando por un caza ligero que combine la simplicidad, tamaño y bajo coste del F-16 con los sensores, armamento e invisibilidad del F-22 y F-35, en vez de una aeronave de combate pesada.

Un F-16 junto a un F-35
Un F-16 junto a un F-35 | U.S. Air Force

En la Conferencia Global de Jefes del Aire y el Espacio organizada por la Asociación de Energía Aérea y Espacial del Reino Unido en Londres a fines de julio pasado, el jefe de la Fuerza Aérea de EE.UU, general David Allvin, reveló un concepto teórico de un “Light Fighter” (“Caza Ligero”), aunque no lo mencionó directamente, para así desarrollar una nueva aeronave más “adaptable” que pueda modificarse y actualizarse fácilmente.

Este concepto de avión se basa en la idea de un F-16 invisible que tenga una producción más asequible y sencilla, pero que igualmente pueda evitar la detección por radar, diferenciándose así de los modelos más sofisticados y costosos, como el F-35. Así, el Departamento de Defensa de EE.UU satisfacería su necesidad de contar con aeronaves más económicas para producirlos en masa y asegurar la superioridad aérea en potenciales conflictos.

En su presentación, Allvin remarcó que el concepto es un caza ligero “construido para adaptarse”, abogando por cambiar el paradigma de “construido para durar” de la Guerra Fría y destacando por qué la adaptabilidad debe anteponerse a la durabilidad o robustez.

De esta manera, el proyecto permitirá actualizaciones rápidas, reemplazo de piezas o intercambio de componentes según las necesidades de la misión. A su vez, esto facilitaría las reparaciones y abarataría el mantenimiento, logrando “una mayor relevancia tecnológica” y “una mayor disponibilidad operativa” durante los tiempos de inactividad.