Al interior de una montaña en Texas, Estados Unidos, se está construyendo otra de las locuras de Jeff Bezos: el llamado reloj de los 10.000 años.
Se trata de un enorme reloj de 150 metros de altura que está diseñado para medir el tiempo en años y siglos.
De esta manera, mientras una de sus agujas se moverá cada vez que cambiemos de año, la otra lo hará en cada cambio de siglo.
A su vez, cada vez que se cumpla un nuevo milenio saldrá un “cucú” desde su interior y cantará.
La construcción será completamente mecánica, y según ha explicado Bezos anteriormente, estará impulsada por los ciclos térmicos del día y la noche.
Y aunque el fundador de Amazon espera que una vez instalado en un 100%, pueda ser visitado por turistas, llegar al reloj no será para nada sencillo, principalmente porque el aeropuerto más cercano está a varias horas en automóvil. Además, para llegar a la ubicación se debe completar un accidentado sendero.
“La instalación ha comenzado: 150 metros de alto, completamente mecánico, impulsado por los ciclos térmicos (que se producen) entre el día y la noche, sincronizado con el mediodía solar, un símbolo para el pensamiento a largo plazo”, escribió en Twitter el magnate en febrero de 2018, cuando comenzó la construcción.
Cabe señalar que si bien Bezos donó el terreno donde se emplazará la construcción, además de 42 millones de dólares, la idea del reloj subterráneo comenzó a gestarse en 1986, cuando el profesor del MIT y empresario Danny Hillis empezó a imaginarse un reloj de 10.000 años.
En 1996 creó la Long Now Foundation para así dar vida a este proyecto. La primera versión del reloj, de dos metros, se inauguró en 1999 en el Museo de Ciencias de Londres. Hills, quien es amigo de Bezos, le comentó de su idea al multimillonario, a quien le interesó, naciendo así este ambicioso proyecto.
En palabras de Bezos, el reloj será una forma de recordar a las personas que el futuro lejano no existe, sino que le sucederá a sus propios descendientes.