Mucho se habla de la industria 4.0 y lo que trae aparejado, que no es más que una 4ª revolución industrial o una “Revolución digital” que pretende cambiarlo todo. Se presenta con un aumento de automatización en la producción en base a máquinas eficientes, uso de la simulación, la nube, big data y otros, vientos amenazantes a lo establecido que ya llegaron y que definitivamente cambiarán la vida del trabajador en forma significativa.
La reciente noticia del cierre de 33 sucursales bancarias del Banco de Chile de las actuales 382, por mejoras en la tecnología a raíz de la transformación digital que está implementando para enfrentar el año 2020, es una clara señal de esta transformación gatillada por la necesidad de satisfacer una sociedad diferente a la ya conocida.
Si observamos detenidamente este caso en particular, cada vez menos personas concurren a una sucursal bancaria, los cheques van en retirada, los préstamos se realizan a través de internet y los retiros en efectivo son cada vez menores y con el riesgo que involucran: era una crónica de muerte anunciada. Esta situación es una muestra de que la industria 4.0 ha llegado y que esta revolución digital que mejora todo, ha ido socavando distintos oficios, por lo que debemos darnos cuenta de la situación y evolucionar a la par.
Un estudio de la OCDE sitúa a Chile en riesgo de automatización laboral debido al gran volumen de nuestros procesos extractivos en la minería, en el mar y en el sector agrícola. Estamos en el número 4 de esta lista y muy por sobre la media de los países integrantes de esta organización, lo que afectará de sobremanera la mano de obra actual.
La OCDE determinó que el 53% de los empleos están en riesgo de desaparecer en Chile debido a la automatización. Además de las áreas centrales de empleo en el país, se aprecia la desaparición paulatina de intermediarios, agentes de viajes, cajeros, reparadores de cualquier índole y muchos oficios que ya han sido reemplazados por una máquina.
Es dable mencionar también que las leyes aumentan beneficios para las personas contratadas. El efecto de los paros, los sindicatos, las últimas medidas para reducir las horas de trabajo y otros, no hacen nada mas que acelerar este reemplazo laboral.
El desempleo en Chile se ubicó en 7,1% durante el trimestre móvil marzo-mayo de 2019, según las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), cifra no tan significativa pero que ha sido contenida en parte con la fuerte alza de emprendimientos que se ha disparado en el país.
Entre los años 2013 y 2018, se han creado 386.310 empresas mediante la plataforma “Tu empresa en un día”, con una marcada tendencia al alza: en el 2013 se constituían 58 firmas al día y hoy el número asciende aproximadamente a 351 diarias, emprendimientos que ya incorporan o incorporarán nuevas tecnologías para enfrentar un mercado cada vez mas competitivo.
Pero el problema de fondo es que como trabajadores debemos ser capaces de reaccionar ante lo evidente, aceptar y adaptarnos al cambio, donde el autoconvencimiento es muy importante y va unido a la educación.
El aparataje público y privado debe hacer un esfuerzo para que esta debilidad se transforme en fortaleza y los actuales alumnos en todas sus categorías y los trabajadores, se eduquen y perfeccionen para enfrentar esta realidad del avance tecnológico global. Las personas que componemos el sector laboral, independiente del rango etario, debemos dejar de lado la nostalgia y asumir el cambio, comprometiéndonos con el futuro y mutando con él.
Marcelo Ortiz Breitler
Director de la Escuela de Ingeniería Comercial
Universidad Bernardo O’Higgins