Cartón y silicona son algunos materiales que se usaron para la construcción de la cabeza de 12 ovejas negras, según la visión lúdica del símbolo vivo de la gran Caravana que, junto a dos serpientes y una numerosa bandada de aves, inaugurarán el 1 de octubre el XXI Festival Internacional de Teatro Itinerante por Chiloé Profundo (Fitich).
En esta actividad masiva en la Plaza de Castro, intervendrá un centenar de niños y niñas, además de padres y apoderados de tres establecimientos de la Isla Grande -Escuela Rural de Nercón, Liceo San José de Quellón y Escuela “Amador Cardenas” de Achao-, iniciativa que responde a la Línea Experiencia Artística Colaborativa de Fitich.
Actualmente, en los últimos preparativos coreográficos, los participantes mostrarán ante la comunidad el resultado de su trabajo, luego de la capacitación recibida en máscaras, creaciones de personajes, escenografía, puesta en escena y coreografías, entre otras especialidades.
Responsable directo del nacimiento de estas 12 ovejas negras es el realizador de máscaras Alexis Espinoza, uno de los artistas y docentes de esta actividad, quien contó detalles del proceso creativo detrás de la intervención.
“Mi tarea fue entregar al comienzo una plantilla de siete partes y el trabajo final de terminaciones, pintura, accesorios. Sin embargo, fueron los estudiantes quienes armaron la cabeza de las ovejas sobre las cuales trabajé”, comentó Espinoza.
¿Qué representan las ovejas negras?
El deseo de sacar del lugar común lo negativo que se le atribuye a las de color y resaltar el carácter movilizador de las diferencias evidentes de color evidente que existen entre ovejas negras y blancas.
Es muy movilizador mostrar que lo distinto también puede ser una buena idea y que pueden transformar en algo positivo, algo que por prejuicio se considera negativo.
Lo distinto puede ser muy constructivo para la sociedad, idea que Gabriela Recabarren, fundadora y directora de Fitich, acuñó en nuestra frase ‘Las ovejas negras cambiarán el mundo’.
¿Cómo se organizó el trabajo con los niños y qué materiales se usaron?
Lo primero fue enviarles plantillas con las siete partes de la cabeza de la oveja para que ellos se guiarán en el armado. Es una especie de origami: todas las partes se van pegando con silicona y van dando la forma tridimensional.
Al unirse las siete piezas se forman los ángulos de una estructura, lo que da firmeza: no es necesaria una mayor rigidez. Cuando llegué los niños ya habían armado las cabezas. Después, hice las terminaciones -pintura, pelo, etc.-, un acabado que unifica lo negro, el blanco y los accesorios.
¿Por qué eligieron el cartón?
Para adherir a la idea del reciclaje, porque es un material muy fácil de obtener, por lo económico y fácil de usar. El cartón es un material con muchas cualidades por descubrir.
También usamos mucho vellón de la zona para el pelo de las ovejas, además de accesorios. La máscara equivale a un sombrero y la idea es que los niños se agachen un poco para que parezca una oveja, junto con mirar libremente. En la Caravana ellos bailan también, por lo que deben estar muy cómodos.
¿Cómo reaccionaron los niños al recibir su máscara?
Al comienzo fue con mucho nerviosismo, algo habitual con las máscaras carnavalescas y de teatro: es un nuevo personaje, otra personalidad. Mi parte en Fitich son las máscaras, luego ellos trabajan con las coreógrafas.
Estas ovejas negras no tienen una mirada triste, sino una leve sonrisa, en función de lo positivo y lúdico que planteamos, se salen de lo convencional, utilizan peinados, algunas parecen abuelitas con sus tocados, otras usan sombreros o peinados punk.
A través de una base realista en cuanto a la forma y estructura, con las ovejas negras se busca empujar la idea de diversidad, rescatando todo lo positivo.