Para muchos, la muerte de Tomás Vidiella significó inevitablemente un viaje al pasado, en busca de los personajes que marcaron el inconsciente colectivo de la cultura local. De su paso por la TV, el cine y las tablas, no son pocas las postales que dejó para la posteridad, muchas de ellas disímiles y radicalmente opuestas. Aquí, un repaso por 7 roles que marcaron su carrera.
Lulú en “Cabaret Bijoux”
Fue uno de los primeros personajes travestis representados en el teatro chileno, encarnado en plena dictadura militar por Vidiella en la adaptación local de la obra del dramaturgo argentino Alfredo Zemma.
Hernán Ugalde en “La Torre 10
En TV, en 1984, fue uno de los galanes de la entonces incipiente Área Dramática de Televisión Nacional de Chile, fundada apenas en 1981. En “La Torre 10”, se destacó como uno de los protagonistas: un médico millonario que sorpresivamente instala su consultorio en el controvertido inmueble capitalino.
“Viejos de mierda”
Bajo la dirección de Rodrigo Bastidas, Vidiella compartió roles protagónicos con Coco Legrand y Jaime Vadell en esta comedia que en 2017 y 2018 fue la más vista de Chile. Hasta la fecha, es uno de los montajes más taquilleros del último medio siglo del teatro local.
Gaspar Encina en “Amor a domicilio”
En la teleserie de Canal 13 que lanzó a la fama al guionista José Ignacio “Chascas” Valenzuela, el intérprete fue Gaspar Encina, el dueño del holding controlador de la moderna y recordada pizzería de 1995.
Jesús en “La memoria de mi padre”
En el cine, un rol que le valió elogios y premios fue el de “La memoria de mi padre”, filme dirigido por Rodrigo Bacigalupe Lazo y disponible hoy en la plataforma gratuita Ondamedia.
Sus fotonovelas
Su primer gran trabajo fue en 1961 en la fotonovela “El que volvió”, dirigida por Eduardo Naveda. Aquella, no fue su única aparición en estas producciones: “El milagro” y “El rapto” también figuran en su registro. Aquí, un recuento por su paso por este formato.
“Balada de medio pelo”
Con texto de Isabel Allende y música interpretada por Valentín Trujillo, activo colaborador del montaje, Vidiella deslumbró a la crítica de 1973: “Balada de medio pelo es una obra que le queda chica”, reseñaba el crítico Aniel en el diario La Prensa.