Es una de las fundadoras del colectivo de investigación y creación Escena Cuántica, junto a Sebastián Farah, además de participar con Kika en el ciclo de teatro lambe lambe en Matucana 100.
Obviamente, Pamela San Martín ama el teatro en miniatura, ese que se juega la vida entre 2 y 5 minutos ante un solo espectador que mira por un visor.
Desde allí, el público mira una escena que se desarrolla en el interior de una caja que recuerda a los antiguos fotógrafos minuteros, que en Brasil se conocen como fotógrafos de lambe lambe.
Este formato escénico nació en Brasil, en 1989, con la iniciativa de Ismine Lima y Denisse du Santos..
Ahora, el lambe lambe chileno de verano llega con el Colectivo Escena Cuántica y la Red Lambe-lambe, con obras de diversa temática y sentido humano, cuenta Pamela San Martín.
(Pregunta): Teatro atractivo y extraño: un solo espectador mira por un visor…
– El teatro lambe lambe tiene presencia en Europa desde el siglo XVIII, asociado al teatro familiar de títeres, y hace 10-15 años se ha validado en Chile. El teatro en miniatura está muy relacionado con el juego de los niños: desde chicos armamos pequeños mundos jugando con cajitas o cualquier otro elemento… El público reacciona encantado, porque reactiva sus recuerdos infantiles y se reconoce en ese espacio del inconsciente a que nos lleva el juego: el teatro en miniatura es personalizado.
(P): ¿A ti qué te motiva?
– Esa actitud de observar y espiar por el visor: conectarse con un secreto y descubrirlo es su particularidad, también por lo bello.
Procesos y exigencias
(P): ¿Hay reglas que seguir?
– No hay reglas: la única exigencia es que debe tener un secreto, un misterio que hay que descubrir de a poco.
(P): ¿Y la síntesis?
– Sí, aquí opera la síntesis para un relato que puede ser textual, visual, sonoro, con objetos o una mixtura. Su dramaturgia tiene una extensión máxima de 5 minutos, aproximadamente.
(P): ¿Las manos del manipulador son protagonistas?
– Sí, puede ser un personaje más, además de ayudar a activar un movimiento o representarlo; lo mismo ocurre con la luz, en función de un tiempo o una emoción, todo según los recursos que use cada propuesta, desde lo artesanal hasta lo tecnológico.
(P): ¿Se necesitan cualidades especiales?
– No, entre los manipuladores del teatro lambe hay profesores, audiovisualistas, dramaturgos, actrices… Sí, el manipulador es un creador responsable de todo. En Chile hay talento, aunque desde pequeños bloquean nuestras capacidades… el teatro lambe incluso permite desbloquearlas.
(P): Me imagino que el público queda con gusto a poco…
– Uhhh, sí, les gustaría que la obra siguiera… es tan cortita, dicen.
Todas las obras
El Pato y la Muerte, de Soledad Velozo: habla de concebir el tema de la muerte como un proceso de vida que culmina.
Sueño Mágico, de José Cavieres: historia personal de un viaje, una historia sicodélica y alucinada en un bosque.
La Viájico Violético, de Rayén Espíndola: transmite la esencia creativa y artística de Violeta Parra.
Mal de País, de Sofía Paladines: una visión crítica y muy especial de la vida en las ciudades.
Alma de Metal, de Manuel Villagra: historia medioambiental de un minero, con muñecos manejados por un mecanismo.
Semilla Cosmika, de Yoryelline Hidalgo: una niña tiene un sueño que quiere cumplir con la ayuda de David Bowie.
Kika, de Pamela San Martín: obra interactiva primera infancia, sobre la idea que la migración es un fenómeno natural.
Matucana 100. Explanada. 29, 30 y 31, de 18.00 a 21.00 horas. Entrada general: $ 1.000 (sugerido). Hasta 31 enero.