En una caudalosa vertiente artístico-social de gran proyección se ha convertido la opción escénica de Gopal y Visnú Ibarra que se sustenta en el llamado Coro Ciudadano, formado por personas seleccionadas entre quienes acudieron a una amplia convocatoria a no profesionales.
Una experiencia que permite a ambos directores y al público ponerse en contacto con personas que poseen valiosas cualidades y capacidades artísticas de todo tipo, a estas alturas, un resultado en absoluto sorpresivo.
La carta, que tiene como referencia la letra de la canción homónima de Violeta Parra, entremezcla música y canto en vivo, danza, actuación y coreografías colectivas, protagonizadas por un elenco total de 100 personas en escena.
Una propuesta realmente conmovedora por el alto nivel artístico que se logra y el profundo sentido cultural que representa una producción que ahonda en la idiosincrasia nacional, a través de una sonoridad contemporánea que funde aires folclóricos y rockeros.
Al mismo tiempo, la obra incursiona en la historia social de nuestro país y en las diversas formas de violencia que ha vivido el cuerpo ciudadano.
Columna vertebral
Las evoluciones coreográficas colectivas (diseño de Tania Rojas), macizas en expresividad, son fundamentales en este montaje ya que recogen el sentido del relato escénico.
Aluden a experiencias duras, personales, sentimentales y sociales transmitidas por las letras de las canciones de Violeta Parra que fueron seleccionadas.
El Coro Ciudadano, columna vertebral de la propuesta, destaca por su fisonomía múltiple: hombres y mujeres, jóvenes y niños de todas las edades y apariencia física, cuya entrega total se acrecienta con su disciplina escénica y talento expresivo.
Otro factor determinante radica en la decena de canciones de Violeta que se interpretan en versión rockera-folclórica (composición de Cristóbal Montes; intérpretes Diego Gilabert, José Flores Alonso Jeria, Danka Villanueva y Loreto Ríos), con las voces de Simón Aravena, Virginia Beltrami y Millantú Hilbert.
Esta sonoridad, más el vestuario del elenco (diseño de Valentina San Juan), la iluminación (diseño de Jorge Velis) y la opción de mostrar parte de las letras de las canciones en diversos formatos, conforman un universo conmovedor, una matriz que atrapa imaginación, emociones y sentimientos, ya que golpea la entrada a la cultura chilena profunda.
La obra también incluye cantantes profesionales que intervienen por separado en los cuatro fines de semana de su temporada.
Así como en abril estuvieron Gepe y Denise Rosenthal, en mayo estuvo Ana Tijoux (3 al 5), y ahora Max Vivar de Villa Cariño (10 al 12 de este mes).
Cada uno de ellos y el público serán testigos de la electrizante interpretación de una niñita para Qué pena siente el alma y de Arauco tiene una pena, con el Coro Ciudadano en masa alrededor de la platea cantando-diciendo-gritando: “Levántate”.
Centro Cultural Gabriela Mistral (Gam). Alameda 227. Jueves a sábado, 20.30 horas. Entrada general $ 8.000; estudiantes y tercera edad $ 4.000. Hasta el 12 de may