VER RESUMEN

Este sábado 12 de abril, en Concepción, Álex Anwandter pondrá fin a un breve pero contundente periplo por Chile con un show en La Bodeguita de Nicanor, luego de una intensa semana.

Previo a su paso por el Mercado de Industrias Culturales y Creativas (MIC Chile 2025), que se desarrolló en el capitalino Centro Cultural Gabriela Mistral, el músico y cineasta arribó al país para ofrecer cinco fechas en vivo en Valdivia, Temuco, Viña el Mar, Santiago y Concepción.

La visita encuentra a Anwandter en un momento de impulso creativo. Por estos días, por ejemplo, trabaja en un nuevo disco de estudio, pero esta vez bajo otro alter ego y renovadas premisas musicales.

“Hace tiempo que he estado despegándome un poco de ciertos anclajes metodológicos, que se usan mucho en la música actual. Esto es un poco técnico y aburrido, pero estoy hablando más que nada del computador como centro de la creación musical”, cuenta el cantautor a BioBioChile en su paso por Santiago.

“Yo hago bastante música electrónica. Pero ahora, por ejemplo, he estado haciendo música electrónica con secuenciadores análogos, o sea, sin el computador. Y esto es una volá bien mía, pero escucho el sonido de la grilla del computador en, no sé, el 99% de la música que se hace hoy. Y la música que a mí me gusta y que más disfruto, y que más escucho, no tiene eso. No tiene ese anclaje digital engrillado”, agrega.

El nuevo alter ego (tal como lo fue Odisea tras poner fin a la banda Teleradio Donoso hace 16 años) aún no tiene nombre, pero sí un primer objetivo: la grabación de un disco en los próximos meses.

“Estoy haciendo bastante música, o tocada con banda o secuenciada con estas máquinas analógicas, y quería hacer un disco que tuviera ese énfasis metodológico. Y es porque tiene un énfasis metodológico y no tan biográfico o artístico, que le quise dar otro nombre. No habla de las mismas cosas de las que hablo yo usualmente, porque está enfocado en otro aspecto bien distinto de mi trabajo, que es esto de cómo se hace la música”, cuenta.

Este, sin embargo, no es el único proyecto que ocupa los días del artista chileno radicado en Nueva York. Anwandter, a su vez, trabaja en su regreso al cine luego de la elogiada “Nunca vas a estar solo” (2016), película que dirigió y que ganó el Teddy Award en el Festival Internacional de Cine de Berlín ese mismo año.

“No puedo contar mucho, lo único es que estoy trabajando en algo nuevo, pero lo estoy trabajando en Argentina. Acá es prácticamente imposible financiar un largometraje de ficción. Son poquísimos los que se hacen al año. Al punto que no quise seguir intentándolo, año tras año, como lo hice un buen tiempo”, explica Álex Anwandter.

“Creo que es superimportante que uno como artista practique su oficio. No puedes estar postulando año tras año a un fondo y, si no ganas nada, no poder trabajar. Así que empecé a tocar otras puertas nomás, lo que se me hace muy malo para Chile. No porque esté diciendo que se van a perder de mí, pero se me hace superimportante que los países tengan un cine propio, que hable de vidas de acá y de historias chilenas, que es algo que me interesa mucho hacer”, reflexiona.

Álex Anwandter: “No puedes estar postulando año tras año a un fondo y, si no ganas nada, no poder trabajar”

(P): En tus visitas a Chile, tus shows en el Caupolicán se han convertido en una suerte de rito con tus fans. ¿Cómo ocurrió esto?

(R): Es como una oportunidad para mí para regalar algo; me lo tomo un poco así. Me lo tomo como una oportunidad para regalar algo que es solo para esa ocasión. Me gusta mucho esa idea de hacerlo “solo por esta noche”. Cosas irrepetibles. Lo encuentro muy lindo y un poco opuesto a la vida actual, que es como de masificar cosas y ordeñar lo más que se pueda la misma vaca. Esto es lo contrario. Y se me hace lindo tanto para mí como para el público hacer eso.

(P): ¿Guardas alguna postal especial de ese anecdotario en el Caupolicán?

(R): Sí. Creo que la cosa más especial, por ahí que me acuerdo, fue una vez que invité al Gepe y a la Javiera Mena a tocar, y tocamos los tres solamente, como una banda. Daniel tocó batería, yo tocaba bajo y la Javiera tocaba piano, y tocamos una canción de la Javiera. Era como una especie de sueño mío. Creo que literalmente soñé eso alguna vez y se me hizo muy entretenido y muy lindo hacerlo.

(P): ¿Te gusta el Teatro Caupolicán como espectador? Es un espacio como fama de comodidad

(R): Es que es eso. Tiene esa cosa bien especial de que cabe harta gente (alrededor de 5 mil personas), todo el mundo puede ver bien y se escucha bien, cosa que no es tan común también. Entonces, es raro tener un recinto que tenga todas esas cualidades.

(P): ¿Te acomodan más las multitudes reducidas que las grandes audiencias al momento de un show en vivo?

(R): Yo creo que me gusta un poquito más no tanta gente, porque se concentra la energía. Por ahí en los festivales más grandes hay gente que está, no sé, comprando unas experiencias… También depende un poco del carácter que tengan los discos que hago. El último disco que hice, es un disco como un poquito más chico que “El diablo en el cuerpo”, cuando hicimos dos Caupolicán, porque era un disco mucho más expansivo. Esto tiene otro carácter. Pero claro, no quería perder ese diálogo que tengo hace tiempo con ese recinto.

(P): Esta pregunta puede parecer superflua, pero no lo es. ¿Te sientes un artista querido por el público local? Considerando el panorama actual de artistas pop, me parece que capitalizas atención de públicos transversales y disímiles. ¿Lo percibes así?

(R): Sí, sí, totalmente. Yo creo que tiene que ver con cómo me relaciono yo con el público, que es de una manera bien orgánica. Cada persona que llega a mi música llega por su cuenta, no llega porque estuve intentando convencerla o vendiéndome en la tele o lo que sea: algo les gustó y empezaron a conocer más. No estaba yo todo el día en Instagram diciéndoles escúchame, escúchame, escúchame, sino que ellos llegaron solos. Entonces creo que somos un poco parecidos: medios piola.

Á.A: “La verdad, hoy en día me siento muy conectado con Buenos Aires. Si me mudara (desde EE.UU), probablemente sería hacia allá

(P): ¿Te preocupa lo que está ocurriendo en Estados Unidos con Donald Trump, considerando que vives hace años allí?

(R): No lo veo tan de cerca porque en Nueva York no funciona tanto como otros estados. Quiero decir, que los efectos de eso se ven mucho más en otros lugares. Ahora, el clima conservador y de censurar y qué sé yo, es porque sí se está instalando un discurso anti latino, superfuerte. Pero no es solo anti latino, es racista. Incluso el tema de Gaza, al final, es un tema de racismo en el sentido que para ellos pareciera que las vidas de los palestinos valen menos. La política exterior de Estados Unidos contempla eso como un hecho, poco menos.

Estados Unidos ha sido un país muy violento en toda su historia. Para mí, me resulta muy chocante constantemente vivir allá, al punto que pienso no sé cuánto tiempo más quiera estar en ese lugar.

(P): ¿Ves un regreso definitivo a Chile en el corto plazo?

(R): La verdad, hoy en día me siento muy conectado con Buenos Aires. Es uno de los lugares, o quizás el lugar que más me gusta para estar. Tengo muchas amistades allá. Me llevo muy bien con mucha gente y si me mudara, probablemente sería hacia allá.

(P): Tu visita coincidió con las celebraciones del natalicio de Gabriela Mistral, en el marco del natalicio de su Premio Nobel. ¿Cuál es tu relación con su figura? En Chile, en estos días, se ha debatido mucho al respecto.

(R): Sí, se me hace re interesante. Y también es una figura interesante en el tema de su sexualidad, y que su obra esté en el medio de esta fuerza por rescatar esa lectura y toda esa dimensión, y por otro lado, todo un esfuerzo pacato de invisibilizarla y ocultarla. Pero obviamente su obra artística en sí es relevante por sí misma.

(P): ¿Estuviste al tanto del debate sobre las celebraciones del aniversario? El gobierno señaló públicamente que estas no estarían centradas en su orientación sexual, luego que opositores afirmaran lo contrario.

(R): Se me hace bastante retrógrado. Pensé mucho en la importancia que tiene el amor o su vida sentimental en la narrativa artística de Frida Kahlo, por ejemplo. Y, ¿por qué no darle esa oportunidad de conocer esa dimensión a Gabriela Mistral? Como que se la estamos cortando al invisibilizar su sexualidad, porque su sexualidad claramente tenía que ver con esta otra persona, Doris Dana, su amor muy profundo. Si uno lee las cartas, más claro es imposible. Entonces no se trata de desenterrar un muerto ni de ofender a nadie, es simplemente de hablar de lo que estaba sucediendo. Por ahí no con las categorías que usamos hoy de queer o de lesbianas, pero tampoco de decir que eran grandes amigas, porque no eran grandes amigas, eran otra cosa, ¿no es cierto?

Álex Anwandter:  "Las personas llegan a mi música por su cuenta, no porque estuve convenciéndolas"
Cedida | Ben Jastremski