El segundo concierto de Iron Maiden en el Estadio Nacional (Chile) aún no empieza y ya son casi 60 mil personas las que saltan y bailan y gritan al son de “Doctor Doctor”, la icónica y envasada reversión del clásico de UFO que da la bienvenida al “The Future Past World Tour”.
La audiencia celebra el cover como una canción más del setlist, tal como la también envasada “Blade Runner (End Titles)” de Vangelis que escolta la primera pieza del sexteto (ahora sí en cuerpo y alma en el escenario): “Caught Somewhere in Time”, parada inaugural de un show que se centra, básicamente, en su último y decimoséptimo álbum de estudio, “Senjutsu”, así como en “Somewhere in Time” (1986).
En escena, el retorno de los británicos a suelo chileno tras cinco años de ausencia es palpable. Y tal como dicta la costumbre, abuelos, padres y nuevas generaciones se confunden en una gran polera negra que cubre cancha y gradas del Nacional, y que por una hora con 50 minutos agitará cada una de las 15 canciones del grupo.
Porque “The Future Past World Tour”, antes que todo, es un espectáculo pensado para sus fans, con canciones poco abordadas en vivo y, desde luego, las novedades de “Senjutsu”. La joya de la corona (o la “joya de La Doncella”, en este caso) es “Alexander the Great (356-323 B.C.)”, canción de 8:35 que Iron Maiden se animó a tocar en vivo por primera vez en esta gira.
En escena, Bruce Dickinson luce tal como sus outfits: retrofuturista, rejuvenecido, veterano pero también imponente y en sí mismo. Con tonos vocales y sentidos dramáticos intactos, en un pasaje incluso se da tiempo para entablar un fuego cruzado, literal, con Eddie, la mascota de la banda, en un duelo que luego releva Janick Gers ya en el final del recital.
A “Caught Somewhere in Time”, le secundaron “Stranger in a Strange Land”, “The Writing on the Wall”, “Days of Future Past”, “The Time Machine”, “The Prisoner” y “Death of the Celts”.
Clásicos como “Can I Play With Madness” y “Heaven Can Wait” también tuvieron espacio en el set, así como “Fear of the Dark” y “Iron Maiden”, que en esta gira, tras la muerte del exvocalista Paul Di’Anno en octubre pasado, ha estado dedicada a su memoria.
Para el único bis del show, al margen de “Hell on Earth”, La Doncella reserva dos créditos señeros de su catálogo: “The Trooper” y “Wasted Years”, esta última cantada y gritada en masa por una multitud que, si bien no agotó las entradas de su segunda presentación (algo que sí ocurrió en el primero), demostró otra vez el arraigo casi familiar de Iron Maiden en Chile: una de las pocas bandas del mundo que pueden ufanar pertenencia en el Estadio Nacional.
En vista de la evidente ausencia de hits, el anuncio de Dickinson en Colombia, días atrás, ilusiona a los fans de cara a 2025, cuando se cumplan 50 años de la banda. Para entonces, y con el fin de celebrar la efeméride, el sexteto ofrecerá una gira de dos años centrada en sus seis primeros álbumes, lo que básicamente se traduce en un tour mundial de grandes éxitos, muy distinto al actual “The Future Past World Tour”.