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Gepe se aleja de la fiesta, se encuentra a sí mismo y le canta a la ansiedad: "Ese lenguaje lo tengo"

05 octubre 2024 | 08:51

“Un primer disco, de nuevo”. Gepe, el popular cantautor chileno con más de dos décadas de carrera, vuelve a los lanzamientos discográficos con “Undesastre” (2024), álbum melancólico que debuta en plena Primavera con un Daniel Riveros esta vez distante del pop festivo, y mucho más cercano a hábitats que define, incluso, como oscuros.

“El disco tiene diferentes estados de ánimo, pero yo sí soy una persona melancólica. Es más oscuro, un poquito mala onda por momentos. Era la idea buscar algo más crudos. Yo creo que es un primer disco de nuevo, o como esos tres primeros discos (“Gepinto”, “Hungría”, “Audiovisión”). Fue inconsciente, pero tomé conciencia de eso en la manera en que se estaba grabando, sobre todo en la grabación, no tanto en la composición”, cuenta a BioBioChile.

“Undesastre” fue un álbum de cocción lenta. Su canción más antigua, “Vivo”, data de 2020, y en ella se hace acompañar de Rubén Albarrán (Café Tacvba) para una cumbia lenta que originalmente iba a ser de Los Ángeles Azules, y que a la larga no grabaron. La primera pensada para el disco en sí, en cambio, fue “Bandera de Arena”, ya en 2021.

A pesar de la espesura del tiempo, el hálito melancólico y contenido cruzan las 14 pistas de “Undesatre”, ya disponible en plataformas de streaming. En la lista, además de la colaboración con Albarrán, también se encuentran alianzas con Mon Laferte (en “Bolero Libra”), Monsieur Periné (21 de Eenero”), Movimiento Original (“Rayoz X”) y Belencha (“Paloma”).

“Yo creo que la música, las canciones, en fin, se resume en lo que la cuarta canción de este disco (“Bandera de arena”) dice final, y no lo digo yo, sino Isabel Parra, que dice que las canciones ayudan pero no solucionan. Creo que, por lo menos en mi experiencia, nunca una canción, ya sea una de amor, de tristeza, una canción social, antigua, nueva, nunca me ha dado efectivamente una solución, entonces cuando la Isabel dijo eso, me hizo mucho sentido”, cuenta Gepe sobre uno de los motores de este álbum que se emparenta directamente con “Gepinto” (2005), su elogiado debut

Gepe: “Tampoco es que seamos tan populares como una canción de la música urbana”

(P): ¿Cómo crees que los contextos coyunturales influyen en la recepción de un disco? Latinoamérica está convulsa siempre, pero ahora pareciera que más.

(R): Yo siento que este es un disco súper personal, y los discos personales encuentran su espacio igual; creo que este va a encontrar su espacio. El disco, también tratando de buscar el nexo, trata de hablar de la adversidad, de la resiliencia, pero eso de buscar la canción para relacionarlo con la realidad inmediata, yo lo encuentro innecesario. Cada uno está vinculado a la realidad, y eso se cuela a la pega que uno haga, sea lo que sea.

(P): “Paloma”, canción de este disco, viene a sumarse a una larga lista de otras ligadas a la música nortina. ¿Cómo habita el norte y su música en ti?

(R): Me da la impresión porque soy baterista, por la percusión, por los bronces duros, y la situación como colectiva de la música andina también. Eso en primera instancia, pero en segunda con Los Kjarkas, con Luzmila Carpio. Me pasa que la música andina me llega porque tiene poquitas palabras, pocas frases, imágenes esquivas, semi poéticas, pero imágenes al fin y al cabo en un relato y eso siempre me ha atraído. Eso de ser más esquivo con las historias, eso me ha hecho sentido y la música andina lo tiene. Y la canción “Paloma” tiene énfasis en eso, en el lenguaje fragmentado.

(P): Hay un trabajo lírico notorio en este álbum. ¿Cómo observas en retrospectiva esta faceta? En la época de “Hungría” defendías la idea de relevar la música por sobre las letras.

(R): Uno va cambiando. Lo que me ha pasado siempre es que confío en letras que aparecen en el mismo impulso cuando aparece la melodía. Como en “Hablar de ti”, que salió rápido con la música. No es de autómata, sino que confío en la primera idea y empiezo ahí. Eso pasa en la minoría de los casos: casi siempre aparece la melodía y uno pone después la letra encima, entonces ahí quizás la letra pierde la rapidez. Hay una del disco, “Las cosas bien”, que tiene una letra densa, súper clara, donde no hay un divagar sino que ideas claras. Esa la compuse con Pablo Stipicic y salió así no más, tocó el piano, canté y salió. Lo que siento ahora con las letras es eso un poco: que aparezca intuitivamente y a la primera, es una muy buena señal y confío mucho en eso más que buscarla conscientemente, pero confieso que es muy difícil que eso ocurra.

(P): Hay aquí una colaboración con Cristián Heyne, quien firma con su propio nombre en “Noche de D Sol”. A diferencia de Movimiento Original, que también es parte del álbum, este es uno de tus colaboradores históricos.

(R): Es una canción que habla de la ansiedad, un poco de: ¿Dónde estoy? ¿Qué me gusta? ¿Qué no me gusta? ¿Estoy aquí, estoy acá? ¿Por qué estoy en esta fiesta? ¿Se supone que lo estoy pasando bien? Estoy a un paso de sufrir todo; habla de la ansiedad. Yo me considero una persona ansiosa, por lo tanto ese lenguaje lo tengo ahí encima. Y claro, ver un tipo de cosas te genera ansiedad. A mí me parece una muy buena canción, por cierto, me pareció que era una de las pocas canciones rock que he hecho, y él es mi amigo más rockero, y me encanta la mano que él tiene para hacer las cosas. Le pasé la canción y dije: ‘haz lo que quieras’. Se lo entregué y me devolvió su guitarra y respuestas que me encantaron.

(P): Muchos quedaron sorprendidos de la laceración de “Bolero Libra” con Mon Laferte. ¿Cómo fue trabajar esta canción?

(R): Yo tenía esta canción hace un buen tiempo, como del final del 2022 por ahí, o principio del 2022. Había pensado en hacer una canción que fuese como por Portishead, como la canción “Roads”, que tenía básicamente un ritmo muy mínimo y un piano, con muy poquito acorde… Siempre me ha gustado mucho Luz Casal y me acuerdo de niño de esa idea del amor oscuro, profundo, imposible, destruido. Tenía siempre como esa estética, relacionada a ese tipo de canción de mujer adulta, en ese tiempo, siendo yo niño, escuchándola.

(P): ¿Como te relacionas con el paso del tiempo? ¿Es un tema que te acompleja? “Gepinto” va a cumplir 20 años y hay artistas que a veces se incomodan con la constatación del tiempo transcurrido.

(R): El disco “Gepinto” es de un viejo de 80 años. No es que vaya en inversa, pero siento que yo era más viejo cuando tenía menos edad, cuando tenía 15 años era un viejo chico brígido… De a poquito he ido soltando un poco y relajándome, disfrutando más lo que hay que hacer.

(P): ¿Podría el Gepe del 2024 hacer un disco como “Gepinto”?

(R): Uno no puede repetir las cosas… Tendría que ser como hacer una película, o algo que no supiese hacer, porque no sabía de música, no sabía grabar, no era muy computín; en ese tiempo no sabía nada. Entonces es imposible borrar la experiencia. Sí, el espíritu de encontrarse conmigo mismo lo repetí ahora. Eso sucedió, no más. Quizás llevaba mucho tiempo llevando cierto resguardo de la emoción inmediata y ahora no.

(P): Se podría decir que “Gepinto” es un disco, que junto a otros, produjo una potente escena local post dos mil. ¿Cuál es tu visión al respecto?

(R):A mí me encanta ese disco, creo que es bastante freso sí. Me da la impresión que apareció en un momento donde no había mucha industria, y los grupos grandes eran muy grandes, y los grupos chicos no existíamos, o existíamos para unos pocos. Y me da la impresión que la Javiera (Mena) empezó diciendo: ‘bueno, uno puede mezclar lo que quiera y ser libre’. Y yo hice lo mío. Yo escuché a la Javiera el año 98, y dije aquí hay algo nuevo. Una nueva manera de ser, de ser compositor de canciones en Chile. Y así agarré vuelo e hice el “5×5”, un EP rústico, que tuvo poca llegada.

(P): Da la impresión que ese momento sirvió, de alguna forma, de ensayo y error para lo que vino después con la música urbana chilena. ¿Qué piensas de lo que vino posteriormente? ¿Se relaciona?

(R): Siento que no tiene ninguna relación. Lo urbano es la industria, y nosotros somos el indie más… No sé. Tampoco es que seamos tan populares como una canción de la música urbana, y quizás es nuestro espacio. Quizás nuestro espacio es más piola, y el urbano es súper vociferante, rápido, inmediato, fuerte, duro. Nosotros somos todo lo contrario, somos el freno de mano total. Creo que no tenemos ninguna relación, ninguna, y eso es genial también. Porque es lo mismo que cuando aparecimos nosotros y no teníamos ninguna relación con lo que había atrás. Cuando aparece una escena, debe haber un borrón de lo anterior en la mente de quienes hacen esa nueva escena.