La noche anterior a cumplir 55 años de carrera, la banda chilena Congreso convocó a su público a una velada donde, más que rememorar y festejar el pasado (omitieron hits como “Heroína de Nueva York” y “El trapecista”), prefirieron mirar al futuro, reírse del camino recorrido y habitar el tiempo venidero con el secreto que les ha permitido cruzar ya cinco décadas y media.
La cita fue en el Teatro Caupolicán de Santiago, un día antes, también, del tiroteo que la madrugada del domingo dejó un carabinero muerto a la salida del recinto de calle San Diego, otra vez envuelto en un hecho de violencia. Pero eso fue 24 horas después. Una noche antes, Congreso festejó la vida y la amistad en una sala expectante y radiante, repleta de jóvenes atemporales de generaciones dispares y, gracias a Congreso, no del todo inconexas.
El Orfeón de Santiago y un set instrumental para canciones como “Tus ojitos” y “Volantín de pluma” dieron la bienvenida al grupo que literalmente arribó con maletas al espectáculo titulado “El viaje continúa”, reflejo empírico del ethos de la velada y del ánimo itinerante.
“Viaje al corazón” y “En horario estelar” fueron las primeras de una lista que repasó pasajes canónicos de la banda y también parte de sus inquietudes actuales, sus canciones más recientes y sus nuevas redes artísticas.
Tras “Álbum de fotos” y “Venus en bicicleta”, Congreso invitó al Dúo Pajarito para “El Rey Midas”, y luego a Manuel García para “En el patio de Simón”, escrita en su origen para el hijo del baterista y fundador Sergio “Tilo” González. Un bello momento opacado por un imprudente que sin explicación decidió gritar contra García apenas pisó el escenario, desplegando con eso una sensación de hastío que para la audiencia completa pudo ser difícil de digerir.
Pese al inconveniente, el contrapunto sirvió de contraste para apreciar el acierto artístico del colectivo que comandan “Tilo” González, Hugo Pirovich y el incombustible Francisco “Pancho” Sazo, que con sus versiones en vivo de “Maestranza de noche”, “Tuve un sueño mamá” y “El cielito de mi pieza” hicieron al público inmune de cualquier bajeza.
El ímpetu en vivo del septeto de 55 años no dejó dudas de su sólido presente, sin eufemismos ni exageraciones. Sazo, quien arribó con muletas al escenario por razones no detalladas, estuvo a la altura de su propio registro e incluso más allá de él, tal como sus compañeros en escena.
La primera parte del concierto finalizó con una ovación a Claudio Parra en una reversión inolvidable de un clásico de Los Jaivas, “La Conquistada”. Pero no fue el único invitado de honor. Joe Vasconcellos, ex Congreso y otrora reemplazo de Sazo cuando el vocalista se radicó en el extranjero, trajo a escena (absolutamente de blanco) “Hijo del Sol” e “Hijo del diluvio”, en un reencuentro que también fue arenga y eclosión precolombina.
Para el cierre, y acaso como un saludo hacia el futuro, el grupo ofreció un set de canciones de su elogiado último álbum, “Luz de Flash” (2022), que tocaron en vivo prácticamente íntegro.
Para el final, la banda invitó a Arlette Jequier, vocalista histórica de una de las bandas hermanas de Congreso en el avant-garde local, Fulano, con quien revisitaron “El mundo al revés”. La despedida, única y rotunda, fue con “Primera Procesión”, que tuvo a todos los invitados de la noche sobre el escenario.