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Murió Luis Alberto Torrejón, el hombre que en las sombras dejó una huella en la historia musical de Chile. Fue un ingeniero electrónico clave en la creación de la banda sonora de generaciones, participando en la grabación de más de 11.800 discos y colaborando con los más grandes artistas de la música chilena e internacional. Desde residir en Puente Alto y graduarse como ingeniero electrónico en la Universidad Santa María, pasando por su traslado a Santiago contratado por RCA Víctor en 1959, hasta convertirse en el principal técnico de grabación en Chile, su contribución fue fundamental en la industria discográfica nacional. A pesar de su enorme contribución, Torrejón siempre mantuvo un perfil bajo y recientemente recibió un merecido reconocimiento en los Premios Pulsar por su aporte al fomento y desarrollo de la música chilena. Su fallecimiento deja un vacío imposible de llenar, pero su legado vivirá en cada nota de música que ayudó a crear.

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Luis Torrejón, el destacado ingeniero electrónico, falleció dejando un legado imborrable en la música chilena. Con más de 11,800 discos grabados, Torrejón también trabajó en Radio Bío Bío en los 90. Su impacto trascendió fronteras, colaborando con artistas icónicos como Víctor Jara. De hecho, él fue el hombre que grabó las últimas composiciones de Violeta Parra en 1966.

Luis Alberto Torrejón (Valparaíso, 24 de enero de 1936) fue un hombre que, aunque en las sombras, dejó una huella en la historia musical de Chile.

Torrejón, ingeniero electrónico de profesión, fue una pieza clave en la creación de la banda sonora de generaciones, participando, como reconoció en una entrevista para un portal de Puente Alto, en la grabación de más de 11.800 discos a lo largo de su carrera, colaborando con los más grandes artistas de la música chilena e internacional.

De ingeniería a la música

Con más de 20 años residiendo en Puente Alto, Torrejón se dedicó en cuerpo y alma a la música. Comenzó su educación en Los Sagrados Corazones de Valparaíso y el Liceo Eduardo de la Barra, para luego graduarse como ingeniero electrónico en la Universidad Santa María. Desde joven, mostró una inclinación por la electrónica y la música, pero también jugó en las divisiones infantiles y juveniles del Santiago Wanderers.

En 1959, se trasladó a Santiago contratado por la compañía RCA Víctor. Un incidente fortuito en el estudio de grabación, según recordó La Tercera (26/06/2021) lo catapultó a una nueva faceta: “Un día hubo un problema en el estudio de grabación, yo fui a verlo. Los músicos llegaron, todo el mundo llegó, y el técnico no estaba. Al teléfono, el gerente me dice: ‘¿Lucho, te atreves a grabar?’ Yo le dije: ‘No tengo idea de grabar, pero si hay que hacerlo, hagámoslo’. Grabamos, y de ahí no paramos”.

El hombre detrás de los éxitos

Luis Torrejón se convirtió en el principal técnico de grabación en Chile, y su contribución fue fundamental en la era dorada de la industria discográfica nacional. Trabajó con una impresionante lista de artistas, desde Violeta Parra y Víctor Jara hasta Gloria Simonetti y Los Ramblers.

“Según un informe de una revista de audio inglesa, grabé 11.646 long plays en casi 30 años, ahí los empecé a contar. Ahora voy en 11.802”, mencionó Torrejón, subrayando su vasta experiencia y dedicación en varias entrevistas.

Su papel como ingeniero electrónico iba más allá del simple manejo de equipos: “Como ingeniero electrónico uno conoce todo lo que es el equipamiento por dentro y se cuida mucho lo que se hace. Similar a un pintor, al cual le entregan un telón, la pintura, la brochita, los pinceles y dicen: ‘Mira, esta es la imagen, esto es lo que queremos’. Bueno, eso es lo que uno tiene que hacer; ponerlo bonito, que la gente lo digiera.”

Reconocimiento y humildad

A pesar de su enorme contribución, Luis Torrejón siempre mantuvo un perfil bajo: “Soy de poca bulla. Vamos a cumplir 62 años grabando, pero nunca me preocupé de todo lo que grabé, nunca me saqué una foto grabando, nunca me puse para el cuadro.”

Fue recientemente que salió brevemente de su anonimato con una aparición en la entrega de los Premios Pulsar, donde recibió un merecido reconocimiento por su aporte al fomento y desarrollo de la música chilena.

Luis Torrejón no solo dejó una marca indeleble en la música grabada, sino también en aquellos que tuvieron el privilegio de trabajar con él. Su dedicación, su pasión y su habilidad técnica son recordadas con cariño y admiración por muchos en la industria. Su fallecimiento deja un vacío imposible de llenar, pero su legado vivirá en cada nota de música que ayudó a crear.

El velorio se está desarrollando en Avenida Camilo Henríquez 4827, Puente Alto. El funeral se comunicará oportunamente.