Un Arena copado (alrededor de 14 mil personas) recibió a Placebo a 10 años de su última visita a Chile. La banda de Brian Molko y Stefan Olsdal arribó al país con una propuesta disruptiva: un show sin los hits radiales que los convirtieron en embajadores de la música alternativa a fines del milenio pasado, y que incluso los llevó a ser recibidos en La Moneda en 2014 por el difunto presidente Sebastián Piñera.
El recital, a su vez, añadía otra dificultad al público del 2024. Previo al show, la banda pidió expresamente no usar celulares durante el concierto, primero mediante un mensaje en pantalla y luego por los parlantes.
“No pasen el concierto grabando. Esto hace que la presentación sea mucho más difícil, es más difícil conectar con ustedes y comunicar eficazmente las emociones de nuestras canciones”, señalaron minutos antes de empezar, y la verdad es que la gran mayoría respetó el decálogo. Al menos hasta las últimas canciones.
En 1 hora y 50 minutos, la banda británica esquivó hits mundiales como “Every You Every Me”, “Pure Morning”, “This Picture” y “Special Need”, entre otras, para centrarse en temas menos difundidos de su catálogo y, en especial, en “Never Let Me Go” (2022), álbum que el año pasado los tuvo tocando en Europa con no pocas polémicas mediante.
En Chile, Molko mostró el temperamento de siempre. A minutos de empezar, no tuvo reparos para increpar a una fan “de sombrero blanco” que insistía en grabar las canciones de Placebo. “¡Ya está, ya está!”, le gritó enérgico desde la tarima, mientras cambiaba una de las más de 10 guitarras destinadas sólo para él.
Los diálogos del vocalista con su equipo técnico fueron una constante: al más puro estilo Luis Miguel, Molko pidió ajustes de retorno y volumen a mitad o al principio de casi todas las canciones, e incluso hizo gestos a uno de sus guardaespaldas cuando algo de las primeras filas lo desconcentró y lo obligó a bajar. “Mi hermana no se siente bien. Ahora está mejor”, dijo.
“Forever Chemicals”, “Beautiful James”, “Scene of the Crime”, “Hugz”, “Happy Birthday in the Sky” y “Bionic”, ejecutadas por 6 músicos en escena, marcaron la primera parte del espectáculo que esta vez, gracias al “Decálogo Placebo”, pudo ser visto sin la habitual barrera de celulares. La respuesta del público, por su parte, fue comprometida. No sólo siguieron las reglas de la banda, sino también celebraron las piezas nuevas.
El piano blanco instalado para “Too Many Friends” marcó el desenlace del show, que escondía algunos “regalos” para sus fans chilenos. Entre ellas, “For What It’s Worth”, “Slave to the Wage”, “Song to Say Goodbye”, “The Bitter End” e “Infra-red”. Un tramo donde buena parte del público no pudo contener más sus ganas de grabar y terminó cediendo a la tentación.
En el cierre, y en su único retorno al escenario, “Taste In Men” y “Fix Yourself” dibujaron la despedida. La última del segmento estelar fue “Running Up That Hill”, su cover de Kate Bush de 2003, casi como para dejar en claro que Placebo detectó el elixir de la canción mucho antes que “Stranger Things” y los Juegos Olímpicos de Londres 2012
Para este jueves, está agendada la segunda presentación del grupo en Movistar Arena. Aún quedan boletos disponibles.