Lollapalooza 2024 comenzó con una jornada de contrastes: mientras algunos espectáculos quedaron claramente al debe, los "cabezas de cartel" sacaron adelante el día 1 de festival. El debut del primer escenario al aire libre y con sombra permanente, por su parte, llegó para cambiar la dinámica interna del evento.
Pasadas las 12:30, la banda chilena Machuca y un sol incesante inauguraron ayer viernes Lollapalooza 2024, que en su día 1 tuvo el debut de un nuevo tipo de escenario en el festival y develó, en casi 12 horas de música, algunas de las luces y sombras que contrastan el cartel de este año.
Además de los penquistas, Ceaese (quien tuvo en escena a Kidd Voodoo, Denise Rosenthal y Masquemúsica), Bratty y Muerdo fueron los encargados de recibir al escaso público que llegó al Parque Cerrillos aún en “horario administrativo”, hecho que a ratos hizo ver vacíos los escenarios. La oferta en dicha franja, en rigor (Kenia OS, Gale, Cigarbox Man), tampoco invitaban a un mayor compromiso.
Lollapalooza comenzó, realmente, con el ingreso al Alternative Stage, el nuevo escenario techado del evento capitalino, de León Larregui, el vocalista de la histórica banda mexicana Zoé. A las 15:45, cuando la luz quemaba, centenares encontraron refugio y canciones en el show del azteca, que incluso se mostró incómodo con las condiciones del clima y la hora asignada. “No estoy acostumbrado a tocar con este calor”, lamentó sin remordimientos, para luego mostrarse aún más contrariado con el pasar del setlist.
Lollapalooza Día 1: Akriila en deuda y el horroroso Latin Mafia
El número nacional estelar lo encabezaba Akriila, cantante chilena de trap que en enero fue destacada por la revista Rolling Stone como una de las voces a tomar en cuenta este 2024.
A pesar del macizo público y la inesperada aparición de cuadros aéreos de la Fach que sobrevolaron el escenario para dibujar corazones y paralelas, la presentación de la artista de melena roja no estuvo a la altura del enunciado de la revista estadounidense. En escena, prefirió cantar de espaldas durante largos pasajes del recital, y cuando aparecieron los aviones y la postal seducía a la audiencia, la joven de 19 años optó por restarle importancia y enfocarse en saludar a un grupo de amigos de las primeras filas.
Antes, en el mismo escenario, fue el turno del trío mexicano Latin Mafia (también hermanos), con quizás uno de los shows más paupérrimos de los que han pasado alguna vez por Lollapalooza Chile. Un playback sinfín de gritos y sinsentido urbano y trap que no fue capaz de convencer ni a los adolescentes más entusiastas que esperaban a Akriila.
Un par de horas más tarde, el irlandés Hozier apaciguaría al público de la explanada principal, mientras que Pierce The Veil haría lo propio pero en clave emo y hardcore con los nostálgicos de los dosmiles en el “escenario a la sombra”, el Alternative Stage, que este año llega a cambiar la dinámica interna del mismo Lollapalooza: desde ahora, ya no será excluyentemente necesario intercambiar música en vivo por un rato de sosiego al Sol (o un minúsculo rectángulo de sombra) en los insípidos stands de los patrocinadores del evento. Con este cambio, por primera vez en 14 años, una opción concreta compatibiliza ambas variantes.
Jared Leto, en su característico look mesiánico al momento de vestirse de rockstar, agitó al público desde el primer minuto del show de 30 Seconds to Mars, que fue vitoreado en masa en su regreso a Santiago a pesar de las falencias sabidas (“Como cantante, es un gran actor”, dice el cliché). Otra receta repetida y efectiva fue la de los argentinos Él Mató A Un Policía Motorizado, que capitalizaron a los miles de transeúntes que buscaban un show artístico y análogo cuando la parrilla no ofrecía mucho.
Limp Bizkit: Nostalgia eficiente
La irrupción de Limp Bizkit, el cabeza de cartel de la noche de viernes, ya con los aforos que acostumbra Lollapalooza, compensó el desbalance del primer día.
Con un setlist dedicado casi exclusivamente a éxitos radiales (Break Stuff, Rollin’, Nookie, My Way, Behind Blue Eyes, Faith, My Generation, Take A Look Around y Turn It Up, Bitch; fueron las primeras), el grupo hizo gala de la energía del subgénero del niu metal que ellos mismos ayudaron a masificar en el cambio de milenio. Y en Santiago, nada de sofisticaciones: para el cierre (y para exacerbar el tono carnavalesco y satírico que acostumbran), repitieron “Break Stuff” sin vergüenza, por si alguno se la había perdido.
King Gizzard & the Lizard Wizard, que el jueves debutaron en Chile, engalanó la noche con una hora cronometrada de psicodelia, garage y krautrock, con un público de nicho que se hizo escuchar cuando en la lejanía Feid demostraba por qué su nombre es sinónimo de éxito en la música urbana latina. Con un show un tanto más breve, pero complementado con un cuadro de drones, el colombiano abandonó Cerrillos con el deber cumplido.
En su primera edición con franja nocturna reconfigurada y levemente más extensa, el día 1 de Lollapalooza 2024 concluyó con el colectivo de música electrónica Meduza y una versión reducida de la fiesta Bresh, agotando las últimas cargas de energía de los asistentes.
A la salida, los mismos que sudaban en la discoteca al aire libre se encontraron con un extenso operativo policial que organizaba los desvíos al Metro y a los paraderos predispuestos. En total, de acuerdo a datos recopilados por BioBioChile, serán alrededor de 500 carabineros por día los que se abocarán a los resguardos del festival durante este fin de semana.