A principios de octubre, un grupo de compositores, beatmakers, ingenieros de sonido y cantantes urbanos de Chile y Puerto Rico se congregaron en San Carlos de Apoquindo en plan “campamento”, con el único fin de dar forma a un disco colaborativo que plasmara el cruce cultural entre ambas escenas musicales.
El método de trabajo, exportado desde Centroamérica y Miami, en principio es simple: durante algunos días (4 en este caso), el contingente se reúne en estudios itinerantes previamente instalados, con salas de ensayo y descanso incluidas que operan continuamente de acuerdo a los horarios de cada artista.
La idea, a su vez, es que durante las sesiones colaborativas y creativas todas las comodidades estén cubiertas: desde un chef cocinando a gusto para sus invitados, hasta habitaciones para pernoctar o dormir una siesta si es necesario.
El encargado de la producción del álbum (que por ahora lleva por nombre “La Selección”), fue Siggy Vázquez, ejecutivo de Sonar, una subdivisión del afamado sello Rimas Music (Bad Bunny, Arcángel, Eladio Carrión).
Melou-D, productor y destacado ingeniero de sonido chileno, fue el responsable de fichar a los cantantes nacionales que serían parte de la iniciativa: Gino Mella, Pablo Chill-e, Kidd Voodoo, Marcianeke, Jairo Vera, Loyaltty, Flor De Rap, El nene de oro, Harry Nach y Soulfia.
Los invitados extranjeros fueron Yan Block (Puerto Rico), Moffa (Puerto Rico), Koora (Colombia) y Jodosky (Puerto Rico), mientras que los productores e ingenieros involucrados fueron Melou-D, Maza, Noiss, Reelian, Fran-c, Gian, Crismo, Slow Jamz, Armijo, Janka y Koala.
“El campamento fue liderado por Siggy Vázquez, y fue llamado La Selección. Yo en mi poder tengo 10 temas, los otros ingenieros puede que tengan 5. Realmente hicimos más de 20, fácil”, cuenta Melou-D a BioBioChile.
Por ahora, el álbum -instancia inédita en la escena urbana local-, está en fase de preselección y elaboración. “Que yo entienda, un proyecto de estas características, un campamento en Santiago entre artistas de Chile y Puerto Rico, es primera vez que se hace”, rememora el productor, quien ha trabajado con artistas de la talla de Yandel, Karol G, Rauw Alejandro, Bryant Myers, Dei-V, Pablo Chill-e, Gino Mella, Jairo Vera, Kid Voodoo y Kevin Martes 13, entre otros.
“Hubo otros productores de Puerto Rico que vinieron, pero trabajaron en estudios. Pero arrendar una casa, como los campamentos que se hacen afuera, creo que es la primera vez. También hay experiencias de artistas chilenos que han adoptado este método de trabajo”, agrega Juan Carlos Oliva, nombre real de Melou-D.
“Los artistas funcionan bastante bien así. Cuando llegan a los campamentos, llegan con otra mentalidad. En el estudio, llegan programados: ‘tengo que grabar al tiro’, se dicen. Pero en el campamento es mucho más relajado todo, entonces se forma otro tipo de relación, o de conexión”, cuenta.
Por dichas horas de trabajo, los artistas involucrados no recibieron pagos directos: su compensación económica se basa en los royalties generados por las canciones producidas durante el campamento, distribuidas a su vez por plataformas como Spotify y YouTube.
“Hay varias formas de funcionar… Los porcentajes del máster, las regalías del máster, son una forma de pago y una apuesta también. El artista comúnmente tiene sus ingenieros, entonces la idea es salir de ese círculo que ya tiene y buscar alianzas con otros productores”, afirma.
Sobre la interna del campamento y los eventuales roces de convivencia, el productor chileno destacó la actitud del grupo. “Todos se comportan distinto, pero en general todos llegaron con una actitud de trabajo aprovechando al 100% a cada productor o ingeniero”, cuenta. La mayoría de los cantantes, según recuerda, optaban por no pernoctar en la casa-estudio.
“Los de Puerto Rico se quedaron a dormir en un hotel cercano, entonces con muchos nos reuníamos después de la hora de almuerzo… El chef era muy bueno, el número uno del mundo haciendo cerdo a la parrilla”, recuerda.