Tal como en el debut local de la gira, Luis Miguel evidenció problemas de salud durante su segunda noche en Movistar Arena. La coyuntura, por estas horas, alerta a sus fans, que ya agotaron todas las entradas de los ocho recitales restantes.
Luis Miguel, formato 2023, presentó anoche su segundo concierto en Santiago en el marco del tour internacional que lo llevó a programar (y agotar) 10 presentaciones en Movistar Arena. El resultado, sin embargo, dejó al público con gusto amargo.
Los problemas de salud que lo aquejan desde su arribo al país, el sábado pasado, se evidenciaron notoriamente en su reencuentro con la fanaticada local, que ayer martes superó los 15 mil espectadores.
Vestido en su habitual traje negro con camisa blanca, el “Sol de México” arrancó con “Será que no me amas”, “Amor, amor, amor” y “Suave”, triada donde, entre jadeos, dejó entrever su estrategia para sacar adelante el show: evitar los tonos altos, las entonaciones sostenidas, los solos, y refugiarse en el coro fiel de “Las Incondicionales” cuando fuese necesario. La audiencia, desde las tribunas, entendió perfecto el mensaje.
Mucho más atlético, liviano y sonriente que en su última visita de 2019, el artista recalcó que su nueva apariencia no es un mero capricho estético. En el show, ya libre de las irritantes señas a su sonidista (que le valieron una imitación de Stefan Kramer), el intérprete se paseó con soltura sobre el escenario, a pesar de los molestos síntomas de resfrío que lo hacían toser (de espaldas al público) y refrescarse entre canción y canción.
En “Te necesito”, la que vino después de “Culpable o no”, la aparente calma y relajo inicial llegaron a tope. Ante la imposibilidad de forzar la voz, el cantante reaccionó con muecas de disgusto, que rápidamente mutaron a sonrisa al escuchar los coros de las tribunas.
En comparación a la primera fecha, hubo una pequeña variación en la lista de temas. En el segundo segmento, dedicado a los Boleros, decidió abrir con un medley de “Como yo te ame”, “Solamente una vez”, “Somos novios”, “Todo y nada” y “Nosotros”, todas canciones de Armando Manzanero que antes cerraban el apartado.
En el set de Duetos, por su parte, Luis Miguel intercaló su voz con las pistas de Michael Jackson, para “Sonríe”, y de Frank Sinatra para el clásico “Come Fly With Me”, pista que alguna vez cantaron juntos. En ambos casos, más que duetos fueron simples homenajes. Junto al Rey del Pop, el músico tuvo que ingeniárselas para toser al medio de la canción, mientras que con Sinatra la coyuntura dio apenas para una sutil voz “de apoyo”.
Tras ello vino el set de Baladas, y antes que irrumpiera el Mariachi Vargas, se dispuso a su primer y único cambio de vestuario. Las rancheras, uno de los momentos cúspide en los recitales del mexicano, también fueron opacadas por los problemas vocales del artista.
“La Bikina” y “La media vuelta”, ahora en plan netamente karaoke, no tuvieron los agudos ni mucho menos el desplante escénico característico del “Charro Luismi”. A esas alturas del recital, la energía ya hacía mella.
Así y todo, con no pocos problemas a cuesta, Luis Miguel dio vuelta el show en la media hora final, donde con un último esfuerzo pudo llevar a cabo el avasallador cierre que fraguó para la gira.
Los medley de “Quiero / Que nivel de mujer / Mujer de fuego” y “No me puedes dejar así / Palabra de honor / La incondicional” encaminaron la despedida, con “Te propongo esta noche” como la última canción de la jornada que se escuchó entera.
Para el medley final, que recopiló “Ahora te puedes marchar / La chica del bikini azul / Isabel / Cuando calienta el sol”, uno que otro “gallito” se coló al micrófono de Luis Miguel, quien se tomó largos minutos para despedirse del público con gestos y señas.
¿Quedará algo de Luis Miguel para su tercera noche en el frío Santiago, que pronostica temperaturas bajo cero para los próximos días? En vista de su segunda presentación en Santiago, los fans con boleto en mano pueden aferrarse a una certeza: un mero resfrío no basta para apagar al Sol de México.