La última vez que Ludwig van Beethoven (1770-1827) actuó como pianista, junto a una orquesta, fue en un concierto colosal. El 22 de diciembre de 1808, durante unas cuatro horas, en el Theater an der Wien de Viena se estrenaron sus famosas Quinta y Sexta sinfonías y su Fantasía coral, se interpretaron tres movimientos de la Misa en Do y un aria y se escuchó una cuarta obra nueva, de la que él mismo se encargó como solista: el Concierto para piano Nº 4 en Sol mayor, op. 58.
Innovador y trascendental, desde entonces el Concierto Nº 4 es considerado como el más singular de los que escribió Beethoven.
Ciclo integral
La Orquesta Usach, que durante su temporada 2023 está interpretando el ciclo integral de conciertos para piano del compositor alemán, permitirá comprobarlo en su próxima presentación, el miércoles 24 de mayo, a las 19:30 horas, en el Teatro Aula Magna Usach. Las entradas son gratuitas y están disponibles en el sistema Portaltickets.
Bajo la dirección de David del Pino Klinge, el programa también contempla la Serenata para cuerdas en Do mayor de Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893) y la obra Nueva transición, para vibráfono, piano y orquesta, del compositor chileno Diego Aburto (1978). Esta última forma parte de un disco homónimo que será publicado el mismo día por el sello Aula Records.
“En los conciertos para piano de Beethoven, el gran salto es el Concierto Nº 4, con ese tan particular segundo movimiento”, advierte David del Pino. “Él no era religioso, pero este segundo movimiento es de lo más místico entre toda su obra. Si hablamos arquitectónicamente, es como si fuera una gran catedral: la orquesta serían las enormes columnas y de pronto, en el silencio que deja la orquesta, aparece el piano, que es como una sola persona, pequeña, rezando en medio de la gran catedral. Es tremendo”.
“Por otra parte, los tres primeros conciertos cumplen con la estructura clásica, en que la orquesta comienza exponiendo los temas y luego aparece el piano. Acá, en cambio, empieza el piano, lo cual es una originalidad para la época. Si tenía la intención de sorprender al público, lo consiguió seguramente. El piano entra como pidiendo permiso, es de una ternura y respeto que se relaciona con la austeridad del segundo movimiento”, añade David del Pino.
Liza Chung
La solista será Liza Chung, pianista de origen coreano, que en más de 30 años de carrera se ha presentado en salas como el Teatro Colón de Buenos Aires y el Municipal de Santiago, además de haber actuado con las principales orquestas chilenas. Profesora desde 2006 en la Universidad Católica de Chile, este será su primer concierto con la Orquesta Usach desde 2012. El año pasado, sin embargo, grabó el Trío en Sol menor de Enrique Soro (1884-1954) junto a dos solistas del elenco, Oriana Silva y María Gabriela Olivares, para el programa de televisión Conciertos Usach y el disco El último de los románticos, publicado por Aula Records.
“Es un concierto especial, es más lírico que los otros”, señala Liza Chung. No deja de ser Beethoven ni deja de tener un final grandioso y muy explosivo, pero es más íntimo que los otros conciertos para piano. Aquí se ve un Beethoven distinto, quizás menos irascible. Además, me parece que técnicamente puede ser el más difícil de tocar”.
Nueva transición, nueva música
El programa se iniciará con Nueva transición, obra de Diego Aburto que la Orquesta Usach grabó en 2020 y que da título a un nuevo disco que será publicado el mismo miércoles 24 en formato digital y vinilo, a través del sello Aula Records.
El álbum reúne cuatro obras que tienen en común la utilización del vibráfono: junto a Desentonada Nº 2 de Julio Hernaiz (1990) y Árboles gigantes de Pablo Espinoza (1995), incluye una desconocida obra del reconocido compositor, director y percusionista chileno Guillermo Rifo (1945-2022). Capítulos, para vibráfono y ensamble de cuerdas, fue comisionada por el Ensamble Filarmónico y estrenada en 2013 en el Teatro Municipal de Santiago. Dedicada al percusionista Carlos Vera Larrucea, había permanecido inédita hasta hoy.
Luego, la Orquesta Usach abordará la Serenata para cuerdas en Do mayor, Op. 48 de Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893). Compuesta en 1880 y estrenada durante un concierto privado realizado el mismo año, la pieza está fuertemente influenciada por Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), sobre todo el primero de sus cuatro movimientos. “Estaría encantado si se pensara que me he acercado de alguna manera a mi modelo”, escribió una vez el propio compositor ruso.