Tras 9 años de silencio, Los Bunkers regresaron en pleno a la actividad musical con el primer show de su gira "Ven Aquí", que en los próximos días los llevará a recorrer Chile y México.
Más de 34 mil personas testificaron anoche, en el Estadio Santa Laura, el regreso oficial de Los Bunkers luego de 9 años de receso. La cita, que este domingo tendrá una segunda jornada en el mismo recinto de Independencia, también sirvió de contexto ideal para el lanzamiento de una nueva canción, “Rey”, que debutó en vivo como una de las perlas de su recién inaugurada gira “Ven Aquí”.
El número de apertura de Cancamusa y un DJ set de Marcelo Aldunate fueron la previa del multitudinario show de los penquistas, que ya pasadas las 18:00 horas daba cuenta de su alta convocatoria en los alrededores del estadio.
Tras coros multitudinarios para “El baile de los que sobran” y “Todos juntos” (que contaron con presencia de la ministra vocera Camila Vallejo en el público, entre otros), la presentación arrancó a la 21:02 horas de una particular forma: con “Solsbury Hill” de Peter Gabriel sonando por altoparlantes, a medida que su letra, traducida, se leía en las pantallas laterales del escenario.
Luego del guiño al ex Genesis, el quinteto irrumpió para las tres primeras canciones de la noche: “Miéntele”, “Te vistes y te vas” y la beatlera “Yo sembré mis penas de amor en tu jardín”, que rebalsaron jolgorio y adrenalina entre los asistentes que, el año pasado, agotaron todos los tickets del recinto deportivo en menos de un día.
“Santiago de Chile” y “Quién fuera”, estas dos últimas del álbum “Música Libre”, demostraron in situ uno de los hitos de la primera era del grupo: cómo supieron acercar, a nuevas generaciones de toda Latinoamérica, el repertorio de una de sus máximas influencias artísticas: las canciones de Silvio Rodríguez, cantadas anoche en masa por la fanaticada infanto-juvenil de la banda. “Esta canción está dedicada para quienes este es su primer concierto”, resumió Francisco Durán, constatando la savia nueva antes de presentar “Una nube cuelga sobre mí”.
Tras “Las cosas que cambié y dejé por ti”, con Durán en la voz principal y una presentación anterior de López que hizo recordar el mítico concierto de Los Prisioneros en el Estadio Nacional, vino “No necesito pensar”, una de las pocas que se escuchó en Santa Laura ajena a la colección de singles.
“(Esta canción) está dedicada a todos los jóvenes y es una invitación para que definan una identidad que se acomode con ellos, sin pensar en lo que los demás les dicen”, dijo Mauricio Durán antes de la gran sorpresa de la noche: el debut en vivo de la nueva canción del colectivo en 10 años, “Rey”, que minutos después fue estrenada en plataformas digitales en su versión de estudio y con videoclip incluido.
“Ángel para un final, “Cura de espanto” y “Deudas”, ambas acompañadas por efectivas visuales de apoyo (la primera pop art y la segunda en los tonos gráficos de “Barrio Estación”), dieron paso a “Nada es igual”, “Vida de perros” y a una versión extendida, distorsionada y psicodélica de “Ahora que no estás”, tal como antaño. “La velocidad de la luz” cerró el set antes de cambiar de ubicación.
“Pequeña serenata diurna” (pegada a “La exiliada del sur”), además de “El detenido” y “Si estás pensando mal de mí”, se escucharon en versión acústica, con los cinco reunidos en la corbata de la escenografía y con Mauricio Basualto tocando un bombo legüero.
De vuelta a la plataforma principal, “Fantasías animadas de ayer y hoy” (su primer hit), “Pobre corazón”, “Nada nuevo bajo el sol” y uno de los tantos himnos de la noche, “Canción para mañana” (donde diversos primeros planos de miradas anónimas y a veces llorosas se proyectaban en las dos pantallas de fondo), ya marcaban el desenlace del espectáculo, por lejos el más grandilocuente y depurado de Los Bunkers en 24 años de historia.
Coros vitoreados para “No me hables de sufrir”, “Bailando solo” (con desenlace bailable y electrónico otra vez al medio de la explanada) y “Ven aquí”, hicieron que los nacionales fueran despedidos entre aplausos antes de su primer regreso. El reencuentro ocurrió con “Entre mis brazos”, pero el momento cumbre vino con el electro-enlace entre “El necio” y “Llueve sobre la ciudad”, que por segundos fue seguido con un silencio absoluto por los más de 34 mil presentes.
“Miño”, canción que a esas alturas ya era pedida a gritos por la audiencia, cristalizó enseguida una de las postales clásicas del quinteto: la coreografía de Álvaro López golpeando el platillo festivo de Basualto, tal como en los primeros recitales de “Canción de Lejos”.
No eran pocos los que ya se estaban yendo cuando Los Bunkers regresaron para el segundo “encore”. “¿Qué pasó chiquillos? ¿Se quieren ir para la casa?”, preguntó entonces el más callado de los cinco, Gonzalo López. Para el adiós definitivo, fue reservada “La era está pariendo un corazón”, canción número 32 de un show de dos horas y 50 minutos que quedó inscrito con letras penquistas en la historia grande de la música chilena.