El primer concierto de Billy Idol en Chile estuvo marcado por el ingreso a la fuerza de un grupo de personas que obligó a detener el show por media hora.
Un accidentado concierto marcó el debut en Chile de Billy Idol, cantante que anoche tuvo que detener su presentación en el Teatro Caupolicán durante media hora luego que un grupo de personas intentara ingresar a la fuerza al recinto de calle San Diego.
El inicio energético y ochentero de “Dancing With Myself” (el hit de Generation X, la emblemática banda de Idol), “Flesh for Fantasy” y “Speed”, se vio opacado por una tos intempestiva del cantante luego que un humo químico irrumpiera en el teatro. ¿La razón? Disturbios que ejercía un grupo a las afueras del Caupolicán, el cual estaba siendo repelido con humo de extintores por parte de los guardias del recinto.
“Buenas noches. Vamos a tomar una pequeña pausa, por favor. Estemos todos tranquilos. Vamos a tomar un descanso”, anunció un funcionario desde el escenario luego que un grupo de asistentes retirara al británico-estadounidense aún tosiendo producto de la nube.
“Tenemos una pequeña situación que se está solucionando en la entrada, para que el artista pueda respirar un poco, por el tema del olor de las lacrimógenas. Así que, por favor, mantener la calma. No se retiren porque afuera está todo con policías, así que tranquilos, tranquilos. Les pedimos unos minutos, por favor”, agregaron.
A su vez, mediante su perfil en Instagram, el propio Idol entregó su versión de los hechos: “Algunos punks intentaron colarse en el concierto… La policía antidisturbios les lanzó gas lacrimógeno, se filtró en el auditorio, así que tuvimos que suspender el concierto… ¡Pero volveremos al escenario pronto!”, escribió junto a un video-selfie.
Media hora estuvo detenido el show a la espera que el humo se disipara y los ventiladores del teatro hicieran lo suyo. En el trajín, algunos efectivamente lograron entrar sin tickets, y otros que sí los portaban vieron dificultados sus ingresos por los incidentes. Desde Lotus, productora a cargo del recital, descartaron el uso de gas lacrimógeno por parte del personal de seguridad.
Frente a un Caupolicán repleto (alrededor de cinco mil personas), se repitió una de las postales ya habituales del escenario capitalino en estas coyunturas: el traspaso de asistentes desde las plateas y galerías al sector Cancha, que por momentos estaba a tope.
Ya pasadas las 10 de la noche, Billy Idol volvió a escena para retomar el recital justo en donde lo dejó: en “Speed”, para después, sin más preámbulo, abordar una pieza imprescindible de su catálogo: “Eyes Without a Face”, ahora introducida por un solo de guitarra del histórico Steve Steven a cambio de los característicos sintetizadores.
Tras el receso, el ímpetu del show fue in crescendo a ambos lados del escenario. “Mony Mony” (el cover de Tommy James & the Shondells), “Runnin’ From the Ghost” y “One Hundred Punks” hicieron bailar a una cancha que a esa altura lucía aforos prepandémicos.
La canción que empezó a dibujar la despedida fue la que en 1983 dio nombre a uno de sus álbumes más influyentes: “Rebel Yell”, coreada anoche hasta el desgarro por un Caupolicán que tampoco estuvo ajeno a la coyuntura política, al plebiscito de salida, a los gritos y consignas del público entre canción y canción y a los cierres de campaña que a esa hora sucedían en la capital.
El único bis lo marcó un cover de The Heartbreakers, “Born to Lose”, mientras que el final vino con “White Wedding”. “Fue una noche increíble: hubo gas, policía…”, bromeó Billy Idol antes de su última canción en Chile. El adiós definitivo fue con las luces prendidas y presentando a cada uno de sus músicos. Por lejos, la postal más tranquila de la jornada.