"La mujer ha estado siempre presente en torno a la tradición, pero con un pasito al lado, relegada a las actividades domésticas", señaló Camila Rojas, payadora y organizadora del encuentro.
Este sábado se celebrará el primer Encuentro Nacional de Payadoras, actividad que se puso como objetivo poner en valor el trabajo de las mujeres en torno a la tradición del canto a lo poeta, espacio tradicional y predominantemente masculino.
Nombrada como Patrimonio Cultural del Mercosur, la paya chilena se diferencia de otras tradiciones de la décima latinoamericana y destaca por su adaptabilidad a distintos contextos, ya sean rurales o urbanos.
“En este evento habremos 11 mujeres improvisadoras, payadoras, algunas como yo recién empezando, pero hay compañeras con bastante experiencia, maestras, con harta cancha… Y la cancha para la paya es el escenario, entonces si no hay tantas mujeres payadoras en el escenario, ¿cómo se puede nivelar?”, reflexiona en diálogo con BioBioChile la gestora del evento, Camila Rojas Torres.
“Hombres payadores talentosísimos hay muchos, varios de ellos maestros muy generosos con sus saberes, pero la situación es más grande que la paya en sí misma. Se necesitan cambios estructurales a nivel de sociedad. La paridad, o la equidad laboral, es un tema en todos lados y aquí también. Por eso, este encuentro tiene el fin de fortalecernos a nosotras, pero también plantea una alternativa: si no se nos convoca, nosotras nos convocamos”, agrega.
El primer Encuentro Nacional de Payadoras se desarrollará este sábado 30 de julio desde las 18:00 horas en la Casa de la Cultura, las Artes y las Ciencias Violeta Parra, de Cerro Navia (Mapocho 7360). La actividad es gratuita y estará abierta a todo público previa inscripción.
Entre las convocadas, destacan las payadoras Cecilia Astorga, Ruth Barrales, María Antonieta Contreras, La Charawilla, Emma Madariaga, La Perdiz Isidora, Valentina Isidora, Caro López La Revoltosa, Miriam Arancibia, Javiera Buzeta y la fundadora Camila Rojas Torres.
Además, la jornada contará con la presencia de la chinchinera Olga Carrasco y la animación de la artista Daniela Meza.
(P): ¿Han sido discriminadas las mujeres en la paya chilena? ¿Cómo es la relación de las cultoras con los payadores hombres?
(R): Creo que la discriminación de la mujer, en la gran mayoría de los ámbitos de la vida, es irrefutable. Sucede en todo tipo de cosas y en el arte en general. Sin ir más allá, la presencia de artistas mujeres, de autoras, de pintoras, de escultoras, músicas; es abismalmente distinta a la presencia de artistas hombres, y claro, evidentemente, eso también sucede en la Paya.
He tenido la oportunidad de estudiar distintos folclores latinoamericanos y en la mayoría de las tradiciones ha sucedido lo mismo, la mujer ha estado siempre presente en torno a la tradición, pero con un pasito al lado, relegada a las actividades domésticas. Se ha encargado de preparar la comida y servirla en la fiesta (o vigilia), atender a les niñes y ocuparse de que todo salga bien en ese aspecto. Es así de básico, partiendo desde ahí. Evidentemente se merma el desarrollo artístico de las mujeres, que en una carrera de iguales, corremos con esa desventaja histórica.
Evidentemente, los cambios culturales vienen sucediendo hace años, pero aunque existen avances notorios en ese plano, muchas de estas prácticas persisten. Y van saliendo otros temas además, creo que hoy en día no se pueden plantear las instituciones, las organizaciones, los colectivos, sin una perspectiva de género. Es importante. Hay que analizar nuestro comportamiento, para ver qué pasa y cómo avanzar, hay que crear protocolos, debe existir paridad, debe ser un lugar seguro siempre. Son cambios lentos, porque son costumbres arraigadas, sobre todo en las tradiciones.
(P): Hispanoamérica vive un auge de las “batallas de freestyle”, con miles de jóvenes que improvisan sobre bases de rap. ¿Ve semejanzas o vínculos culturales entre esta práctica y el canto a lo poeta o a lo divino? ¿Ha visto estos torneos?
(R): ¡Si! Me encantan las batallas de rap. Y creo que, evidentemente, hay muchas semejanzas: la improvisación, el enfrentamiento, el estímulo del público, bueno muchas… Si tratáramos de hacer un paralelo, la batalla de rap vendría siendo como el contrapunto en la paya, donde el duelo que debe ser ganado con poesía, ritmo, punch line, que sería como un muy buen remate en una décima. También hay formatos similares, por ejemplo ahora está el kick back, donde se hacen preguntas y respuestas entre ellos, es muy parecido a la dinámica del banquillo. Hay muchas semejanzas.
Al final la gente quiere expresarse y busca formas de hacerlo, que parecen distintas, pero tienen el mismo fin y desde ahí se vinculan culturalmente. Quizás con el canto a lo divino, está un poco más alejado porque esa es una tradición que se canta de memoria y con temáticas más relacionadas a lo bíblico. Pero de todas formas el Canto a lo Poeta, la Paya, el Rap, son manifestaciones que emergen desde los márgenes, y que desde ahí se pueden llegar a unir incluso discursivamente.