Hasta hace poco más de un mes la cantante puertorriqueña Villano Antillano era una artista relativamente desconocida, sin embargo, en cuestión de días llegó a ser una de las reinas de la música rap y una de las pioneras del movimiento ‘queer’ dentro de la música urbana.
Todo ocurrió gracias a su colaboración con el famoso productor argentino Bizarrap, en la Music Session #51, que ya suma más de 56 millones de reproducciones en YouTube.
Villano Antillano: la voz LGBIQ+
“Siento que ha sido una súper bendición y estoy encantada con todo lo que está pasando. Nunca me hubiera imaginado el nivel al que llegaría la canción”, reconoció Villana Santiago Pachecho, más conocida por su nombre artístico Villano Antillano.
Villano reconoce que sintió cierta presión cuando supo que iba a hacer una colaboración con Bizarrap, ya que los fans del productor son “muy fieles y duros”.
“Antes de grabar, no sé cómo se enteraron de que la siguiente iba a ser yo y me escribían mensajes, lo que hacía que me pusiera más tensa. Pero una vez ya hecha, reconozco que estoy contenta con el resultado y que la pasé muy rico”, admitió.
La artista conoció al productor de Buenos Aires por medio del cantante Bad Bunny, quien les presentó durante un evento en Las Vegas (Estados Unidos). Unos meses después, Bizarrap le propuso realizar una sesión conjunta, que ella aceptó de inmediato.
Antillano es una cantante que pretende dar voz a la comunidad LGTBIQ+ y a las mujeres. A través de las letras de su música, esta artista transgénero aprovecha para hacer crítica hacia una sociedad que todavía está muy lejos de proteger los derechos de este colectivo y del feminismo.
“De mí nace un deseo de contar mi historia, de manifestarme tal y como soy y defender lo que soy a través de la música. Para mí es muy importante llegar a tanta gente, que se sientan atraídas por mi propuesta. Especialmente lo noto en chicas, hay como una nueva voz”, afirmó.
Música urbana
Cuenta que desde siempre ha querido ser cantante y dedicarse a la música, ya que en su casa “se bebe mucha cultura y arte”. A los 17 años comenzó a componer canciones, pero no fue hasta hace unos tres años cuando decidió publicarlas.
“Empecé a hacer música un poco como terapia, para poder ventilar, hasta cierto punto, todos mis sentimientos y contar mi historia, la historia de mi transición. Escogí el rap porque era el medio perfecto en el que podía expresar mis sentimientos y las metáforas”, detalló.
Aunque le enorgullece ser parte del movimiento de cambio de la música urbana –al ser mujer y trans– y darle voz a varios colectivos, lo que ha supuesto que sea una de las artistas de referencia para las nuevas generaciones, Antillano confiesa que “siente algo de respeto”.
“Es un orgullo, no te voy a mentir, porque veo cómo las chicas trans de ahora pueden tener referentes que otras generaciones no han tenido, pero a su vez es una responsabilidad. No quiero estar en el punto de mira todo el rato, al fin y al cabo, soy un ser humano que comete errores”, concluyó.