Se entregó, hace varios días, un nuevo Premio Nacional de Música. Éste ha recaído en una mujer, respondiendo a una demanda reiterada en muchos premios donde las mujeres han sido, injustamente, relegadas.

Miryam Singer, la galardonada, es cantante lírica, soprano, además de “gestora y directora, productora y diseñadora, responsable de proyectos notables en torno a la escena operática nacional”, como dijo Consuelo Valdés, Ministra de las Culturas.

Como tantas veces, surge en este caso la pregunta de qué se ha premiado, entendiendo que, a falta de más premios, confluyen distintas variables, muchas veces no explícitas.

“El Premio Nacional es el máximo reconocimiento que otorga el Estado de Chile a la obra de chilenos que, por su excelencia, creatividad, aporte trascendente a la cultura nacional y al desarrollo del saber y de las artes, se hagan acreedores a estos galardones.”, dice la página del Mincap

No cuestionamos a Miryam Singer. Queremos reflexionar sobre qué se premia, qué busca, en esencia, el Premio Nacional de Música (y los Premios Nacionales en general).

Mujeres

Hubo grandes presiones para premiar mujeres, en especial en Literatura (poesía), premio al que postularon tres poetisas. Pero se lo dieron a Elicura Chihuailaf. Entonces, suponemos, el Premio Nacional de Música “tenía” que ser para una mujer.

El Premio Nacional de Música “debía” reparar, en parte, la injusticia histórica de marginar a mujeres talentosas que han hecho grandes aportes a la Cultura chilena.

La pregunta es ¿por qué a Miryam Singer?

Cantantes líricas

Teniendo Miryam Singer muy buenas interpretaciones, hay al menos dos cantantes líricas más destacadas que ella, como son Cristina Gallardo-Domâs y Verónica Villarroel. Baste ver sus extensos currículos, con presentaciones en algunos de los más destacados escenarios internacionales (Verónica Villarroel en la Ópera Metropolitana de Nueva York, Royal Opera House de Londres, en la Scala de Milán, en el Teatro Real de Madrid, entre otros. Cristina Gallardo-Domâs en lal Ópera Nacional de París, Teatro de la Fenice de Venecia , Covent Garden, Metropolitan de Nueva York, entre otros ) . Y no debemos olvidar la Fundación Verónica Villarroel para apoyar talentos o la labor docente de Cristina Gallardo-Domâs.

Entre las postuladas estaba Nora lópez Von Vriessen, destacada soprano que cantó en importantes escenarios europeos y fue patrocinada por Italia.

Música docta

Si nos aventuramos en la música docta, estaba postulada, por ejemplo, la pianista Edith Fischer (Santiago, 1935). Ella se presentó como solista, a los 12 años, interpretando a Mozart con la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile. Discípula de Claudio Arrau, Edith Fischer es experta en las sonatas de Beethoven y en Ravel, con varios discos editados, es creadora del festival Semana Internacional de Piano y Música de Cámada de Blonay, Suiza. El nombre, el prestigio y la callidad de Edith Fischer no tienen

Entonces, ¿qué se premia?

Este año, además, se había postulado a importantes representantes de la música popular, como Patricio Manns y Horacio Salinas, por mencionar sólo dos. Compositores que han rebasado con creces las fronteras nacionales y han dejado una importante huella en la música latinoamericana y en la identidad nacional. Claro, este año debía ser para una mujer, y podemos entender que, en música popular, Cecilia no es competitiva. También estaba Isabel Parra, sus conflictos en el Museo Violeta Parra pueden haber influido.

¿Qué se premió al entregar el Premio Nacional de Música a Miryam Singer?

“Por mayoría el jurado ha decidido otorgar el Premio Nacional de Artes Musicales 2020 a Miryam Singer por su extraordinaria trayectoria nacional e internacional como cantante soprano y como académica”, leyó Consuelo Valdés. “Además, se releva su sólida carrera, creando espacios para el desarrollo de nuevos talentos musicales, quienes han tenido proyecciones internacionales. El jurado destaca además su capacidad como gestora y directora, productora y diseñadora, responsable de proyectos notables en torno a la escena operática nacional, fomentando desde este ámbito, el desarrollo de las artes y la cultura en nuestro país”.

¿Qué se premió? En verdad, no lo sé. No bastan las explicaciones de Consuelo Valdés. Porque más bien parece que es por su capacidad de gestión, su labor docente en la Universidad Católica, la difusión de la ópera, su labor en el Teatro Municipal de Las Condes. Si es así, estaríamos frente a un premio cada vez más difuso en sus criterios.

La pregunta queda en el aire, y debiera responderla, en detalle, el jurado, que estuvo compuesto por Consuelo Valdés, Ennio Vivaldi (Rector de la Universidad de Chile), Juan Allende Blin (Premio Nacional de Artes Musicales), Andrés Maupoint Álvarez (Academia Chilena de Bellas Artes), Aliro Bórquez (Rector de la Universidad Católica de Temuco), Carmen Luisa Letelier (Premio Nacional de Artes Musicales 2010) y Rodomiro Huanca (Premio a la Trayectoria Margot Loyola 2019).

Sería adecuado, que la sesión de los jurados fuera pública, o que las votaciones, argumentadas, lo fueran. Medidas mínimas para hacer más transparentes los Premios Nacionales.