Con más de 70 entrevistas a cantantes, productores, beatmakers, mánagers, fotógrafos, DJ’s, directores de sellos, de videoclips, y un sinfín de colaboradores de la escena, Historia del Trap en Chile (Alquimia, 2020) destaca como la primera crónica coral sobre el género de moda en adolescentes y discotecas.
El libro (la “Historia”, en este caso) está contado desde sus propios protagonistas, quienes van narrando párrafo a párrafo sus recuerdos y reflexiones sobre algunos de los momentos clave del trap chileno; el mismo que para el autor de la investigación, Ignacio Molina (1983), representa “el movimiento contracultural más relevante del Chile actual”.
“Si tú partes leyendo el libro del comienzo, te das cuenta cómo ellos parten buscando sonidos de afuera, cómo los raperos le tiran mala onda, cómo se van juntando y agarrando fuerza”, cuenta el periodista a BioBioChile.
“Hay muchos prejuicios sobre el trap. Sentí que había una energía en este movimiento; una que ellos mismos estaban haciendo y que iba explotar. Como periodista musical, me pareció bueno mostrar esto fuera de ese nicho, en medios más tradicionales, y registrar esto que es parte de algo importante que está ocurriendo”, agrega sobre el origen del texto, ya disponible en librerías.
(P): El libro sitúa el festival Lollapalooza 2019 como un hito en la masividad del trap local. ¿Por qué fue importante ese evento?
(R): Cuando Pablo Chill-E no está en la lista pero participa en los conciertos de Gianluca y Polimá WestCoast, y los escenarios se llenan, el trap chileno cruza a lo masivo y lo empiezan a pescar. Poco después, Polimá y Young Cister son fichados por Sony, pero el hito tiene que ver con la masividad, con volverse populares.
(P):De acuerdo al relato coral del libro, donde no intervienes explícitamente, el trap chileno tiene varios inicios, y varios exponentes se atribuyen ese origen. ¿Por qué ocurre esto?
(R): Durante el reporteo, aparecieron muchos artistas que daban a entender que eran los primeros en empezar en esto. Hay una necesidad de dejarlo en claro, y no entiendo qué beneficio puede traerles. Porque puedes ser el primero y después que no pase nada contigo. No sirve ser el primero en el mundo de la cultura.
(P): ¿Dónde parte y cuál es el principio del género en el país?
(R): Si uno tiene que definir quién es el primero, y en esto hay cierto consenso en algunos y por lo mismo es respetado en el género, es Marlon Breeze (DownZouthKingz, Nación Triizy). Él empezó haciendo un sonido pre trap, el dirty south, que es el antepasado del trap. El trap nace en Atlanta, en EE.UU. y en Chile lo adaptaron de diferentes formas; otros tomaron el trap latino, de Anuel AA o Fuego, que hacían trap pero con letras de reguetón, de índole más sexual, por ejemplo, pero son varias las lecturas.
(P): ¿Es Pablo Chill-E el máximo referente del movimiento?
(R): Aunque no me gustan las comparaciones, creo que Pablo responde más a un The Notorious B.I.G. o a un Tupac, que tiene que ver con alguien cercano a la vida trap (en el sentido social y figurativo), pero que con sus habilidades consigue salir adelante pese a las pocas oportunidades.
En un capítulo, Ben Weapons (fundador de “El Equipo del Terror”) dice que Pablo es el primer niño en cantar trap en Chile…
(R): Pablo tiene la cualidad de ser el “blessed” del grupo, el “bendecido”. Es el primer niño en cantar trap en Chile, al menos el primero que conocemos a nivel masivo. No sólo él: su productor, VH, es un año mayor que él, entonces en algún momento esto fue un movimiento de escolares. Pablo Chil-E hablaba inglés del colegio, y con los años ha demostrado que tiene una mente artística, creativa, abierta a otras perspectivas.
(R): Su mente funciona como una máquina, como un sistema integral. Gianluca lo mismo, aunque no parte tan niño: él tuvo una educación universitaria y tiene características de una formación no sólo en el trap, sino en el pop chileno independiente y otras ramas.
(P): ¿Cómo explicas su colaboración con Bad Bunny? ¿Qué viene ahora en su carrera?
(R): Él sacó su primer disco con La Vendicion Records, el sello de Yung Beef, entonces fue un artista internacional desde un comienzo, con apenas un mixtape. Luego de eso, tuvo el acierto de trabajar con VH hasta lograr un sonido característico. Grabó con Kevin Martes 13, que murió en un accidente lamentablemente, su primer gran hit de él y su sello, Shishigang. Grabó con El Futuro Fuera de Órbita…
(R): Luego se abrió a otros géneros como el reguetón y siguió recibiendo ofertas de colaboraciones, con puertorriqueños y caribeños, y con eso se volvió no sólo chileno, sino que latinoamericano. A mí no me sorprende lo de Bad Bunny y Duki, era algo que se sabía que venia. Y no me sorprendería que Pablo termine grabando con los traperos de Atlanta que tanto admira, es muy probable que eso ocurra.
(P): ¿Cuál es el rol de Paloma Mami en esta historia?
(R): Ella abre las puertas a oyentes que vienen de otros lados, del reguetón por ejemplo, o de orígenes completamente distintos a los orígenes del trap. Abre el género a personas de otras realidades. Ella siempre está presente en los festivales, con todos. Sony la fichó al tiro, y con eso hizo que otros sellos se fijaran en lo que estaba ocurriendo acá. Nunca se ha puesto a vender el trap chileno, pero sin querer queriendo casi, lo que hace es visibilizar a otros exponentes.
(P): ¿Existe una lucha de clases en el trap? Ceaese, por ejemplo, viene de orígenes muy distintos a los de Pablo Chill-E…
(R): La gracia del trap es que es un movimiento súper diverso. En el hip hop casi que uno tenía que ser de la calle estrictamente, o hablar de cosas más sociales, si no, te cerraban las puertas. En el trap, si eres honesto, si cantas de lo que conoces y lo que viste, no vas a recibir ninguna discriminación. En cambio si tú eres fake y se ve que hay una deshonestidad, puede que sí haya.
(P): ¿Es machista el trap chileno, tanto en sus contenidos como en sus exponentes?
(R): En Chile se ha demostrado que hay muchas chicas haciendo trap, que hay muchas fotógrafas y la escena no hubiese crecido como creció sin las fotógrafas. Daniela Beltrán (fotógrafa), Princesa Alba, Lizz, que es la primera DJ que pone esta música en discoteques o en fiestas, entre muchas otras, demuestran que la realidad ha sido otra. Lo que ha ido pasando, también, es que el mundo cambió y los hombres hemos tenido que darnos cuenta lo que estábamos haciendo mal.
(P): ¿Cuál sería el cancionero de Historia del Trap en Chile? ¿Cuáles temas tendrían que ir sí o sí en esa lista?
(R): “No te quieren ver ganar” (2017), de Pablo Chill-E. En el libro, VH El Virus, el productor, cuenta que es un tema donde se nota el cariño y profesionalismo que hay detrás. Si bien es una suerte de adaptación de “Tunnel Vision”, de Kodak Black, da cuenta con emotividad ciertas sensaciones que estaban pasando en la vida de algunos ShiShiGang: hace poco habían caído presos dos amigos. La otra canción -y que está documentada en el libro- es “Actitud” (2018), de Young Cister y Polimá Westcoast. Se trata del primer junte de estos dos artistas, y también la incorporación de Loretta Castelletto a la escena audiovisual. Es el video y canción que da comienzo a Brokeboyz.
P): ¿Cuál es el momento actual del trap chileno?
R): El trap chileno ya explotó, pero está a punto de explotar a nivel mundial…. Lo que va a pasar con el trap chileno, después de reportearlo y hablar esto con algunos de sus protagonistas, es que las nuevas generaciones que vienen con fuerza van a tener el espacio que se merecen, sobre todo debido a su perseverancia. Hay una generación, donde está Kid Poison, por ejemplo, que están a punto de explotar y que ya han tenido conversaciones con sellos internacionales.
Historia del Trap en Chile
Ignacio Molina
200 páginas
Editorial Alquimia