Casi dos meses después que su aparición en los Grammy Latino 2018 alertara a los fans por su evidente deterioro físico, Miguel Bosé tomó la palabra para despejar cualquier duda sobre su estado emocional y médico.
“Estoy de vacaciones, estoy tranquilo, estoy feliz, y no voy a contestar ninguna tontería… Feliz año”, comentó la voz de Amiga en un video en su cuenta en Instagram, donde se hizo cargo de los lacerantes comentarios tras su participación en Las Vegas.
Aquella vez, Bosé irrumpió en la ceremonia número 19 de los Grammy Latino para entregar el galardón de la “Persona del Año” a Maná, notoriamente más delgado y con problemas en su voz, la que se escuchó quebrada y agónica por los angloparlantes.
Con 62 años, el músico se defendió enérgico y molesto, aunque de nuevo con un hilo de sonoro que parece extinguirse en la garganta a medida que se reproduce.
La respuesta del intérprete a sus seguidores no es un vano, y se explica en los agitados meses que ha vivido tras la separación de su pareja durante 26 años, Nacho Palau, quien a su vez lo demandó en los tribunales españoles el 17 de octubre pasado “en defensa de los derechos e intereses de sus hijos”; en este caso, cuatro.
La intención de Pálau es que los niños se mantengan juntos (tras el quiebre, cada padre se quedó con dos de ellos), y así seguir compartiendo sus cuidados y educación.