Una partitura de la Sinfonía Nº2 del compositor austríaco Gustav Mahler se convirtió este martes en el manuscrito musical más caro del mundo al subastarse en Londres por 4,5 millones de libras (5,3 M de euros, 5,6 M de dólares, 3.700 millones de pesos).
La partitura del compositor austríaco (1860-1911) contiene numerosas ediciones y anotaciones del músico alemán, que la escribió a finales del siglo XIX, y superó el anterior récord de 2,5 millones de libras, alcanzado por nueve sinfonías de Mozart en 1987.
El manuscrito de 232 páginas de la Resurrección, como se conoce a la sinfonía, era propiedad del empresario estadounidense recientemente fallecido Gilbert Kaplan, que se obsesionó con la pieza tras escucharla en un concierto en el Carnegie Hall de Nueva York, en 1965.
Al empresario no le importaba demasiado la música clásica hasta aquel día. “Zeus lanzó su rayo. Salí de aquel teatro siendo una persona diferente“, explicó en una ocasión.
Mahler la conservó en vida, y, en 1920, su viuda Alma la donó al director Willem Mengelberg con ocasión del primer Festival Mahler de Amsterdam.
Tras pasar por un par de manos más, Kaplan la adquirió en 1984. Nunca hasta este martes había salido a una venta pública y se conserva tal y como Mahler la dejó escrita.
“La partitura se ha mantenido en su estado original“, con alteraciones y notas hechas en su mayoría en lápiz azul, “reflejando y revelando cómo Mahler creó la estructura final de su obra“, explicó la casa de subastas, que no reveló la identidad del comprador.
Una de las grandes sinfonías de su época
Es la primera partitura manuscrita de Mahler en salir a subasta desde 1959. Desde entonces, tampoco había salido a la venta ninguna sinfonía completa manuscrita de los grandes compositores románticos –Johannes Brahms, Piotr Ilitch Tchaikovsky o Anton Bruckner, además de Mahler.
La Sinfonía nº2 está considerada una de las mejores de su tiempo, una composición monumental que demanda una orquesta de 100 músicos, más un coro.
Mahler empezó a escribirla en 1888, cuando no había estrenado todavía su Sinfonía Nº1, y fue “la primera gran obra que vio al compositor enfrentarse a los temas universales de la vida y la muerte, tan característicos de su obra“, explicó la casa de subastas londinense.
La obra se estrenó en Berlín en 1895. Afectado por la pérdida de varios hermanos cuando era pequeño, Mahler hizo de la muerte uno de sus temas favoritos.
“La sinfonía ‘Resurrección’ tiene puntos en común con un Requiem, y reúne numerosas citas de compositores del siglo XIX, incluyendo a Beethoven“, resume el Carnegie Hall en su descripción de la pieza.
En una carta escrita en 1896, el compositor describió el desenlace de la sinfonía en estos términos: “no hay Juicio Final, no hay almas salvadas ni condenadas; ¡No hay hombre justo, no hay malhechor, no hay juez! Todo ha dejado de ser. Y comienza suavemente y simplemente allí: “Aufersteh’n, ja aufersteh’n” (el coro de la Resurrección: “Levántate de nuevo, sí levántate”)”.