Un día como hoy hace 25 años, el mundo lamentaba la pérdida de una de las más grandes voces del rock: Freddie Mercury. El líder de la banda británica Queen había fallecido producto de una bronconeumonía complicada por el SIDA.
Sólo un día antes de su muerte, el cantante había anunciado que era portador del virus del VIH a través de un comunicado de prensa.
“Como consecuencia de las grandes conjeturas aparecidas en la prensa en las dos últimas semanas, es mi deseo confirmar que me he hecho las pruebas de VIH y tengo sida. Creo que ha sido conveniente el mantener esta información en secreto para proteger la intimidad de los que me rodean. Sin embargo, ha llegado el momento de que mis amigos y mis fans de todo el mundo sepan la verdad y espero que todos se unan con mis doctores y aquellos que luchan contra esta terrible enfermedad”, señaló en la oportunidad.
Según estiman los periódicos ingleses de la época, Freddie fue diagnosticado con VIH en abril de 1987, y en ese entonces confesó su situación sólo a 3 personas: su pareja actual Jim Hutton; su ex novia y amiga incondicional Mary Austin; y su manager, Jim Beach.
Mucho más tarde habría comunicado la noticia a sus compañeros de banda, pidiéndoles extrema discreción. “No quiero que se sepa, no quiero hablar de ello, sólo quiero ponerme a trabajar hasta que ya no pueda hacerlo más”, habría sido la petición del músico a sus colegas.
Según indicó en una entrevista Brian May, guitarrista de Queen, Freddie decidió que guardaran el secreto y siguieran trabajando, así que ellos lo apoyaron. “El motivo era poder seguir funcionando. Él quería hacer música y no quería que su vida se convirtiese en un circo, como seguramente habría sucedido si lo hubiera anunciado”.
Fue así como Mercury grabó su último disco: “Innuendo” (1991), el cual, según palabras del baterista Roger Taylor, “se grabó arañando tiempo a la muerte”.
Sus grandes amores: Mary y los gatos
En vida, Freddie había manifestado que los mayores beneficiarios en su testamento serían sus gatos y su ex pareja Mary Austin. Y es que aunque Freddie tuvo numerosos romances con hombres, él reconocía que su gran amor era esta mujer.
A ella dedicó el tema Love of My Life, del álbum “A Night at the Opera” (1975) y la consideraba su mejor amiga y confidente. De hecho, cuando terminaron su relación amorosa de 6 años, siguieron siendo muy unidos.
Y por otro lado, amaba tanto a sus gatos que incluso les dedicó canciones. A Jerry, Tom, Oscar y Tiffany, les dedicó su álbum solista “Mr. Bad Guy” (1985) y a su gata preferida, llamada ‘Delilah’, le dedicó el tema del mismo nombre del disco “Innuendo”. De hecho, cuando se iba de gira les hablaba por el teléfono.
Según relata el libro “Freddie Mercury. Su vida contada por él mismo” -hecho en base a declaraciones del cantante durante numerosas entrevistas-, una vez Mercury dijo que cuando muriera, sus gatos podían quedarse con su fortuna.
“Nadie más sacará un solo penique, excepto mis gatos Oscar y Tiffany. Aparte de ellos, no voy a regalar ninguna de mis cosas cuando esté muerto. Voy a acapararlo todo. Quiero que me entierren con todas mis cosas. Y aquel que quiera algo, puede venir conmigo. ¡Habrá muchísimo espacio!”, señaló
Pero en la misma conversación y ya en tono más serio, luego reconoció que sí había una persona a la que dejaría sus cosas: “La única amiga de verdad que he tenido es Mary. Ella heredará la mayor parte de mi fortuna. ¿Qué mejor persona a quien dejarle mi herencia cuando me vaya? Naturalmente, mis padres están en mi testamento, igual que mis gatos, pero la mayor parte iría a parar a Mary”.
Su última voluntad
Pero, ¿cuál fue al final de cuentas la última voluntad del artista? ¿quiénes heredaron la fortuna de esta gran voz?
Según relata la revista especializada en música, Efe Eme, su testamento ordenaba que la mitad de sus riquezas se repartieran entre sus padres y su hermana; su entonces pareja Jim Hutton; su cocinero Joe Fanelli; y su asistente, Peter Freestone.
Pero tal como él mismo había adelantado, su ex novia y amiga incondicional Mary Austin heredó la otra mitad, avaluada en más de 8 millones de libras (8.500 millones de pesos al cambio actual). Además, le dejó los derechos de autor de sus canciones y su mansión Garden Lodge, ubicada en Kensington.
Lo de los gatos nunca se confirmó, pero esperamos que hayan sido cuidados tan bien como lo hizo Freddie.