“ Me había enseñado que la identidad era mutable, que debíamos resistirnos a las categorías, instituciones y órdenes, a la nación y su higienismo, a la colonización.” (Sofía Devenir, p 87)
El libro Las viudas odiosas de Lemebel reúne una serie de textos relacionados a Pedro Lemebel, a diez años de su muerte. Víctor Hugo Robles, “el Che de los gays”, es su editor, además de aportar diversos textos.
“El cuerpo tiene memoria propia. A veces el cuerpo te tira, la cabeza te dice que no, pero el cuerpo se te arranca desde la memoria agredida, desde una corporalidad homosexual, transexual. Sexual en el fondo.” (Victoria Aldunate Morales, p 80)
Pedro Lemebel (1952-2015)
Pedro Segundo Mardones Lemebel fue integrante, junto a Francisco Casas, de Las Yeguas del Apocalipsis. Un mítico colectivo que, a través de acciones, irrumpieron en la escena de las Artes Visuales. Y removieron un ambiente conservador, machista y homofóbico. Varias de esas acciones o performances quedaron registradas en videos, que hoy forman parte de nuestro patrimonio cultural.
Luego, Pedro Lemebel empezó a publicar crónicas en diversos medios, destacando las del suplemento cultural del desaparecido Diario La Nación, en los años 90.
Entre sus libros, destacan los de crónica La esquina es mi corazón: crónica urbana (1995), De perlas y cicatrices (1998) y Zanjón de la Aguada (2003). Y la novela Tengo miedo, torero (2001).
Sin embargo, más allá de sus obras, o más bien junto y con ellas, Pedro Lemebel fue un activista, un luchador en favor de las disidencias o de la desobediencia sexual. De las marginalidades, porque entendía que ser homosexual, por ejemplo, era mucho más difícil siendo pobre.
Pedro Lemebel se transformó en símbolo de muchas luchas y de una sola: la lucha contra las discriminaciones, contra la imposición de modelos definidos de conductas y de ser.
Amigo de Gladys Marín, Secretaria General del Partido Comunista de Chile, logró romper con el espíritu homofóbico de este partido.
“La crítica odiosa de ver en todo una incomodidad, un resentimiento que los maricas aprendemos a usar para soportar el mundo y que es igual al resentimiento de clase. En esos años veía el mundo de la diversidad desde una diferencia marcada en los gays y los maricones. Los primeros representaban a las clases acomodadas, los segundos a los pobres.” (Diego Zamora Estay, p 26)
Las viudas odiosas de Lemebel
El libro Las viudas odiosas de Lemebel reúne textos de más de treinta personas. Chilenas y extranjeras. Homosexuales, lesbianas, heterosexuales. Personas que fueron amigas de Lemebel, se encontraron en actividades específicas o se conocieron de manera puntual.
El punto común, en esta diversidad de miradas, es el reconocimiento al aporte de Pedro Lemebel, personaje fuerte, controvertido, provocador y temperamental, en sus vidas, en sus luchas.
El nombre del libro surge de una anécdota. Una frase dicha por el actor Alfredo Castro -protagonista de la película Tengo miedo torero, basada en el libro homónimo de Lemebel-, al mostrarse molesto con “las viudas de Lemebel”.
“A mí lo que me jode ahora es que está lleno de viudas y viudos de Lemebel, y que todos salen a defenderlo y a decir qué diría Pedro.” (p 9)
Cuando tantos y tantas escriben, es inevitable que los textos sean muy diversos y dispares. El valor del libro está en la diversidad, en algunas reflexiones y frases luminosas. También en sus “baches”, en textos no tan bien escritos, en las vulnerabilidades expresadas de esas formas. Incluso en frases innecesariamente provocadoras, porque quien lea este libro sabe o debiera saber a qué espacios entra.
“Me aburre esto de las primeras marchas, de las primeras ¿en qué? ¿Las últimas serán las primeras? ¿Las primeras últimas? ¿Quién es la síntesis de quién y quién no ha aprendido hasta de quienes dicen declarar como sus enemigas? ¿Quién no se ha hundido en su espejeo? ¿En su propio reflejo en los demás” (Sofía Devenir, p 85)
“La ciudad sin ti quedó solitaria”, Mina
Aportes y exigencias
Las viudas odiosas de Lemebel pide saber a qué se exponen quienes lo lean. Que sepan a los espacios e historias a los que están entrando. Con sus particularidades, lenguajes y códigos. Porque algunos textos parecen escritos para esos grupos y no para un público más amplio, lo que es un aporte. En ese sentido, es muy probable que quienes no los conocen, entendamos menos. Que haya códigos y lenguajes que no entendamos del todo.
Sin embargo, el libro es un libro para todo público (supongo que +14, o +16, para otros).
El libro Las viudas odiosas de Lemebel aporta, desde personas cercanas al creador, diversidad de miradas que valoran diferentes aspectos de él. Esta diversidad entrega complejidad tanto sobre Lemebel como sobre los temas abordados y las relaciones humanas.
Cuando Pedro Lemebel se ha consolidado como un símbolo para diversos grupos y luchas, se hacen necesarios libros que aporten a darle “carne” y humanidad, más allá del eslogan.
Es necesario aclarar que el libro no pretende abarcar ni, menos, ser una mirada terminada sobre Pedro Lemebel. Es, más bien, un aporte a conversaciones y discusiones más amplias y largas. Porque Pedro Lemebel es inasible…
“¿A dónde se habían ido las alitas rotas? ¿Dónde están esas calles, esos barrios donde Pedro Lemebel pregunta la hora lleno de humanidad y empatía, como hizo conmigo, aliviando los dolores de nuestros cuerpos, haciéndonos sentir acogidos con un barrio y una ciudad -sin ti- donde podemos habitar y sobre todo volar?” (Claudio Javier Barrientos Barría, p 48)

Las viudas odiosas de Lemebel
Víctor Hugo Robles, editor
Siempreviva Ediciones
Santiago de Chile, enero de 2023