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El asesinato de Pablo Neruda

21 septiembre 2024 | 08:46

El libro de investigación de Francisco Marín Castro es producto de trece años de seguimiento del caso. Un proceso que comenzó con la reveladora entrevista que hizo el autor al chofer de Pablo Neruda, donde éste aseguraba que el Premio Nobel de Literatura había sido asesinado en 1973.

El 8 de mayo de 2011, en la edición 1801 del semanario Proceso (México), Francisco Marín Castro publicó una entrevista a Manuel Araya Osorio. En ella, el chofer de Neruda detalla los días previos a su muerte.

Esa entrevista puso en duda la versión oficial sobre la muerte de Neruda. Este libro recoge lo que ha pasado desde ese momento, para dilucidar qué pasó entre el 11 y el 23 de septiembre de 1973 y, en específico, cuál o cuáles fueron lasw causas de la muerte del poeta.

Pablo Neruda

Pablo Neruda era, en 1973, una figura de renombre mundial. Premio Nacional de Literatura en 1945, había obtenido el Premio Nobel de Literatura en 1971. Además, había sido senador, precandidato presidencial y embajador de Chile en Francia. Era militante comunista y un destacado intelectual.

Neftalí Reyes (Parral, 1904 – Santiago 1973) había regresado al país desde Paris para apoyar la campaña electoral de principios de año. Elecciones que tuvieron buenos e inesperados resultados para la Unidad Popular y, en especial, para el Partido Comunista. Pero, Neruda también añoraba su patria y tenía problemas de salud.

Sin embargo, cuando se produjo el Golpe de Estado, el vate estaba terminando sus memorias y un buen puñado de nuevos libros de poesía. Estaba terminando su anhelado proyecto Cantalao, del cual incluso había definido la propuesta arquitectónica. Este proyecto era un espacio, a unos dos kilómetros de su casa en Isla Negra, para acoger a creadores de diversos ámbitos.

A pesar de sus problemas de salud, Neruda estaba muy activo.

El Golpe de Estado

El 11 de septiembre, Pablo Neruda estaba en Isla Negra, sin teléfono (se lo cortaron los golpistas), prácticamente incomunicado. Con su casa permanentemente vigilada. Dada la situación, aceptó el ofrecimiento hecho por el presidente de México para irse al país azteca.

Ante las noticias de lo que estaba pasando, con la fuerte represión, con cadáveres apareciendo por diversas partes, decidieron esperar el momento de la partida en la Clínica Santa María, catalogada como la mejor de la época. Pensaron que era el mejor lugar para cuidarlo, tanto de su salud como de la represión.

Traslado desde Isla Negra

Hay varias versiones sobre cómo fue el traslado de Neruda desde Isla Negra, ese 19 de septiembre. Manuel Araya (falleció el 21 de junio de 2023, a los 77 años) hace una detallada descripción. Señala que le fue negado el salvoconducto -que debía entregarse en Tejas Verdes, al mando de Manuel “Mamo” Contreras-, pero viajaron sin él. Que lo hicieron Pablo Neruda y Matilde Urrutia en una ambulancia (contratada por Araya en Santiago) y él en el auto del poeta, que hubo 13 controles en la carretera -algunos breves, otros muy largos; unos amables y otros violentos, denigrantes- y que demoraron unas 6 horas en llegar.

Clínica Santa María

Llegaron a la Clínica Santa María poco antes del toque de queda. Allí fue alojado en el “departamento 406″ (pieza con estar separado), que había logrado reservar el médico tratante de Neruda.

Durante todos esos días, siempre estuvo allí. Nunca fue trasladado donde los pacientes graves o que requerían cuidados especiales.

Hoy sabemos que la Clínica Santa María trató a integrantes del Frente Nacionalista Patria y Libertad durante el gobierno de la Unidad Popular, que tenía contacto con militares y que ahí falleció, en extrañas circunstancias, el expresidente Eduardo Frei Montalba (1911-1982).

Muerte de Neruda

Las contradicciones sobre la muerte de Neruda son múltiples. Desde muerte por cáncer -y aquí el autor hace una aclaración central: una cosa es tener cáncer y otra es morir a causa de un cáncer-, un infarto cardíaco, negligencia médica y por la intervención de terceros, pudiendo ser un error médico o un asesinato.

Por supuesto, cuando se vive en una dictadura, la verdad se hace mucho más difícil de develar. Porque los marcos de convivencia, los valores, cambian. También las estructuras de poder y la forma de ejercerlo. Entran, además, a jugar la arbitrariedad, la violencia extrema y el miedo, que se inocula y se manifiesta de muy diversas maneras.

Lo cierto es que el libro El asesinato de Pablo Neruda. Motivo, oportunidad, encubrimiento y arma homicida de Francisco Marín Castro, entrega muchos antecedentes. Los que van dejando dudas, cabos sueltos, al punto de parecer desconcertante el actuar de muchos de los protagonistas de esta historia.

La justicia, motor y traba

A partir del artículo de 2011, se inicia un proceso judicial para determinar las causas de la muerte de Pablo Neruda. Proceso que… todavía no termina.

Largas investigaciones, muchos antecedentes recopilados, no pocos errores y negligencias -partiendo por el Instituto Médico Legal-, informes de diversos peritos nacionales y extranjeros. Contradicciones -como no tener certeza que Neruda tuviera cáncer o, al menos, que todo indicara que las expectativas fueran que viviera entre tres a seis años más-, versiones diversas sobre el traslado desde Isla Negra, o de su estado en los días que estuvo en la Clínica Santa María.

En toda esta confusión, destaca la actitud pasiva -por decir lo menos- de la Fundación Pablo Neruda y el extraño proceder de la jueza Paola Plaza, a cargo del caso desde que lo dejara Mario Carroza.

Uno de los aspectos inexplicables es que los informes elaborados por la Universidad de Copenhague, por la Universidad de Mac Master (ambas reconocidas a nivel mundial en estos temas), como de expertos que los comentaron, sigan siendo parte del secreto del sumario. Desde el 15 de febrero de 2023, es decir, desde hace más de 19 meses. Sin embargo, se hizo público un resumen ejecutivo firmado por el experto en matemáticas Charles Brenner, que no firma ningún otro integrante del panel de expertos. Y que, de paso, no hizo el trabajo que se le había contratado, que era hacer las estadísticas de probabilidades de las distintas posibles causas de muerte.

El asesinato de Pablo Neruda

El libro “El asesinato de Pablo Neruda. Motivo, oportunidad, encubrimiento y arma homicida de Francisco Marín Castro, aporta, de nuevo, muchos antecedentes. Lo más valioso, posiblemente, sean los testimonios de Manuel Araya, junto a una gran cantidad de material afín. Por ejemplo, la nota publicada por El Mercurio donde menciona que empeoró la salud de Neruda luego de recibir una inyección.

Esta gran cantidad de antecedentes, sin embargo, abren más preguntas, instalan más dudas. Y eso sucede porque el libro tiene una edición poco cuidada. En varios pasajes, el autor se deja llevar por la pasión y pierde el foco: establecer hechos, buscar la verdad, lo objetivo. Y dejar planteadas las dudas y, en lo posible, las probabilidades que tienen las distintas alternativas.

El autor tampoco indaga en las poco claras versiones y posturas de algunos actores relevantes, más allá de sus propias opiniones. Desde Matilde Urrutia a la Fundación Neruda, la jueza Paola Plaza y una larga lista.

Con todo, el libro de Francisco Marín invita a mantener el interés en un caso importante para nuestra historia, para entender cómo fueron esos primeros días después del golpe de Estado y los tiempos que vinieron, el miedo que generaron y cómo muchos, por conveniencia o temor, lograron adaptarse o -simplemente- sobrevivir.

Portada de El asesinato de Pablo Neruda

El asesinato de Pablo Neruda

Motivo, oportunidad, encubrimiento y arma homicida
Francisco Marín Castro
Ceibo Ediciones

Santiago, agosto de 2024