Rafael Gumucio es, a mi juicio, una de las plumas más lúcidas cuando escribe sobre contingencia. Incluso cuando no se está de acuerdo con él. Es directo.

Lo que he leído de ficción de él, es más indirecto, con aires de melancolía, desengaño, abandono. Es un divagar, una búsqueda insistente de algo que no se ha podido definir con precisión, como buscar una joroba que existe, está, pero nadie logra ver.

“Yo siempre pienso eso cuando me muestran algo, una película, una novela, una escultura, cualquier cosa: ¿dónde está la joroba? Lo mismo me pasa cuando escribo aquí. Por eso me metí en un taller de autobiografía y no de cuentos o novelas, porque eso es lo que me obsesiona, dónde está la joroba.” (p 213)

Los parientes pobres

La novela gira en torno a un artista ya anciano. El problema es que, estando en un “hogar” para ancianos, se ha enamorado de su hermana. Se toman de la mano, se besan y se acuestan, juntos, sin pudor. Un potencial escándalo que moviliza a sus hijos, fruto de dos matrimonios.

¿Qué hacer cuando dos hermanos ancianos se aman? No basta con caratular la situación como demencia senil. Se debe actuar para evitar escándalos, ser el centro de comidillos, que se devele lo que hay detrás de las apariencias en esta familia. Surgen alternativas, y con ellas las dificultades que tienen varios, además de aflorar afectos, antiguas disputas y la desafección de algunos.

“Estaba todo Chile en el entierro, tenían que expulsar a los parientes pobres, portadores del pecado, hijos del tipo que se acostaba con su mamá.” (p 145)

Roles y dinámicas familiares

El padre, un artista talentoso que pudo ser famoso, pero solo rozó su consagración (hay tantos ejemplos en la vida real), es el centro, o más bien la excusa, de la novela. Pero, y en especial, también lo es el vacío, porque el anciano no habla, no se expresa. Siempre son los hijos y una nieta los que hablan o escriben sobre él, lo que hizo o no hizo, lo que fue o pudo ser. Lo que deben y pueden hacer con esta padre devenido en un gran problema.

“Por lo demás, la masa en el arte no existe, trabajas para los coleccionistas que te coleccionan a ti y no a tu obra. Eres una mariposa en un insectario a la que atraviesan con una aguja cuando no te quedan fuerzas con que resistir.” (p 157)

La historia permite sacar a flote las historias familiares, con sus complicidades y rivalidades, amores y rencores. Una forma de hacer aflorar las dinámicas entre hermanos y cómo ellas se mantienen en el tiempo, se reproducen, se renuevan y, a veces, cambian con el tiempo.

La presencia ausente del padre implica un contexto donde deben tomarse decisiones, asumir nuevos roles o mantener dinámicas anteriores.

“En la casa de los Barría por lo menos nadie quería ser genio ni se quejaba de que el resto del mundo no comprendiera su genialidad. Nadie quería ser más que lo que era y eso era un alivio.” (P 46)

Una dinámica polifonía

En los parientes pobres, Rafael Gumucio incluye diversas voces y formas de escritura. Hay un par de capítulos escritos como intensos intercambios de mensajes, tipo whatsapp, por parte del grupo de hermanos, tratando de resolver el impasse generado por el padre. Otros dos capítulos, tienen un relato en primera persona, en voz -o escritura- de Emilia, nieta del artista. Un capítulo está escrito como trabajos de un taller literario de autobiografía y un sexto en tercera persona.

Esta diversidad de voces, de perspectivas como de formatos, dan dinamismo a la novela. Son formas distintas de comunicarse, de escribir, pero también de pensar. Así, el relato se hace más rico, inasible, dando nuevas perspectivas, pero también dejando vacíos, descripciones e ideas inconclusas. Mucho más cuando (en especial en el caso de los mensajes) las conversaciones entre los protagonistas dan por supuesto muchas cosas. Gran parte de las cosas, eventos y disputas que son parte de la historia familiar.

Espejos y reflejos

Los parientes pobres es una novela dinámica, entretenida. Para algunos puede implicar el esfuerzo de adaptarse a los distintos tipos de escritura y de hablante. Para otros, quizás, la falta de paciencia con algunos de los protagonistas, obsesivos, egocéntricos, manipuladores o muy repetitivos (lo que debe pasar en casi todas las familias, al menos las más extensas). Eso se compensa con un lenguaje en general simple, cotidiano.

Tal vez lo que más exige Los parientes pobres es predisposición a empatizar con los personajes, a tratar de entenderlos en su diversidad y complejidades, para entender así la dinámica descrita. Además, para entender al autor como para hacer resonar el texto en nuestras propias historias y dinámicas familiares. En este sentido, es desafiante y provocador. Y puede ser iluminador (de zonas ocultas, oscuras de cada familia).

Penguin Random House Grupo Editorial

Los parientes pobres

Rafael Gumucio
Penguin Random House Grupo Editorial

Mayo de 2024, Santiago de Chile