Hoy debuta en librerías de todo el mundo “Anéantir” (Editorial Flammarion), la octava novela del afamado y polémico Michel Houellebecq, un nuevo relato de anticipación ambientado principalmente en 2027, al término del segundo mandato de Emmanuel Macron, quien es descrito como “un magnífico animal político” que bajo la despiadada pluma del francés no es necesariamente un halago.
Los personajes centrales son el ministro de Economía, basado en el actual responsable de la cartera y amigo del autor en la vida real, Bruno Le Maire, y sobre todo el ficticio Paul Raison, su asesor especial.
A través de los ojos de este tecnócrata que pisa la cincuentena, desfila una Francia crepuscular en plena campaña electoral para suceder a Macron.
Para Houellebecq es la ocasión de esbozar un nuevo fresco político de una Francia fracturada entre sus élites parisinas y los dejados de lado de las periferias y el campo, entre ganadores y perdedores de la globalización.
El lector encontrará los temas recurrentes de su narrativa: el vacío espiritual de Occidente entregado a la alienación consumista, las sectas, la miseria sexual, la decrepitud y la mercantilización de los cuerpos. También reconocerá el estilo, una mirada de entomólogo de quien contempla a la humanidad como quien observa un documental sobre animales. Este último, es el pasatiempo del protagonista del libro.
Houellebecq con buenos sentimientos
A través del humor frío que lo caracteriza, el autor disecciona el cinismo del mundo político y mediático que han fabricado el país en los últimos 40 años.
La salida del escenario de Marine Le Pen, la aparición del polemista y actual candidato presidencial Eric Zemmour son algunos apuntes que pueden leerse como la campaña electoral actual mientras ocurre.
Sin embargo, el tono es menos provocador -otros dirán alarmista- que en sus novelas anteriores. Aunque Houellebecq esboza otro fresco desesperado de la sociedad de hoy, la empatía y el amor aparecen como un salvavidas que alejan al autor de un nihilismo que le han valido tantos seguidores como detractores.
Aunque aseguró que no hablaría con la prensa para la difusión de Anéantir, el escritor concedió la semana pasada una entrevista a Le Monde. Allí asumió este giro y contradijo la máxima al afirmar que “con buenos sentimientos es con lo que se hace buena literatura”.
“¡No tienes que celebrar el mal para ser un buen escritor! En mis libros, como en los cuentos de Andersen, inmediatamente entiendes quiénes son los malos y quiénes son los buenos. Hay muy pocos villanos en ‘Anéantir’ y eso me hace feliz. ¡El éxito supremo sería que no hubiera ninguno!”, recalcó.