La novela corta de Carolina Soto Riveros (Santiago, 1978) lleva al lector por un camino complejo. A una especie de caída libre donde las decisiones pareciera que las toman otros -o la vida- y llevan de manera inevitable a una vida opaca, mediocre, sin sueños.
Días festivos tiene de protagonista a Carolina, una treintañera en crisis matrimonial, familiar. No sabe para dónde va su relación de pareja, cuál es el sentido de la vida.
“Es posible que me haya casado y haya tenido hijos porque se presentó la posibilidad de ser normal y yo no pude desperdiciarla. Pero mi normalidad es anormal.” (pp 41)
Carolina Soto Riveros crea un personaje que puede generar, en distintos momentos, antipatía, rechazo, empatía, cariño, hastío, resignación, solidaridad, incomodidad.
Se trata de una protagonista no protagonista, porque la vida “le pasa por el lado”, o la lleva donde quiere. Carolina busca insertarse en la sociedad, ser normal, llevar una vida “normal”, ser feliz como toda persona, con una familia feliz.
“Me metí en todo esto para ser normal y no logré mi propósito. ¿Debería arrepentirme?” (pp 41)
Carolina Soto, así, pone en cuestión una sociedad llena de estereotipos que condicionan, oprimen, estresan. Una sociedad exitista, donde se deben cumplir una serie de modelos y tener logros. Donde se da la contradicción de imponer que no se sea del “montón”, ser emprendedor, y, al mismo tiempo, cumplir con una serie de estereotipos.
“Apareció mi revelación de Año Nuevo: la ausencia de expectativas sobre logros personales me permite vivir una mediocridad apacible que pienso me he ganado.” (pp 35)
Días festivos no es un viaje agradable, festivo, lleno de aventuras. Es un viaje a un mundo gris, apagado, lleno de presiones externas. A un mundo silencioso que está ahí… y a veces explota (no es el caso).
Días festivos
Carolina Soto Riveros
Overol E.I.R.L.
Santiago de Chile, abril 2021.