Su nombre es uno de los que suena fuerte entre los postulantes al Premio Nacional de Literatura, que este año “corresponde” a un poeta.
A Bertoni lo conocí (más allá de sus haber leído y visto algo) hace casi 20 años trabajando en el afiche y catálogo de la exposición “Desnudos en el Museo” que realizó en el Museo Nacional de Bellas Artes. Después trabajé en un libro que hizo de fotografías.
Claudio Bertoni es artista visual, poeta, fotógrafo (y uno de los mejores o el mejor fotógrafo de desnudos de nuestro país). Pero todas y cada una de esas etiquetas se quedan cortas, porque Bertoni –ante todo- es un ser curioso y despierto que trata de vivir la vida plenamente. Claudio busca la vida, y esas experiencias sensoriales, emocionales, las expresa a través de distintos lenguajes y soportes.
La fortaleza de Bertoni está en la consecuencia y la particularidad de su vida. No es perfecto, ni un creador “maldito”, no es una especie de “buen salvaje” urbano, todo lo contrario: es profundamente humano, con sus contradicciones, sus luces y sombras. No pretende ser un ejemplo, ser el adalid de una cultura, de una disciplina, de una “métrica”.
Claudio Bertoni –mientras trabajábamos en ese catálogo y en ese libro- rememoraba las vivencias que había tratado de capturar en cada fotografía, porque lo importante para él estaba en eso, no en si estaban bien compuestas, si la luz era perfecta… Mientras muchos de nosotros buscamos lo específico de cada disciplina, sus reglas, la rigurosidad, Bertoni quiere captar y transmitir vida.
El catálogo, la exposición y el libro quedaron con fotografías que, a mi parecer, no eran buenas, que desentonan con el conjunto. Y es posible que muchos me encuentren razón. Pero sólo después de un buen tiempo de mirar y volver a mirar el catálogo (nunca me quedé con un ejemplar del libro), debo admitir que Claudio Bertoni tenía razón (aunque no sea la palabra adecuada para expresar lo que quiero en verdad decir): su selección, o a la que finalmente llegamos, no es la mejor muestra de sus fotografías (en términos técnicos, de coherencia estética), pero es una selección contundente de vida, de las vivencias que quiso capturar y transmitir. Exudan pasión, amor, sexo, transpiración, goce, cotidianidad… Muy lejos de esos desnudos esteticistas o pornográficos.
Bertoni es un artista visual, poeta, fotógrafo y muchísimo más. Ha hecho de su vida algo inclasificable, un tránsito por diversos mundos. Y lo que ha logrado con sus desnudos lo ha hecho en todos los otros ámbitos a través de los cuales se ha expresado, porque su fuerza está en cómo él vive y transmite esas vivencias. En una honestidad profunda que no se entorpece con normas, estilos o disciplinas.
Bertoni dejó olvidadas unas diapositivas en mi oficina. Unos años después nos encontramos en la calle. Le dije que tenía guardadas sus fotos, que las pasara a buscar. Por supuesto, nunca fue (todavía las tengo, son 20 diapositivas más un retrato pequeño de él en papel en blanco y negro), porque en él están esas vivencias.
No sé si Claudio Bertoni merece o es el que tiene más méritos para obtener el Premio Nacional de Literatura que se entrega este año, pero es -a mí entender- el creador más completo de todos los y las postulantes.